Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 12 de abril de 2020

El otro lado de la realidad.



LAZARETOS.

Cuando era niño daba grandes paseos domingueros con mis queridos padres en Huelva, y a veces llegábamos hasta el lazareto que estaba más allá de la cárcel. Y que era otra clase de cárcel para encerrar y con ello aislar a los grandes infecciosos como los leprosos.

Ya en esa época aquel edificio estaba abandonado y vacío. Pero a mí me sobrecogía, como me sobrecogía la cárcel y el cementerio.

Me sobrecogían y también me fascinaban.

Luego he caído en la cuenta de que esa fascinación era de orden estético. De la estética del surrealismo.

Creo que el surrealismo es la puerta de entrada al arte moderno.

Entendiéndose por arte moderno, ese arte, que no es el realista, tan aparentemente absurdo para los profanos. Porque la magia de la estética realista consiste en la fiel reproducción de la realidad. Y, claro, desde ese punto de vista lo expresionista, lo abstracto y tanta otras locuras resultan incomprensibles.

¿Cómo entrar ahí?

Pues por el surrealismo, que está compuesto de imágenes realistas pero de tal modo dispuestas que nos alejan de la realidad...

Pero ¡cuidadito, cuidadito!

Que a veces la realidad ¡es muy surrealista!

Cuando estudiaba me decían que el surrealismo no es anti-realismo ni contra-realismo. Sino super-realismo y también supra-realismo.

Lo que no me decían es que el surrealismo puede llegar a ser, dadas las circunstancias ¡el pan nuestro de cada día!

Que es exactamente lo que está ocurriendo en estos tiempos, con esta epidemia que a una velocidad apocalíptica se ha extendido por todo el mundo sembrando la enfermedad y la muerte, aterrando a todo el mundo, alienando y desertizando todo.

¿Quién me iba a decir a mí, cuando paseaba con mis queridos padres, que esa imagen triste y misteriosa de aquella caja de ladrillos, porque eso era lo que parecía, una gran caja de zapatos hecha no de cartón sino de ladrillos, se multiplicaría hasta el infinito alguna vez y que yo no solo lo vería, sino que además me atraparía?

Porque, queridos amigos, todas nuestras casas, todas nuestras viviendas son, desde hace un mes y no sabemos hasta cuando, auténticos y verdaderos lazaretos. En donde estamos encerrados nosotros en calidad de apestados, para que no contagiemos a nadie más. Pagando, además, justos por pecadores, sanos por enfermos o por portadores de la enfermedad.

Con esto no estoy criticando ni denunciando a ninguna autoridad ¡Dios me libre!

Lo que estoy resaltando es que visto lo visto y padeciendo lo padecido y lo  por padecer, Adré Breton, Magritte, Dalí y compañía no eran más que unos meros aficionados...






No hay comentarios: