NO QUERRÍA VOLVER A
CASA POR NADA DEL MUNDO.
¿Qué pasaría por la cabeza de ese
desgraciado?
Que se puso a
"aterrizar" sin pista en las escarpadas cumbres de los Alpes.
Suavemente, lentamente. Aprovechando que el piloto se fue a mear se encerró con
una puerta diseñada para que no se pudiera abrir desde fuera, por miedo a
enemigos exteriores. Y a nadie se le ocurrió, parece, que el enemigo podría
estar dentro.
Nunca sabremos lo que le pasaría
por la cabeza. Se puede imaginar. Pero saber, lo que se llama saber ¡es
imposible!
Y oigo y leo muchas
imaginaciones. Yo también imagino ¿Sabéis qué imagino? Pues imagino que , por la razón que fuera, ese
tipo ¡por nada del mundo quería llegar a casa! Y cuando el otro se fue a mear
¡vio el cielo abierto! Atrancó la puerta e inició el descenso a los infiernos.
¡Hay que ser hijo puta! Pues sí.
Es todo lo contrario de lo que ocurrió en Madrid hace unos años, que un
helicóptero se averió en pleno vuelo y el piloto vio con claridad que
inevitablemente se estrellaría y perecería como efecto de ello y maniobró para
que el aparato se estrellara en un lugar sin gente, y así ocurrió. Perecieron
los ocupantes, pero nadie más.
De ser verdad lo imaginado a
partir de la famosa "caja negra" ese pájaro era un cerdo. Con perdón
de pájaros y cerdos.
Imagino que por razones que no
puedo imaginar, a ese menda "se le hacía pelota" volver a casa. Y en
pleno vuelo, cuando vio la ocasión de actuar inevitablemente echó el pestillo,
y sin prisa pero sin pausa consumó el desastre.
Imagino que sería un débil mental
¡Pero cuidado con las aguas tranquilas! Para los chinos la mayor fortaleza la
tienen, paradójicamente, los débiles. Porque presionan y presionan
incansablemente hasta llegar a doblegar las más fuertes voluntades y "salirse
con la suya".
Tiene un halo apoteósico,
grandioso ¡pero no hay tal! Tan mezquino como echar un pestillo y dar un botón
para producir el descenso. Lo enorme es en lo que se ha convertido la aviación.
Un avión no es más que un
vehículo en forma de puro con alas, muy poco consistente, no es como un barco o
un tren, que están sólidamente trabados y son firmes. Los barcos flotan, y
mientras no se rompan y se inunden seguirán flotando, quietos o en movimiento y
los trenes mientras que no descarrilen seguirán marchando o parados. Pero en
los aviones la fragilidad es total. Se debe a la forma de sus alas, que son
planas o cóncavas por debajo y convexas por arriba, y cuando están lanzados a
gran velocidad el aire de arriba tiene que hacer un recorrido mayor que el de
abajo por lo que pierde densidad y presión respecto al de abajo que ejerce un
empuje ascendente. Pero basta con que se pare en el aire para que se precipite al vacío, cayendo
como una guanábana. Cosa que no ocurre con los barcos o los trenes que pueden
pararse sopbre la marcha sin peligro.
La codicia de las compañía y las
prisas y la tacañería de los pasajeros hacen que se fabriquen vehículos tan
grandes y tan veloces y con tanto riesgo. Y claro pone la suerte de una
multitud en las manos de un par de individuos, o de uno solo cuando el otro esté
meando. Y eso es algo que inevitablemente ocurrirá muchas veces a lo largo de cada
trayecto.
¿Cuál es el estímulo que hace que
los pilotos no manden al infierno a los pasajeros? Que su propio destino está
ligado al de ellos ¡Hasta que se impongan los vuelos con control remoto! Drones
gigantescos con cientos de viajeros a bordo ¿Que nadie querría viajar en ellos?
¡Hasta que los precios fueran atractivos!
Se dice ¿Cómo es posible que alguien
pueda arrastrar a la muerte a cientos de inocentes? ¡No puede haber gente tan
despiadada! Pues claro que la hay. A la gente de esa calaña le da igual. No
tienen piedad y son egoístas hasta extremos increíbles. Y si además han
determinado quitarse la vida nada le importa que perezcan otros. Puede que no
solo no les moleste, sino que le sirva de consuelo.
Es gente que se sabe de vida
corta, porque se siente excluida y prefiere una vida fulgurante que se consume
rápido y "se lleva por delante" a gente inocente con total frialdad y
sin rastro de piedad. Es el caso de verdugos occidentales enrolados en el
Estado Islámico.
Imaginé que ese horror lo habría
producido uno de esos camicaces. Mi error de cálculo no fue muy grande, porque
parece que camicace ha sido el autor de este desastre. Aunque de una causa muy
particular, imagino.
Que este panorama imaginado no
sea cierto es algo que como cualquier otro nunca podrá ser demostrado.