Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 28 de mayo de 2017

La reiterativa realidad.

TAN SOLO SE VIVE UN DÍA.

Dicen que las moscas del vinagre tan solo viven un día.

Si se pone uno en su lugar ¡le da el telele! ¡Un solo día! Qué horror!¡Qué espanto!


Pero si se piensa bien, uno vive un día, pero muchas veces. Aunque un solo día cada vez.

Pero claro, son tantas veces que se pierde la cuenta. Y se agrupan en conjuntos de 365, a los que llamamos años. Y uno de cada cuatro tiene un día más. Los días son como cuentas de un collar y los años como collares. Y como no son tantos los collares que se pueden formar, es más fácil llevar la cuenta.

¡Pero eso no es así! Porque nadie puede llevar cuenta de su vida anual ¿Qué hice, o qué pude hacer, hace 25 años? ¡Y yo qué sé! Pero sé qué hice, o qué pude hacer, a las 11 de la mañana de cualquiera de los días vividos. Mirar el reloj, como veremos.

¿Qué hago yo, por ejemplo, cada uno de los días vividos y, probablemente, de los que viviré?

Levantarme a la 8 de la mañana. Porque si, por ejemplo, me despierto a la 7 me quedaré achantado en la cama hasta las 8. Ir al baño, hacer mi verónica diaria, que consiste en abrir el grifo del agua caliente, mojarme los ojos y pegar sobre ellos un trozo doblado de papel higiénico, que desprenderé súbitamente con lo que me libraré de las legañas formadas durante la noche. Que es una práctica higiénica de mi invención que me parece muy recomendable.Luego iré a desayunar y después volveré al cuarto de baño a completar mi higiene diaria y afeitarme. Con lo que me siento a punto de acometer mis faenas cotidianas. Que antes estaban pautadas por mi viva laboral y hoy por mi vida post-laboral, como pintor libérrimo, y la interminables tareas en el jardín y otras labores de mantenimiento. A las 11, más o menos, miro el reloj ¡No sé para qué, porque siempre son las 11! Sigo lo que trajera entre manos y a las 12 y pico hago mi segunda ingesta, que es como la repetición del desayuno. Sigo con lo mío y en torno a la 3 almuerzo, veo el telepeñazo y saber y ganar y vuelta al tajo o lo que sea. A la 7 la 4ª ingesta. Sigo con lo que trajera entre manos y. a las 10 y pico cenamos, tele, recogida de la cacharrería y a las 12 a la piltra.

Esa es mi vida: "nazco" a las 8 de la mañana, "muero" a media noche, y mañana, si procede, "renazco".

Es mi vida ¡y la de todo el mundo! Si no es como la de la mosca del vinagre ¡que venga dios y lo vea!

Llevo vividas más de 28.000 vidas diarias. Y aun me quedarán muchas, espero. No tantas ¡pero qué más da! Y cuando no me queden no estaré para lamentarlo...

Me diréis: ¡Que fantasía la tuya!

Pues no, fantasía la de los que cuentan años. Pensando que tienen los que ya no tienen, porque han pasado, y angustiados al pensar que le quedan menos. O sea, pocos.

Panta Rhei ¡no hay más!


domingo, 14 de mayo de 2017

Entretelas.


TOMASSO IL GAMBERRO.

Hace unos 55 años le pinté a mi amigo J L 10 un retrato, que volví a ver hace, más o menos, una década.

Tendríamos, el modelo y el pintor, poco más de 20 años. Era verano y el cuadro fue discurriendo en casa de mi amigo, creo que en un chalet de protección oficial en el barrio del Matadero de Huelva.

Mientras mi amigo posaba y yo pintaba tomábamos berdigones abiertos al vapor y vino del Condado (los berdigones son los berberechos) y además de pintar, posar, comer y beber, charlábamos, de lo divino y de lo humano.

Lucía el modelo una amplia frente, quizás demasiado extensa para su edad y vestía una camisa blanca.

Me dijo: ¿Por qué no me pones una Cruz de Malta?

¿Por qué no? Esencial en la pintura es "pintar como querer", de modo que le pinté sobre la blanca camisa una roja Cruz de Malta, que es como la de las farmacias.

Como digo hablábamos de todo. Y un tema de nuestra conversación fue ese asunto misterioso de los rayos X aplicados a la pintura, que permiten ver lo que está pintado y oculto por repintados posteriores. De modo que se me ocurrió escribir una inscripción, que luego tapé con pintura, como un guiño a la posteridad.

Lo que escribí y luego oculté fue lo siguiente:

"Maricón el que lo lea"

A pesar de que mi amigo es un prestigioso científico no tenía rayos X en casa cuando vi el cuadro más recientemente, como dije, por lo que no pude comprobar si persistía el mensaje oculto, pero el retrato estaba como lo recordaba con su Cruz de Malta.


Cuando pinté la inscripción me dijo mi amigo: "Si llegan a mirar con rayos X el cuadro dentro de algunos siglos pasarás a la posteridad como "Tomasso il gamberro"