Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 29 de noviembre de 2015

Vigilancia monstruosa.

Este post se lo dedico a los amigos robots que me honran con su atención. 

SEGUIDORES EXTRAHUMANOS.

No creáis que este blog lo ve tanta gente. Miro cada noche, en el Programa de Visión General de Audiencia, cuántos lo han visto y desde dónde. Y en Blogger cuántos han visto en total cada post.

Según esas fuentes cada post lo ven unas 20 personas, algunas veces más y otras algunas menos. Claro que muchos los ven muy rápido o no lo ven, porque dice ese programa que han tardado 0 segundos.

Lo ven principalmente desde España, sobre todo desde Madrid, y también, aunque menos, desde Barcelona, Alicante y algunos sitios más. También lo ven, en menor medida, en Hispanoamérica, sobre todo en México, Argentina, Chile, Perú. También es frecuente que lo vean en Estados Unidos. Lo cual no es raro porque son países de habla española. incluso los Estados Unidos, que tiene más hispanoparlantes que la propia España.

Pero es que últimamente tengo visitas continuadas de Rusia y de Kirguistán. Y pienso que qué raro. Porque tampoco hay tantos "niños españoles" en Rusia que ya van pasando a mejor vida por viejos. Y en Kirguistán ni eso.

Como me extrañó consulté con Rafol, que es mi informático de cabecera y me dijo:

Es que a lo mejor lo leen los robots.

¡Los robots?

Sí, hay robots que leen lo que va saliendo en la "red".

¿Cómo? Y ¿cómo se enteran de lo que pone?

Es que cuentan las palabras que se repiten más frecuentemente y sacan conclusiones.

¡No lo entiendo, pero doctores tiene la informática!

Entonces se me ha ocurrido dedicar este post a los robots que lo vayan a leer.

Y me encantaría que alguno hiciera algún comentario, porque debe ser muy interesante. Ya que dicen que son poco menos que infalibles, aunque no me imagino de qué se enteran y a quien se lo cuentan, aunque esto último me lo puedo imaginar.

¡Estoy ansioso por ver si alguno hace acto de presencia! De ser así lo sabréis igual que yo, pero en cualquier caso os avisaría.



domingo, 22 de noviembre de 2015

¡Ya está bien de pastoreo!


PASIVIDAD IMPUESTA.

Nuestra sociedad seguramente ha evolucionado muy positivamente en muchos aspectos, pero en otros ha sido un desastre.

Esas evoluciones perversas son a veces muy dramáticas, mientras que otras ni se notan, a pesar de ser tan alienantes, por lo que pasan desapercibidas, pero el daño queda hecho. Uno de estos perjuicios inadvertidos es la pasividad que se ha impuesto.

Porque lo pasivo ha derivado en una industria lucrativa, parecida a la del turismo. Es otra industria sin chimeneas, aún más poderosa si cabe. Se nutre de las aportaciones directas de la población ociosa o de la indirecta a través de los ayuntamientos y de otros entes públicos, mediante la que la clase política compra los votos. Los ciudadanos reciben esas prestaciones gratuitamente en apariencia, porque al final paga el pato con sus impuestos ¡que no son moco de pavo!

Si uno se fija ve que todo ha evolucionado de modo que se impone la pasividad.

Uno trabaja, en el caso de que esté en edad de trabajar y tenga trabajo y le remuneran por ello. Hay que reconocer que ese trabajo no es pasivo, es activo, pero con eso se termina la actividad. Y cuando se jubila uno cesa toda actividad y se vuelve totalmente pasivo, como lo era antes de ponerse a trabajar.

Con los ingresos obtenidos del trabajo, o de la pensión de jubilación o lo que reciba de sus padres, en especie o en metálico, se subsiste, se ahorra si puede y se va pagando sumisamente por la pasividad.
Porque, como ya he dicho, el ocio da pie a una industria, en la que el ciudadano es consumidor pasivo.

Lee pero no escribe.

Ve cuadros pero no los pinta.

Escucha música, pero no la toca ni la canta.

Va al cine o al teatro o ve la tele donde actúan los actores, pero no actúa.

En el supuesto de que escriba, pinte, toque, cante o interprete siempre lo hará en tono menor, será un amateur frente a los profesionales, que escriben, pintan, toca, cantan e interpretan como es debido. Y, generalmente, siguiendo pasivamente instrucciones de un monitor.

Aunque verdaderamente los escritores y artistas son currantes. Llenos de honores y de oropeles, pero currantes. Y el glamur de los artistas, de natural volátil, se mantiene gracias a la publicidad. Que aunque no lo parezca lo es, como son las presentaciones de los libros, las críticas, las conferencias, las apariciones en las revistas culturales.

Pero a alguien vulgar y corriente ¡que no se le ocurra escribir, pintar, tocar, cantar o interpretar porque se la gana! ¡Qué se habrá creído ese gilipollas! Aunque todas esas actividades las podrá practicar pasivamente en los centros culturales de ayuntamientos o parroquias ¡pero no en serio! Y siempre como aficionado, con humildad, o sea, humillado y bajo la férula de un tutor.

Pero lo corriente es que "consuma" pasivamente cultura y la pague, al comprar libros, entradas para recitales y conciertos, exposiciones y museos, y deje así la pasta que ha ingresado por su trabajo, actual o pretérito o por el de sus progenitores.

Pero yo prefiero escribir a leer, pintar y dibujar a ver cuadros y dibujos. Y lo hago por mi cuenta y riesgo. Y me da igual que me hagan caso como que no me lo hagan ¡porque mi vida va en ello!

¡Ya está bien! ¡Hay que revelarse! y hay que ponerse a pintar, a escribir a componer y tocar música etc. Pero claro para pintar hay que saber, haber aprendido, como para tocar un instrumento. Pero para escribir no, porque lo que hay que conocer es la lengua. Y la lengua es patrimonio universal de la ciudadanía. No hay que ponerse a aprender  porque ¡siendo niño se aprende en la escuela!

¿Y de qué se va a escribir? ¡De lo que a cada uno le dé la gana! Un tema recurrente es lo que uno recuerda ¡Y es muy útil! ¿Cuál fue el mérito de Ana Frank? Pues que escribió lo que estaba viendo, mientras que nadie más lo hizo, teniéndolo, como lo tenían, tan a huevo.

El problema está en publicar. Mejor dicho "estaba", porque hoy se monta uno un blog ¡y publica lo que le salga de las narices! ¿Miles de ejemplares? ¿Miles de lectores? ¡Pues no! Eso es cosa de los currantes del ramo ¡Y para escribir no hay que ser escritor, ni para publicar, aunque sea mínimamente! Blogger nos da la ocasión. Lo que pasa es que tendrá uno muy pocos lectores y no se hará famoso, ni sacará pasta ¡Y para qué quiere uno tantos lectores, ni ser famoso, ni sacar pasta! Eso sería necesario si fuera un curro. Pero no lo es. Menda no gana nada, ni pierde, y tengo la apabullante multitud de 20 lectores por cada entrega. Pero a lo mejor ni eso ¿Y qué pasa? ¡Pues nada!

Y ¿para qué tomarse uno tanto trabajo?

Para poder revelarse contra ese plan perverso que trata de someternos y hundirnos en la pasividad que nos esquilma, y nos humilla.


martes, 17 de noviembre de 2015

Dejarse comer la merienda.


INDEPENDENTISTAS DE PEGOLETE.

Hemos departido estos días con unas amigas catalanas que no son independentistas, ni siquiera nacionalistas, pero son muy catalanas, se podría decir. 

Aunque esa afirmación no deja de ser un poco absurda, porque en eso no veo que quepan grados, porque se es catalán o no se es. Porque si uno ha nacido en Cataluña y se ha criado allí, pues es catalán. Es algo que no caduca, ni adelgaza, ni engorda.

Yo, por ejemplo soy andaluz, porque he nacido y me he criado en Huelva, aunque lleve en Madrid más de medio siglo no he dejado de ser andaluz. 

Pues bien, nos decían nuestras amigas catalanas que muchos catalanes votan independentista sin serlo "para presionar a Madrid", y que los de fuera de Cataluña no ayudábamos mucho para evitar la independencia, y que "desde allí es muy difícil".

¡De puta madre!

Pues en el pecado llevan la penitencia esos falsos independentistas o independentistas de pegolete

Yo no le reprocho a nadie que sea independentista ¡si se lo pide el cuerpo!

Pero sí le reprocho a los no independentistas que se plieguen a la presión de los independentistas ¡que le echen un par de gónadas, que para eso las tienen!

Porque siendo de una mayoría tan cagada van a ser arrastrados por una minoría de bocazas y de impresentables, porque el espectáculo que están dando en el Parlament es de vergüenza ajena. Y no voy a entrar en detalles para apoyar mi argumentación ¡porque está más claro que el agua! y quien no lo vea es que padece la peor de las cegueras, la de los que no quiere ver.

Porque tener mayoría de parlamentarios no es tener el respaldo de la mayoría de la población. Lo siento, pero eso que están haciendo es cosa de trileros. Y los de la CUP y los de Esquerra que se las dan de demócratas podrían ser menos tramposos, y los de Convergencia no sé cómo no echan a Mas, y si no pueden no sé por qué no se van algunos, por lo menos.

¡Lo que tendrían que hacer, si tienen vergüenza, es repitir las elecciones para que se aclare el panorama! Y si no lo hacen es porque confían más en el chanchullo que en la voluntad popular.

Yo, que no soy un facha, reconozco que los fachas tienen más arrestos que lo progres para exhibir la defensa de sus convicciones. 

No espero que los progres que no sean independentistas vayan con banderas oficiales españolas, aunque los gabachos no tienen empacho de enseñar la suya cuando se ven en apuros como se evidencia estos días ¡pero por lo menos que enseñen la bandera republicana para defender su derecho a no independizarse!

Que la bandera republicana es tan española como la monárquica, como estuve razonando un día, y no tiene esa pintilla tan así.




lunes, 16 de noviembre de 2015

Ver con los propios ojos.

VER COSAS.

Me gusta ver cosas.

Cuando voy a un museo o a una exposición me gusta ver las cosas que hay allí expuestas, cuando son huella directa de gente con talento.

Cosas como cuadros, esculturas, dibujos y fotos.

Pero no me gusta ver colgados en las paredes de los museos y de las exposiciones los documentos relativos a esas y a otras cosas que hacen la gente con talento.

Me gusta ver tales documentos en bibliotecas, o reproducidos en libros, o en el ordenador.

Porque los documentos hablan de la realidad percibida por testigos que transmiten sus impresiones. Y prefiero ser yo mismo el testigo.

No me gusta ver la realidad a través de ojos ajenos, sino de los míos propios. Porque los ojos modifican y distorsionan la realidad, y cuanto menos distorsión mejor. Ergo tan solo transijo por el único intermediario distorsionador inevitable que soy yo mismo.

Las cosas de los museos y exposiciones: los cuadros, las esculturas, los dibujos y las fotos, tienen sin duda un valor documental, y en esto reside la terrible distorsión que en el sector de la plástica estamos padeciendo, porque los directores de los museos, los "curadores", los comisarios, los críticos, etc. son archiveros, ratones de biblioteca, técnicos de archivos y bibliotecas que imponen su criterio debido a su punto de vista, llenando las paredes de museos y exposiciones de papelillos inexpresivo, con los que hay que perder las pestañas para averiguar sus significado, con el consiguiente quebranto del espinazo.

Esta gente suplanta a los artistas en su papel y convierten cualquier exposición en una de arte conceptual. Y ¿qué es eso? que está compuesta de piezas que no son signos plásticos, sino idiomáticos, conceptos. Los signos plásticos son cosas, los conceptuales que también cosas, documentos, se refieren e interponen a las cosas verdaderamente interesantes.

Voy a descender al ejemplo.

Hace unos días fui a ver en la Caixa una exposición de Albar Aalto y claro no hay ni una de "sus cosas" más características, porque estas son edificios. Hay cosas suyas menores, como cuadros, muebles, lámparas y objetos de vidrio.

Hay dibujos muy bellos en papeles finos de calcar hechos con carboncillo o grafito. Representaban edificios ¡pero no son edificios! y planos y maquetas ¡que tampoco son edificios! Sino documentos, cosas referidas a esas cosas ausentes, porque allí no caben, ni podrían llevarse a las inmediaciones.

Pero sí había cosas de las que a mí me gustan. Cuadros maravillosos de Arp, Miró, Leger y un móvil de Cálder y algún cuadro del propio Albar Aalto que no está mal.


Es que la fuerza expresiva que tienen los cuadros, cuando son buenos, superan con mucho su valor documental y sobreviven a sus autores y a gente de muchas generaciones ulteriores. Porque llegan a ser realidades permanentes. Factores del gerundio, en el que pasado, presente y futuro forman un continuo.


sábado, 7 de noviembre de 2015

Megalómanías.

Este post se lo dedico a mi hija Isa y a sus amigos artistas.

ARTÍSTICO DIVORCIO.

¿Para qué sirven los sellos?

Para mandar cartas.

Es la señal de que el remitente ha pagado el servicio del envío.

¿Para qué sirven los cuadros?

Para decorar.

Suena mal, porque uno se pone tan exquisito que atribuye a los cuadros y a las esculturas papeles más trascendentales, más espirituales, más divinos. Como si decorar no fuera bastante trascendental, espiritual y divino.

Se puede vivir en una cueva, en una choza, en una cuadra, en una pocilga, pero son maneras indignas de vivir. La manera digna de vivir es en una casa, en un piso, en un hogar, donde reine la limpieza y el orden y el buen gusto. Para eso debe estar bien decorado, porque ayuda a vivir, a cruzar con bonhomía este valle de lágrimas. Y eso se consigue en una parte apreciable con los buenos muebles y con los buenos cuadros. No caros, buenos y adecuados.

Todo el mundo tiene muebles, pero no todo el mundo tiene cuadros.

¿Por qué?

Porque los cuadros son muy caros.

¿Y por qué son tan caros?

Porque las galerías de arte los venden muy caros. A lo mejor no es así, pero eso es lo que se cree.

¿Por qué se cree eso? Porque ese es el paradigma: ¡La exclusividad del arte!

Antes pasaba eso con los coches, solo tenían coches los ricos, y los de los coches de alquiler.

También hoy tienen los ricos coches exclusivos, pero hay una infinidad de personas que sin ser ricas tienen coche. Coches, que si uno se fija, son fantásticos.

Con los cuadros no pasa eso. Solo los tienen los potentados, mientras que el común de los mortales carece de ellos.

Solo se venden los cuadros equivalentes a Ferrari, Porche y Maserati

¿Y los cuadros equivalentes a Ford, Seat y Ranault no existen? 

Si que existen, pero no se venden, ni pueden comprarse de hecho porque no hay mercado para ellos. Y pintores con talento, que producen obras muy apreciables se mueren de asco, y el público en general pone posters en su casa, con lo que su vivienda carece de ese calor inefable que producen los buenos cuadros.

Pasa como si los sellos no existieran más que para filatélicos, para coleccionistas y para abastecer un mercado de precios astronómicos.

El arte hoy por hoy en nuestro país existe para exclusivo uso y disfrute de los coleccionistas. Gente potentada que condensa en sus cuadros sus recursos excedentes. Que con la complicidad de curadores, críticos y comisarios solo le dan el plácet a un restringido número de artistas ¡para evitar la inflación! Haciendo sinónimos a dos conceptos que tendrían que ser distintos: valor y precio.

Coleccionistas que tienen algunas de sus obras coleccionadas en sus fastuosas residencias, y el resto en blindados trasteros. Hasta que en el ocaso de sus vidas consigan que alguna institución pública coloque esas obras en algún museo.

Y mientras el común de los mortales y el común de los artistas, también mortales, están aislados, enclaustrados cada uno en su miseria.


martes, 3 de noviembre de 2015

¡Es que no se les oye!


INDEPENDENTISMOS RECÍPROCOS.

Nacionalistas son los que defienden su nación totalmente, por todos los medios, legales o ilegales.

Pero, claro, cada nación tiene su código, que no rige fuera de ella sobre otra nación. Y si una parte quiere segregarse como nación independiente, es el caso de Cataluña respecto de España, los independentistas no reconocen que la legalidad de la nación matriz, y consecuentemente la desobedecen.

Eso comporta una monstruosidad legal, porque los que proceden de este modo confunden los tiempos verbales y actúan como si el futuro fuera el presente. Olvidando que, les guste o no, mientras no se llegue a consumar la independencia se han de regir por las leyes de la nación matriz.

Y las autoridades autonómicas catalanas son autoridades españolas en lo referido a su región y no son autoridades nacionales de la República Catalana independiente, que hoy por hoy es una entelequia absolutamente irreal e inexistente, y que la presidente del parlamento catalán vitoree a dicha república en el acto de constitución de dicho parlamento, siendo aclamada y seguida por esas autoridades, incluidos por los miembros el gobierno regional en funciones, visto con cierta perspectiva, resulta francamente ridículo.

La situación se agrava porque el gobierno general de España también peca de nacionalismo al impedir que en este asunto se pronuncie quien tiene autoridad para decidir, que es el pueblo español soberano.

La legalidad ha de estar por encima de cualquier consideración. Hasta del propio concepto de nación, cuya legitimidad deriva de tal legalidad, y no al revés. De modo que la propia nación es fruto de la legalidad imperante.

Y en este punto procede una cuestión metafísica: ¿De qué factor depende la legitimidad nacional española?

Depende de la voluntad del pueblo español, de todo el pueblo español, y no de una parte, expresada en una constitución, votada democráticamente.

En las dictaduras es distinto: depende de la voluntad del dictador.

Y una constitución tan solo puede ser revocada por otra constitución. Y por nada más, por mucho barniz democrático que pueda lucir cualquier disidencia.

Lo que deberían poder hacer los independentistas de una región, o de un grupo de regiones, es pedir al pueblo español que se pronuncie sobre sus aspiraciones independentistas. Y lo que no debería poder hacer un gobierno es impedirlo.

En pueblo soberano puede decidir si una región se independiza o no. Y supongo que también pueda declinar ese poder de decisión en el pueblo de la regiones que muestren voluntad de independizarse.

Pero que un parlamento regional desencadene por su cuenta y riesgo un proceso independentista es un atropello intolerable y totalmente antidemocrático, por más apariencia democrática que le quiera dar.

Aunque no hay que perder de vista que como lo consigan lo consiguen, Porque así nacieron todas las naciones americanas que antes formaban parte de España.

En resumidas cuentas es la totalidad del pueblo español quien puede determinar legítimamente si Cataluña, o cualquier otra región española se puede independizar de España.

¡Como también podría podría determinar que España se independizara de Cataluña!

Porque son tantas las majaderías que hay que soportar en este asunto que el santo Job enarbolaría una bandera de España estelada, Ya que si una población regional se niega en redondo a aceptar las reglas de juego universales, lo suyo sería separarse de ella. Porque una nación tiene derecho a librarse de un lastre que le amarga la vida.


Y si hay catalanes que no quieren que los echen de España ¡que digan algo! y defiendan su derecho a permanecer en España. Porque sus paisanos independentistas están resultando ya demasiado cargantes.