¡UN GRAN REGALO!
La Reina Maga Isabel, mi hija, me
ha "echado" un ukelele, que como yo mismo, es barítono.
Si me hubiera echado un tocadiscos,
con sus discos, sería distinto, porque con enchufarlo, ponerle el disco, la
agujita encima y darle el "ON" ¡pues ya está!
¡Pero no! Esto es distinto.
Aunque mi hija, como la
Providencia que cuida de los pajarillos, me ha traído también literatura musical,
que no se lee como se lee, por ejemplo, una novela sino que al ser distinta
esta escritura ¡la cosa cambia!
Y ¿por qué todo esto?
Pues porque a mí me gustan ¡a
rabiar! varias cosas.
Unas de ellas pintar y dibujar. Y
para eso no hace falta nada. Porque si se es "geométrico" o
"tachista" se lo inventa uno. Y si se es figurativo se fija uno. En
tal caso la mecánica es muy sencilla: Disponer el soporte: papel, lienzo o lo
que sea, y atacar con lápiz, carboncillo, pincel o lo que sea. Y a continuación se mira el resultado. Si le parece a uno bien sigue. Pero si no, compara y corrige
"llevando la contraria": Que parece que está demasiado gordo, se pone más
delgado. Si demasiado delgado, se pone más gordo. Si demasiado
alto, se pone más bajo. Si demasiado bajo, se pone más alto...Es fácil y
no falla.
Otra cosa que me encanta es
redactar. Para eso sí se necesita saber mucho ¡Pero ya se aprendió en la escuela!
Es ponerse. Y yo desde hace tiempo me estoy poniendo. Y llevo redactados, como
esta, cerca de 900 entradas en mi blog ¡un buen tocho!. Que también es fruto de
un regalo filial, de mis hijos Ana y Rafa.
Y la otra cosa que me gusta
muchísimo es cantar. Pero este asunto lo tengo más descuidado. De ahí el
auxilio del ukelele.
Lo que más me interesa es que
entre pintura y música hay analogías esenciales y diferencias colosales.
Veamos:
La sucesión de sonidos musicales
se llama "escala cromática", y hay razones de peso para llamarla así.
Debido a que los distintos sonidos tienen una relación semejante a la que
tienen los colores.
Porque un sonido es el efecto en
los oídos de las ondulaciones del aire impulsado, entre otras maneras, por cuerdas
en tensión que se ponen a vibrar.
Y un color es el efecto en los
ojos de las ondulaciones de radiaciones electromagnéticas que ya vienen
impulsadas desde el origen natural solar, o de fuentes artificiales.
Cada sonido y cada color es la
manifestación de ondas, caracterizada por sus medidas, que se expresa de dos
modos distintos: longitud de onda y frecuencia.
Longitud de onda es la longitud
entre dos punto análogos sucesivos, que se expresa en metros, o sus múltiplos o
submúltiplos, o en otras unidades distintas, como yardas.
Y frecuencia está determinada por
la cantidad de ondulaciones comprendidas en una unidad de longitud.
Curiosamente si se aumenta o se
disminuye la longitud de onda o la frecuencia de la onda que se percibe como un
sonido o como un color se produce la percepción de un sonido o de un color
distinto.
De todos modos las analogías
entre sonidos y colores desaparecen si vemos las cantidades implicadas entre
unos y otros fenómenos. Porque las longitudes de onda sonoras van de metros en
sonidos graves y de milímetros en agudos, mientras que las longitudes de ondas en
el espectro visible se mide en nanómetros, o sea en milésimas de milímetros.
Aparte de que unas cosas son los ojos y otras los oídos.
Pero, en cualquier caso, entre
música y pintura se puede tramar composiciones bastante análogas. Sobre todo si
se evita lo representativo, que en pintura puede ser muy recurrente y en música
menos.
Como yo practico en la pintura la
estética concreta la cosa se
facilita. Porque trato de componer armonías cromáticas. Y la música básicamente
consiste en la interpretación de armonías cromáticas.
Pero claro, no hay una
correlación absoluta entre "cromatismo musical" y "cromatismo
pictórico". A pesar de que el cromatismo musical se expresa en una
"escala cromática" y el pictórico en una "gama cromática"
expresada también en un "círculo cromático". Pero ya hemos visto que
no se trata de asuntos radicalmente distintos.
Por otra parte la música es una
sucesión de sonidos que surgen y desaparecen rápidamente. Mientras que los
colores de los cuadros permanecen. Luego las armonías musicales se valen del
recuerdo y las pictóricas de la presencia. Podría salvarse esta discordancia si
en vez de comparar la música con la pintura la comparáramos con el vídeo. donde
aparecen y desaparecen las imágenes, y con ellas los colores que las forman.
Pero para meterme en ese berenjenal
me coge talludito...
Así que yo a mis cuadros y a mi
ukelele.