Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 25 de enero de 2014

¡Quien no pinta nada es porque no quiere!



EL AUTÉNTICO ARTE.

El arte que se puede ver en los museos, en las galerías (que van languideciendo), en Arco y otras grandes ferias, no es un arte auténtico. Es arte comercial. Comercial de mal comercio.

El buen comercio, me parece a mí, es el que facilita que los bienes de uso lleguen a la gente. Y claro, el comerciante que emplea su trabajo y su tiempo en esa labor tiene que quedar debidamente recompensado.

Mientras que el mal comercio es el de los malos comerciantes dedicados a pillar beneficios  como sea. Vendiendo humo o lo que sea a como dé lugar.

El arte como se viene desarrollando es la actividad destinada a producir objetos decorativos para la venta, pero sublimaditos. Para compradores a los que les arde la pasta en la cartera y no saben qué hacer con ella. Temerosos de perderlas en impuestos o retribuyendo trabajos adecuadamente y prefieren congelarla como sea.

Me decía un galerista que los que almacenan obras de arte, en almacenes porque en casa ya no les  caben, creen que en cualquier momento pueden recuperar tanta pasta "invertida" ¡Y que van listos! porque ese dinero es irrecuperable.

Esos objetos, esas obras de arte, son signos de distinción, de poder y exhibirlos les satisface.

Tengo una amiga con una tremenda colección que a veces expone ¡y no puedo comprender que haga exposiciones con cuadros que no ha pintado ella!

Y no es que ese arte no sea auténtico en absoluto. Lo es para el que lo hace. Para los otros no. Está muy generalizado el placer del voyeurista, que le gusta ver como disfrutan otros ¡pues vaya!

El auténtico arte es el que hace uno mismo. Porque arte es la propiedad que se tiene para hacer lo que sea bien hecho. Pero vivimos en una cultura en la que se cree que nadie hace nada importante como es debido salvo unos elegidos a los que se adora pasivamente. Y se educa a la gente en esa inhibición. Y la gente no osa, no se atreve.

Conozco casos de total perversión en los que los propios maestros inoculan el curare a sus discípulos. Es lo que ocurre en la Escuelas de Arquitectura. Casi ningún arquitecto se atreve a dibujar porque sus propios profesores de dibujo los persuadieron de su incapacidad irreductible ¡Conozco una infinidad de casos! No ocurre lo mismo, afortunadamente, con los estudiantes de bellas artes que se atreven a todo.

Hace unos días he convencido a dos amigas mías, que se han jubilado, para que se apunten a pintura y a dibujo. Y venciendo toda clase de prejuicio lo han hecho ¡Bravo!

Y animo a todos los que lean esto a que, si no lo hacen ya, que lo hagan enseguida. Con la seguridad de que no practicarán un arte falso, sino todo lo contrario ¡harán un arte auténtico!

sábado, 18 de enero de 2014

Zoología literal.


DOÑA ANA Y MIS NIETOS.

Recuerdo con toda perfección mis primeras letras. Es decir, las que conocí por primera vez.

Eran parecidas  a estas.

Aunque no exactamente ¡Eran mucho más bonitas! Me las enseñó Doña Ana cuando yo tenía 4 años.

Vivía en la casa donde nací en 1940. Esa casa ya no existe. Tenía cuatro pisos. El nuestro era el de arriba a la izquierda y el de Doña Ana el  bajo derecha. Yo     bajaba cada día las escaleras con mi cuaderno y me iba "al colegio". A casa de doña Ana que era una maestra jubilada que vivía con su hijo y con su nuera.

De entonces conservo imágenes en la mente que algunas son difusas, como la propia de Doña Ana. Una anciana de pelo blanco, de apariencia seria aunque debía ser extremadamente cariñosa. La entrada a esa vivienda la recuerdo más bien oscura, mientras que la sala en la que estudiábamos era luminosa. Me sorprendía la radio, nosotros no teníamos por esa época. Era como una casa de muñecas de donde salían voces. Doña Ana me decía que estaba habitada por liliputienses. Desconfiaba del argumento pero la evidencia de las voces me desconcertaba.

Las imágenes clarísimas son las correspondientes a las letras. A esa claridad ha contribuido que su recuerdo me ha acompañado toda mi vida.

He sentido siempre una especial atracción por la caligrafía. La de mi padre era de una gran belleza. Apenas si conservo de él un documento que anda por ahí extraviado, y cuando por casualidad lo encuentro me produce una gran alegría. Y mi gran pesar es que no consigo aprender la caligrafía china ¡que eso sí que es caligrafía!

Total que acostumbro a escribir para mis nietos un abecedario ilustrado con letras parecidas a las que me enseñaba Doña Ana. Hice uno para Nico que luego utilizó su hermano Jorge. También tienen libros manuscrito y "manudibujados" por mí que no son abecedarios. 

Ahora hice uno para mi nieto Alberto. Está  ilustrado con animales, ya que es un devoto amante de la zoología. Y como es hijo de otros padres vive en otro sitio y necesita un libro propio, que recibió hoy como regalo de su segundo cumpleaños. 

Estos libros no les pasan desapercibidos a mis nietos y les acompañarán probablemente durante toda su vida. Y de paso alargarán la mía.




martes, 14 de enero de 2014

El sagrado arte.



LA FE ARTÍSTICA.

El arte, en la orgullosa sociedad en la que vivimos, es una especie de religión politeísta  donde los artistas, los creadores, son los dioses. Y son adorados en templos, que son los museos y similares. Donde se exhiben sus  milagros, que son sus obras de arte. Y en los que los fieles, que es el púbico en  general, se entregan con  admiración sin límites y con devota y sumisa pasividad. 

Eso es debido a que el arte es mágico. Y los artistas son magos y eso al público le encanta, le divierte. Pero claro, una cosa es que sean magos y otra que sea dioses. Nadie puede llegar a ser dios. Mago sí.
Nuestra orgullosa cultura occidental tiene un principio fundamental: Ha hecho suyo un antiguo slogan de BMW: "Solo lo mejor es bueno". Y tan solo son artistas aquellos que hacen cosas que están fuera del alcance del común de los mortales. De hecho hay una frase hecha que expresa muy bien esa filosofía: "Eso lo puedo hacer yo" cuando algo le parece a alguien absolutamente despreciable. El corolario de esa frase es la pésima imagen que tienen de sí mismos los que lo dicen.

Ese arte elitista está bien cuando está bien. Porque a veces, y cada vez más, se cuelan pufos terribles. E intenta excluir un arte popular practicado por particulares, por gente que no es artista reconocido, pero que verdaderamente lo es puesto que produce arte.

Yo he conocido en Andalucía, de donde soy, un cantar, un bailar y un tocar la guitarra de naturaleza totalmente popular y alcance poco menos que universal realmente admirables y en absoluto elitista. Tan solo algunos eran profesionales de ese arte y no eran los mejores. Lo hacían muy bien ¡pues solo faltaría que lo hicieran mal si cobraban por ello!

Decir que el arte es una religión es más que una metáfora. Prueba de ello es que está lleno de jerarquías: los equivalentes a papas, cardenales, obispos, sacerdotes, curas, párrocos, presbíteros, frailes,  monjas, monjes, sacristanes, monaguillo y hasta pordioseros que tirados en el suelo extienden sus manos en las puertas de los templos. 

Wittgenstein no encontró un rasgo común a todos los juegos, si lo hubiera buscado en las religiones lo hubiera encontrado ¿En qué se parecen todas las religiones? ¿En que adoran a Dios? Pues no. Porque las hay sin Dios, como el Budismo o el Taoísmo. El rasgo común a todas las religiones, monoteístas, politeístas, deístas o ateas ¡es el cepillo! En todas hay pasta por medio. En eso también el arte cumple el precepto religioso.

Pero últimamente conspicuos sacerdotes de la religión artística se han rebelado contra las "divinidades" negándolas. Han sacado a los artista de la circulación y se han colocado ellos. Visítese el Reina Sofía donde lo que digo está perfectamente ilustrado. No creo que sea el camino porque la erudición relativa al arte no es arte. 

Es verdad que los artistas no son dioses, pero sí son magos al estilo Tamariz. Pero esos eruditos que suplantan a los artistas, consagrados o populares, no son magos ¡Son unos pesados! Capaces de dormir a rebaños enteros.

 Así no va.

miércoles, 8 de enero de 2014

La ilusión anual.


¡QUE VIENEN LOS REYES!

¡Esta mágica monarquía sí que mola! Falsa, como todas, pero simpática.

Para mí la fiesta mejor del año. En la que se reciben regalos. Mi nieto Jorge decía en la víspera ¡Mañana es el paraíso! y quería que pasaran las horas rápidamente.

Reyes Magos hay millones, más que godos, cada familia tiene los suyos y cada cual se afana en que esa fiesta sea verdaderamente mágica. En lo que a mí respecta me aplico en la presentación de los regalos y a los paquetes les doy forma de animalitos.

De este modo la fiesta queda debidamente ilustrada. Se me ocurrió por casualidad, hace ya unos cuatro años. Y año tras año se va perfeccionando el invento. Son tres o cuatro días de trabajo intenso, pero merece la pena porque contribuye eficazmente a que toda la familia disfrute de una fiesta buenísima. Bueno toda la familia no, porque los que están lejos, tristemente quedan excluidos.

Animo a todo el mundo a que siga el ejemplo. No es tan difícil. La mayoría son muy fáciles, basta con que tengan ojos, meros puntos oscuros y boca, una simple curva, o un pico. A veces  son complicados y difíciles, lo cual viene muy bien para acentuar la magia del asunto ¡pero cada uno se apaña como puede! Lo importante es usar papeles llamativo y de colorido potente y hoy por hoy tales recursos son abundantísimos.

Es importante oponerse a esa pasividad que se nos impone continuamente ¡no sabemos hacer nada! ¡no podemos hacer nada! Lo único que podemos hacer es comprar lo que nos meten por los ojos y por los oídos. Y el entretenimiento consiste básicamente en tragarnos toda la publicidad que nos van metiendo para ir sacando toda la pasta que se obtiene con el sudor de la frente o como sea ¡Es un abuso contra el que hay que rebelarse! 

Somos presa del consumismo más despiadado. Hay que acostumbrarse a montárselo cada uno a su modo y no estar dependiendo de estos chorizos para todo. 

Así que ya sabéis, el medio es el mensaje y el regalo el embalaje.