Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 31 de octubre de 2010

Irrupciones de otros mundos.

Este post nº 190 del Salterio se lo dedico a Nico que es el prota.
INVULNERABLE AL IMPACTO DE UN METEORITO.


Como os anuncié en un comentario del post anterior hoy os voy a decir algo sobre el meteorito que tengo y de otros minerales y rocas.

Debo que decir en primer lugar que no se trata de una de esas lujosas colecciones hechas con piedras de postín que los ricos coleccionistas van a buscar a las ferias por todo el mundo. Ni siquiera tengo esas bellas piezas que pueden encontrarse los primeros domingos de cada mes en el mercadillo que hacen en la Escuela de Minas o la anual del hotel Meliá. Sino que está compuesta de piezas escolares y poco más. Está por ello en la estética wabi-sabi porque son simples pero interesantes.

La primera pieza la encontré con mucho tino. Se trata de una peridotita que me recogí en una playa de Puerto Rico. País en el que vivimos durante tres años. Y de peridotita dicen que está compuesto el manto terrestre. No vale gran cosa, pero fue un buen comienzo.

El grueso de mi colección se la debo al profesor Enrique Ramírez, compañero del Instituto Calderón de la Barca. Y alguna de las piezas más singulares al también compañero Manolo Lorenzo del Herrera Oria.

Manolo me regaló las dos piezas aquí retratadas. La de arriba es un meteorito. Y la de abajo una suevita o impactita procedente del cráter de Ries en Alemania, producido por el choque de un meteorito. Esa clase de roca alterada por el choque es totalmente corriente en Noerdlingen, que es la ciudad que cabe holgadamente dentro del cráter, y con esa roca hicieron la iglesia.

El cráter tiene dos anillos. El menor de dos kilómetros y medio de diámetro, cien metros de profundidad y un montículo central y el mayor de veinticinco kilómetros de diámetro y doscientos cuarenta metros de profundidad.

Después de tanto tiempo el terreno se ha erosionado y desfigurado ¡pero el cráter puede verse perfectamente! Porque la modificación de la tierra ha producido un extraño fenómeno: han crecido más los árboles en el perímetro del cráter, y estos árboles favorecen la evaporación y se forma un círculo de nubes que lo marcan perfectamente, como puede verse en la imagen que muestro a continuación.


Curioso eh!

Volvamos a mi meteorito, del que nada puedo deciros porque nada sé, salvo que mide cuatro centímetros y medio de diámetro mayor y pesa ciento cuarenta gramos.

El caso es que un día se lo enseñé a mis nietos, cuando Nico tendría tres años y Jorge la mitad. Y como los abuelos tenemos esa natural y enfermiza tendencia a la pedagogía más coñaza, preparé un ridículo experimento. Consistente en cernir fina arena sobre el suelo e invitar a Nico a dejar caer el meteorito sobre el lecho de arena desde lo alto de una escalera de cuatro peldaños. Fantástico resultado, quedó marcado el cráter en la arena, etc., etc., etc.

“Ahora yo”, dijo Jorge. Se subió a la escalera con el meteorito y lo dejó caer. Lo malo es que Nico estaba debajo y le cayó en la cabeza. Se puso a llorar a gritos ¡la cosa no era para menos!

Y de ahí el título de este relato.




domingo, 24 de octubre de 2010

Viaje al centro de la tierra.

Este post es el nº 189 del Salterio.



LANZAROTE.





Lanzarote, como las otras Canarias, nos da la clave de este mundo emergido y sólido en que vivimos. Pertenecemos, como otros bichos y plantas, a remotas estirpes acuáticas, pero que en ese medio líquido nos ahogaríamos.

Nuestro mundo es una esfera ilimitada, porque al estar en medio de la nada no hay nada que la limite, como otros mundos igualmente ilimitados, aunque todos están interaccionados energéticamente.

Cohesionado nuestro mundo por la gravedad de su núcleo que hala por igual en todas direcciones y por eso es esférico. Con una endosfera sólida, una mesosfera líquida y una exosfera gaseosa. Aunque esa regla la quebrantan los continentes y las islas emergidos. Y no es que no haya sitio dentro del agua, porque todos los continentes e islas cabrían de sobra en el seno marino.

Y ¿por qué han emergido los continentes? Lo han hecho en tiempos remotos, aunque parece que más recientemente han repetido la jugada en las Canarias. Y eso es lo que he podido contemplar en Lanzarote la semana que acaba de pasar.

Lo que ocurre es que nuestro mundo es el reino de Heráclito, en el que todo fluye, gracias a su elemento fundamental: el fuego. Esto es algo que en Canarias resulta evidente. Fluye el aire, el agua ¡y también la tierra!

También es el reino de Empédocles. Ya hemos comentado que sus cuatro elementos forman nuestro mundo. Consecuentemente hizo mutis por el Etna ¡como no podía ser de otro modo!

La endosfera de nuestro mundo no es una bola de piedra. Parece que tiene un sólido núcleo metálico. Rodeado del llamado manto que también es sólido, pero a duras penas, ya que está caliente y se licuaría ardientemente si no fuera porque se lo impide la pesada corteza. Pero nada allí está quieto, sino que la corteza está dividida en placas que emergen de dos en dos por una línea y se sumergen por los lados contrarios, atropellándolo todo, elevando cordilleras, provocando corrimientos gigantescos de tierra y rocas, terremotos, maremotos y erupciones volcánicas con coladas tremendas de lavas incandescentes y lluvia de ardientes cenizas.

La formación de continentes en miniatura es algo que, con toda probabilidad, está ocurriendo en las islas Canarias donde pueden observarse huellas claras y recientes del proceso. Las terribles coladas de Lanzarote en los siglos XVIII y XIX y erupciones en la isla de la Palma en el XX.

Y es que hace unos sesenta millones de años se agrietó el fondo marino y empezaron a formarse Lanzarote y Fuerteventura, aunque emergieron mucho más tarde, hace quince millones de años. Gran Canaria, Tenerife y La Gomera comenzaron más tarde, entre treinta y cuarenta millones de años, aunque empezaron a emerger en la superficie del agua más o menos a la vez que las anteriores. Pero es que La Palma y El Hierro comenzaron la faena hace tan sólo cinco o seis millones de años, superando la superficie del mar hace tan solo un millón de años, aunque su forma definitiva la alcanzaron mucho más tarde. Por aquella época ya podía haber testigos humanos que podrían conocer unas Canarias con dos islas menos. A este paso no sería descabellado pensar que otro grupo de islas Canarias pudiera emerger algún día, pero de momento no hay señales.

Si nos ponemos teológicos podríamos decir que para el séptimo día Le quedó curro. Y el redondeo de la tarea es algo que en Lanzarote y en otros sitios podemos contemplar todavía.






domingo, 17 de octubre de 2010

La edad de piedra.

Este post es el nº 188 del Salterio.


PÉTREOS RECUERDOS.



Os voy a trasmitir una idea por si os gusta y la queréis poner en práctica. Se me ocurrió incluir en mi modesta colección de minerales y rocas un par de piedras que recogí en Las Calanques, que es como una especie de minúsculo fiordo que hay en Marsella. Una es un trozo de caliza blanca y la otra un trozo de arenisca roja, que pongo una sobre otra formando una pequeña escultura.

En realidad sigo la costumbre infantil de meterme piedras en los bolsillos. Parece una locura o una tontuna, pero recuerdo como con veneración recogí un trozo de mármol. Y es que para mí el mármol era un material sagrado con el que se habían construido templos y estatuas, que es lo que nos decían los profes en el colegio.

También de niño quedaba fascinado cuando iba de visita al Monasterio de la Rábida y entraba en una impresionante sala, en cuyas paredes colgaba el mapa de Juan de la Cosa, supongo que fuera una copia, y banderas de todos, o casi todos, los países de América. Y al pie de cada bandera había una urna conteniendo tierra del país en cuestión. Esos signos térreos me parecían más verdaderos que la banderas. Por eso cuando se coge un trocillo de piedra de un lugar remoto es como si se llevara uno a casa parte de ese lugar. Y tienen esas piedras un poder evocador enorme. Los del Museo Británico es lo que hicieron, pero yo lo encuentro exagerado. Y les sienta mal a los del pais visitado, pero una piedrecilla como las que yo cojo no le puede molestar a nadie.

No es que me obsesione pillando piedras, porque de China, y de otros muchos sitios visitados no tengo ninguna. De India tan sólo un par de piedras de Jaisalmer. De los Países Bálticos tan sólo una de Lili Hamer. De Egipto tan sólo una de las inmediaciones de la Pirámide de Keops, otra de la Pirámide Escalonada y otra de la cantera donde está el obelisco a medio hacer que me parece un timo, porque mi maestro Lafuente Ferrari decía que los hacían de otro modo y, francamente me fío más de Don Enrique que del guía aquel.

La colección más completa que tengo es la griega. Aún me falta visitar la Grecia que hoy es Turquía ¡todo llegará! Pero de la Magna Grecia tengo:
Una piedra de Segesta y otra pieza que me parece que es un trocillo de hueso ¡de un magno griego! No sabemos si humano, canino, equino, felino o de otra condición. Otra piedra de Agrigento, otra de Selinunte, otra de Siracusa, otra de Taormina. Del Etna tengo un trocillo de escoria y una bomba volcánica chulísima.

De la “pequeña” Grecia tengo un trozo de mármol de la Acrópolis de Atenas, una pequeña concha antigua de berberecho de la Biblioteca de Adriano, un huecesillo del cementerio de Karamicos, que por la pinta y el tamaño me parece que debe ser de pollo, pero antiguo. Piedras de Olimpia, Micenas y Delfos y de este último lugar un trocillo cerámico. Y por último un trocillo que no será de piedra sino de tierra aglomerada de Meteora.



Pero también tengo agentes, porque mis nietos me han traído de la Isla la Graciosa, donde estuvieron este verano, una piedra volcánica de la Montaña Bermeja y otra de la Montaña Amarilla.

A propósito, mientras leéis esto puedo esta viendo, “in situ” o desde lejos las citadas montañas, porque el viernes 9 me voy con mi chica a Lanzarote ¡ya os contaré lo que haya pillado, porque es un sitio en el que las piedras salen de las entrañas de la tierra!


domingo, 10 de octubre de 2010

Visiones temerosas.

Este post nº 187 del Salterio se publica el día 10 del mes número 10 del año 10 del tercer milenio de nuestra era. Siendo nuestra numeración de base 10, es una coincidencia que no se podía pasar por alto.




EL CERNÍCALO MALTÉS.




Parece mentira que a estas alturas no os haya contado esta historia. Seguramente la habré eludido porque tengo en ella un papel tan poco airoso que me da un poco de vergüenza, pero ¡donde hay confianza da asco! Os la cuento a continuación.

En el verano de 2005 pasamos una semana en Malta. Que es un lugar interesantísimo. Minúsculo archipiélago formado por la isla de Malta, que tiene el tamaño de la mitad del término municipal de Madrid, Gozo que es mucho más pequeña, Comino que es un islote grande y varias islas, islitas o islotes más, ninguno habitado permanentemente.

Naturalmente sería un lugar italiano, y gracias a la televisión va recomponiendo su entidad natural. Pero tiene el estatus que tendría un Gibraltar independiente, de emancipado apeadero de la ruta imperial británica. Huella permanente está en su bandera que luce la británica Cruz de San Jorge en lugar de la esplendida Cruz de Malta ¡que es algo que clama al cielo!

Por otra parte el idioma dicen que es fenicio “moderno” o normando o vaya usted a saber, pero lo que me parece es que es simplemente árabe un poco modificado.

Son cristianísimos hasta los tuétanos y con tantas banderas con cruces por riscos y caminos que parece que Las Cruzadas aún no se hayan terminado. Pero he oído decir que a Dios le llaman Alá, la antigua capital es Medina, y junto a ella esta Rabat y la presencia económica de Libia es evidente.

Lo nuestro era un paquete compuesto por viaje y estancia en un hotel y nada más si no se quería más. A los de aquel hotel nos llevaron juntos en un autobús y nos reunieron en el hotel el último día para llevarnos juntos en autobús al aeropuerto.

¿Estamos todos?

No…

¿Quién falta?

Creo que faltan tres…

¿Quiénes?

Si. Aquellos morenitos… dijo alguien.

Ah! Sí. Aquellos moros ¿no?

¡No quería decir eso!

¡Ya! Pero eran ellos ¿no?

Pues ya es hora de irse. A lo mejor se han ido por su cuenta ¡Vámonos, no vamos a quedarnos aquí y perder el avión!

Nos llevaron al aeropuerto y andábamos por allí esperando y de pronto, cuando creí que los había olvidado totalmente ¡los reconocí!

¡Coño si son ellos!

¿Quiénes? Me dijo mi chica.

¡Joder, ellos, los que se habían perdido!

No lo recuerdo todo muy bien, pero tanto misterio de no estar y estar a última hora me tenía escamado. Los sigo con la mirada. Era una señora como de cincuenta años o puede que menos con la cabeza cubierta con un velo, una chica joven con el pelo largo y un chico quizás más joven aún con el pelo corto.

Luego los veo sentados en torno a una mesa de la cafetería, con una cuarta persona, un tío, que no esa de la excursión, de la edad de la señora o algo más y sobre la mesa no había cocacolas ni cosas parecidas, sino un libro que se cerraba con una cremallera. Primero me pareció una agenda, luego vi que era un devocionario.

Sin pensar siquiera que puede haber gente religiosa que se entregue a la oración cuando va a emprender un viaje y a separarse, ya que esta circunstancia suele resultar con frecuencia dolorosa, por lo que el rezo colectivo puede ser un consuelo inocente que no debiera despertar recelo. Pero no, sino que presa de la histeria paranoica que se ha instalado en nuestra sociedad a partir de los atentados del 11S me monto la película completa:

“El librito debe ser un corán (¡y a lo mejor era una biblia!) y el tío les está comiendo el coco para que en mitad de la travesía exploten la bomba que seguro llevan en la bolsa”

Sentados allí tan serios y el tío venga a rezar y a rezar y a comerles el coco…

Y le digo a mi chica:

¡Hay que avisar a la policía!

¡Venga ya hombre!

¡Que sí! ¿No los ves?

Y ella ni caso, venga a mirar cosas en el duty free, y comprar tonterías para fundir las pocas liras que nos habían sobrado.

¡Pero joder! ¡¡¡Que nos van a matar!!!

Bueno ¡pues díselo a la policía!

…Con el inglés que yo tengo ¿cómo se lo voy a decir a la policía?

¿Quieres que se lo diga yo? ¡No hombre no! ¡Díselo tú!

¡Y aún sabiendo que era seguro que nos íbamos a matar no tuve cojones de ir a la policía con mi inglés zarrapastroso!

Durante el vuelo casi pillo una tortícolis de mirar para atrás para no perderlos de vista. Y esperando el zambombazo en cualquier momento.

¡Pero no explotó nada! Aterrizamos. Y me dije:
O yo estaba confundido. O no han tenido cojones. O se lo han pensado mejor y habrán dicho que si al de la cafetería le gusta tanto volar aviones ¡Que los vuele él!

Cuando se lo conté a Javi, mi yerno, me dijo:

¡Yo no me hubiera montado en el avión!






domingo, 3 de octubre de 2010

¡Somos cósmicos!

Este post nº 186 del Salterio se lo dedico a Ana, quien me ha hecho caer en la cuenta de esta realidad insospechada. Al haber tenido ocasión de experimentarla recientemente.

LA COSMOTRIVIALIDAD.



Estamos aquí engolfados en triviales preocupaciones sin caer en la cuenta de lo cosmológica que es nuestra vida. Por ejemplo: se cae algo al suelo ¡joder! exclamamos contrariados. Y no nos damos cuenta de que es el centro de la tierra que como un poderoso imán atrae a todo bicho y a toda cosa ¡pura cosmología!

Ponemos una plomada y se estira la cuerda describiendo una perfecta perpendicular porque ese peso es firmemente atraído por el núcleo terrestre.

Podríamos afirmar erróneamente que todas las plomadas tienen sus cuerdas paralelas entre sí. Y no es verdad porque todas las direcciones que marcan concurren en el centro de la Tierra y las de aquí y las de América serán oblicuas. Pero claro como comparamos las plomadas de aquí, que aunque sean oblicuas lo son tan poco que no podemos notarlo.

Universalizamos muy alegremente. El sol sale por levante y se pone por poniente. Por otra parte, sabe uno perfectamente que el sur de una casa es luminoso y el norte sombrío. Por las ventanas del Este entra el sol por la mañana y por las del Oeste entra por la tarde. Por las del Sur entra mucho sol cambiante porque las sombras por la mañana van hacia el oeste y por la tarde hacia el este. Mientras que por las ventanas del Norte entra menos luz, pero es más constante.

Como os decía hace unos días ¡Eso ocurre en España y en todo el hemisferio septentrional! Porque en Chile y en todo el hemisferio austral es al revés. Donde la cara norte es la más iluminada y variable y la sur menos iluminada y constante. Porque si la Tierra es una esfera que presenta a Sol su panza, una casa del hemisferio norte tiene más iluminada la fachada sur y una del hemisferio sur la norte ¡Es lógico!

Hasta hace muy poco nunca había oído hablar de ese fenómeno. Mientras que sí de otro menos importante: que el agua que sale por el sumidero de un lavabo. En el hemisferio norte gira según las agujas del reloj, mientras que en el sur es al contrario. Y que ese giro es debido al impulso que produce la rotación de la Tierra.

No sé cuál es la explicación, pero supongo que si un disco gira según un sentido, si se mira por una cara se observa el sentido contrario del observado por la otra. Luego los sumideros se ven desde un lado en un hemisferio y desde el otro en el otro. Luego si en uno es dextrógiro en el otro será levógiro.

Es tremendo, pero lo que puede verse y sentirse a las distintas horas del día son el efecto del giro de la tierra sobre su propio eje. Y el calor y la luminosidad del verano y la oscuridad y frío del invierno el efecto del giro de la tierra alrededor del sol a causa de que el eje terrestre está inclinado respecto al plano, que de existir, seccionaría ambos astros. De modo que cuando el Sol da de lleno es verano y cuando da de refilón es invierno. Y cuando en un hemisferio es verano en el otro invierno ¡parece increíble!

Otro trivial fenómeno, ya tratado en este blog, es el de los eclipses. Que consiste en que un astro oculta a otro y lo deja oscuro. Si la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, este queda oculto y tenemos un eclipse de Sol. Si la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna esta queda oculta y tenemos un eclipse de Luna.

Ambas clases de eclipses son raros y se producen muy de tarde en tarde. Pero hay un eclipse que es muy frecuente, porque es diario. Ya que la Tierra oculta al Sol para los que en la propia Tierra están en la parte más retirada del Astro Rey. Por lo que cada día contemplan un eclipse total de Sol llamado Noche y dos parciales llamados Aurora y Ocaso.

Y lo más increíble de todo es que cosas tan corrientes pasen desapercibidas o se ignoren lisa y llanamente ¡Y sobre todo es sorprendente que no se caiga en la cuenta de que son cosmológicas!