EL AUTÉNTICO ARTE.
El arte que se puede ver en los
museos, en las galerías (que van languideciendo), en Arco y otras grandes
ferias, no es un arte auténtico. Es arte comercial. Comercial de mal comercio.
El buen comercio, me parece a mí,
es el que facilita que los bienes de uso lleguen a la gente. Y claro, el
comerciante que emplea su trabajo y su tiempo en esa labor tiene que quedar
debidamente recompensado.
Mientras que el mal comercio es
el de los malos comerciantes dedicados a pillar beneficios como sea. Vendiendo humo o lo que sea a como dé lugar.
El arte como se viene
desarrollando es la actividad destinada a producir objetos decorativos para la
venta, pero sublimaditos. Para compradores a los que les arde la pasta en la cartera y no
saben qué hacer con ella. Temerosos de perderlas en impuestos o retribuyendo trabajos adecuadamente
y prefieren congelarla como sea.
Me decía un galerista que los que
almacenan obras de arte, en almacenes porque en casa ya no les caben, creen que en
cualquier momento pueden recuperar tanta pasta "invertida" ¡Y que van
listos! porque ese dinero es irrecuperable.
Esos objetos, esas obras de arte,
son signos de distinción, de poder y exhibirlos les satisface.
Tengo una amiga con una tremenda
colección que a veces expone ¡y no puedo comprender que haga exposiciones con cuadros que no
ha pintado ella!
Y no es que ese arte no sea
auténtico en absoluto. Lo es para el que lo hace. Para los otros no. Está muy generalizado el
placer del voyeurista, que le gusta ver como disfrutan otros ¡pues vaya!
El auténtico arte es el que hace
uno mismo. Porque arte es la propiedad que se tiene para hacer lo que sea bien
hecho. Pero vivimos en una cultura en la que se cree que nadie hace nada importante
como es debido salvo unos elegidos a los que se adora pasivamente. Y se educa a
la gente en esa inhibición. Y la gente no osa, no se atreve.
Conozco casos de total perversión en los que los propios maestros inoculan el curare a sus discípulos. Es lo que ocurre en la Escuelas de Arquitectura. Casi ningún arquitecto se atreve a dibujar porque sus propios profesores de dibujo los persuadieron de su incapacidad irreductible ¡Conozco una infinidad de casos! No ocurre lo mismo, afortunadamente, con los estudiantes de bellas artes que se atreven a todo.
Conozco casos de total perversión en los que los propios maestros inoculan el curare a sus discípulos. Es lo que ocurre en la Escuelas de Arquitectura. Casi ningún arquitecto se atreve a dibujar porque sus propios profesores de dibujo los persuadieron de su incapacidad irreductible ¡Conozco una infinidad de casos! No ocurre lo mismo, afortunadamente, con los estudiantes de bellas artes que se atreven a todo.
Hace unos días he convencido a
dos amigas mías, que se han jubilado, para que se apunten a pintura y a dibujo.
Y venciendo toda clase de prejuicio lo han hecho ¡Bravo!
Y animo a todos los que lean esto a que, si no lo hacen ya, que lo hagan enseguida. Con la seguridad de que no practicarán un arte falso, sino todo lo contrario ¡harán un arte auténtico!
Y animo a todos los que lean esto a que, si no lo hacen ya, que lo hagan enseguida. Con la seguridad de que no practicarán un arte falso, sino todo lo contrario ¡harán un arte auténtico!