Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

martes, 28 de mayo de 2013

Estrechez de miras.


LAS MALAS YERBAS.

Tengo un libro, extraviado, que es un tratado de "malas yerbas".

El autor de ese libro advierte en la introducción que ese no es un criterio botánico aceptable, ya que el ser malo no es una cualidad intrínseca de las yerbas (ni de nada, pienso) sino una apreciación subjetiva, debido a tales yerbas entran en conflicto con los intereses de la gente, porque invaden un terreno que se considera propio y destinado a otro fin.

Las llamadas malas yerbas son plantas por lo general silvestres, propias de lugar, por lo que están muy bien aclimatadas, y por ello son difíciles de desarraigar, o sin ser silvestres encuentran un ambiente muy propicio, tal es el caso de los hinojos, de las rúculas y de las acelgas que parecen encontrarse muy a gusto en nuestro huerto porque se diseminan, se extienden y lo invaden todo como auténticas malas yerbas.

En España, y supongo que en toda Europa, se distingue muy claramente entre plantas silvestres y plantas cultivadas, pero no en todo el mundo es así. Cuando llegué a Puerto Rico le pregunté a un amigo que si tal planta es silvestre o cultivada y me dijo que allí esa distinción es muy dudosa. Y pude comprobar que efectivamente muchas plantas ornamentales que había visto en España venderse en las floristerías allí son silvestres.

El cultivo consiste en muchos casos en sembrar o plantar vegetales silvestres de modo organizado en un huerto o en un campo labrado. Otras veces se manipulas genéticamente para "mejorarlas" mediante cruces, injertos o multiplicaciones para los que el mundo vegetal ofrece una potencialidad enorme. Más recientemente se logran modificaciones de composición genética  del núcleo de las células de las plantas ¡nada menos! O se producen simbiontes que transmiten esas características hereditariamente. Son los transgénicos, que ponen la carne de gallina, ¡porque vamos, los biólogos han abierto un laboratorio junto al de Dios! 

Las malas yerbas pueden ser bellísimas, tal es el caso de las amapolas, que se arrasan de los trigales porque les disputan los nutrientes al trigo, del que sacamos nuestro pan de cada día. Pero esa belleza no nos ablanda el corazón. Cerramos los ojos selectivamente, o miramos para otro lado ¡en el mejor de los casos! cuando no disfrutamos complacidos de nuestra crueldad.

Hoy por hoy los botánicos, los auténticos botánicos, son más mirados y describen la flora sin prejuicios. Pongo como ejemplo esa monumental colección de libros editados por el Consejo, "La flora ibérica". También es magnífica "La fauna ibérica". Todas las plantas, como todos los animales, son un prodigio de funcionalidad y de belleza. Todos tienen mecanismos increíbles. Misterios insondables que se desvelan poco a poco y resultan admirables.

Pero la gente pasa ¡malas yerbas! Y ese desprecio petulante impera para la botánica, la zoología y la antropología. Los moros, los judíos, los paganos, los ateos etc. son para los cristianos malas yerbas. Los cristianos,  los judíos, los ateos etc. son para los musulmanes malas yerbas. Los musulmanes, los cristianos, los ateos etc. son para los judíos malas yerbas. Y los cristianos, los musulmanes, los judíos y los creyentes en general son para los ateos malas yerbas.

¿O no?

domingo, 19 de mayo de 2013

Se es estando.



 CIUDADANO DEL MUNDO VISITADO.

Dice el maestro Heidegger que SER es ESTAR EN.

A este maestro se le ponen muchos peros, y a pesar de lo poco que lo conozco  tengo la sospecha de que es un maestro certero. Aunque lo encuentre oscuro y peñazo.

La gente atribuye su propio ser, su modo de ser, a ser de un sitio. Y más aún, a no ser de otro sitio.

Por ejemplo: Los catalanes muy catalanes, catalanísimos, cifran su ser, su modo de ser, en ser de Cataluña y en no ser de España.

Si uno es, por ejemplo, catalán se considera que es de un solo sitio en concreto, principalmente del sitio donde nació, por ejemplo Barcelona, pero toda Cataluña le es propia. Y todos los lugares que la forman, aunque no los conozca o ni siquiera sepa que existen.

Cada uno es de un sitio más bien pequeño. Puede que sea de una gran ciudad pero vive en un barrio más bien reducido. Y si oficialmente su sitio está inserto en otro mucho mayor, pues dice, y se cree incluso, que es de todo ese sitio. 
 
Pero el ser de un sitio no solo depende de que se sea de ese sitio ¡también  de que no se sea de otros sitios!  Por ejemplo a los catalanes independentistas les molesta ser españoles. Y dicen que no lo son y hacen lo posible y lo imposible para dejar de serlo.

A mí eso no me pasa. Soy onubense porque nací y me crié en Huelva. Y andaluz porque Huelva está en Andalucía. A pesar de que hay miles de sitios de Andalucía que ni siquiera conozco. Y español, porque Andalucía está en España, de toda España a pesar de que hay miles de sitios en España que no es que no conozca ¡es que ni siquiera sé que existen! Y madrileño porque hace más de 50 años que vivo en Madrid. También soy ponceño y por ende puertorriqueño, porque viví tres años en Ponce, Puerto Rico. Y y catalán y barcelonés porque viví un año en Barcelona. Y, en general, cuando estoy en cualquier sitio, aunque sea por unos días, me siento de allí.

Y últimamente también soy gerundense, puesto que he estado en Gerona, o Girona, con motivo de la semana de las flores. Esto lo puedo documentar con las siguientes imágenes, porque en esa ciudad hay una leona de piedra encaramada en una columna que tiene la virtud de volver gerundense a quienes le besen el culo.


Es que el ser de un sitio es un acto de natural involuntario, que lo hayan parido a uno en tal sitio ¡pero no siempre esa condición es suficiente! También se puede llegar a ser de un sitio voluntariamente. En tal caso lo tienen que admitir a uno. Generalmente tras un acto iniciático humillante.



viernes, 3 de mayo de 2013

Por sus hechos los conoceréis.





GULLIVER.

Dicen los entendidos que el libro "Las aventuras de Gulliver" no es propiamente lo que se entiende como "un libro para niños", sino "para mayores". Claro que esos son géneros literarios a los que no les veo razón de ser. 

Dicen que es una galería de retratos de las sociedades humanas. Y que describiendo sociedades imaginarias descubre los resortes de sociedades reales. A pesar de que no se trate de un retrato realista, sino más bien surrealista.

Como es sabido en ese libro se habla de una isla en la que no viven más que enanos, y de otra habitada tan solo por gigantes. Mientras que en nuestro mundo conviven enanos y gigantes, que interactúan. Pero no se nota a simple vista porque unos y otros tienen, más o menos, el mismo tamaño. No obstante unos son gigantes poderosos y otros enanos sin poder o francamente desvalidos, como resulta tan evidente en estos tiempos.

Al no notarse a simple vista, sino por signos indirectos externos, muchos enanos se dedican a imitar ridículamente a los gigantes y a hacerse pasar por ellos. Otro rasgo de esa dudosa identidad es el rollo del "igualitarismo", que es una asíntota en toda regla, un espejismo que no conduce más que a la alienación de los enanos ¡No son iguales los enano y los gigantes, y estos lo saben! Y saben sacar provecho de ese equívoco.

Lo malo es que los enanos tienden a desclasarse para convertirse en gigantes. Y ahí está el truco, porque cuando un enano crece no se convierte en un enano poderoso que hace frente a los gigantes en favor de sí mismo, como enano, o de los otros enanos. No. Se convierte en un gigante que obra en favor de los intereses de los gigantes, y en contra de los de los enanos.

En nuestra sociedad mandan los gigantes y obedecen los enanos, porque los primeros son los que manejan los resortes del poder. Las empresas producen para ellos por lo que tienen ingresos gigantescos. Mientras que los enanos ingresan incomparablemente menos. O no tienen ingresos y en tal caso malviven de limosnas, que los gigantes tratan de recortar o de suprimir para "optimizar" la economía.

Los gigantes pueden percibir salarios o pensiones 300 veces mayores, o más, o mucho más, que un buen sueldo o una buena pensión de enanos. Pero muchos de ellos son insaciables y corruptos y continuamente se destapan casos de cobros indebidos y esa turbidez alcanza las más altas esferas.

Pero lo  peor de todo es que los poderosos parece que se han olvidado de que la nuestra es una sociedad mancomunada de gigantes y de enanos y que a pesar de la desigualdad inherente a esa situación no se puede basar la prosperidad de unos en la ruina de los otros.

Si no es por las buenas tendrá que ser por las malas como se les saque de su error.