Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

miércoles, 22 de julio de 2009

Piratas de Caribe.

Este post nº126 del Salterio se lo dedico a Isa por su cumple.
Y en Puerto Rico cumplió su primer mes.
EL MORIVIVÍ Y LA YERBA BRUJA.


¿Existe el paraíso?

Existe.

¿Dónde está?

En Puerto Rico. Toda la isla de Puerto Rico es un enorme paraíso. Lo sé porque lo he visto y lo he vivido durante tres años.

¿Existe el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal en Puerto Rico?

Pues no lo sé porque no lo he visto. Pero si he visto el moriviví, que es una mimosa que cuando se le toca se hace la muerta. Y también la yerba bruja, que no es una hierba sino una hoja más bien grande, ovalada, carnosa y lobulada. Que tiene la mágica cualidad de criar hijos entre los lóbulos.

Tampoco he visto serpientes en ese paraíso, pero si he visto, y oído, coquís. Un coquí es una ranita, pequeña como la uña de un dedo gordo de la mano, que emite un sonido característico, por el que se le nombra.

Claro que todo lo que os diga está de más si no vais a Puerto Rico. O si estando allí os quedáis encerrados en algún lujoso hotel y no vais a sus pueblos, a sus campos, a sus reservas forestales que son como selvas, a sus manglares y a sus playas con bosques de palmas de coco.

Lo más curioso de Puerto Rico es que hasta que fuera conquistado militarmente por los gringos su territorio era una provincia española. No es que perteneciera a España, era España, una parte de España. Y la putada es que seguramente era la provincia más bella de todas.

A mi me parece que España, mejor dicho las Españas, nunca ha, o han, tenido propiamente un imperio, sino que era un estado confederal muy extenso. Y lo malo es que tenía el territorio dividido por el Océano Atlántico y por el Pacífico. Estados Unidos tiene un tamaño parecido, pero al ser un país más compacto nadie dice que sus estados sean provincias de su imperio, aunque algunos estén separados como Alaska o tan alejado de los otros como Hawai.

El caso es que cuando esa gran confederación española se desmembró en muchos estados independientes quedaba sólo la cabecera del puente en América y también Filipinas y se lanzó el enemigo americano a por los restos de unos territorios ya mal administrados. Y con el señuelo de una independencia que ni Cuba ni Filipinas habían alcanzado, les hicieron el lío.

Pero Puerto Rico era distinto. Tenía sus problemas con la península fruto de la mala administración. Pero no se había embarcado en aventuras independentistas. Y por inercia o por lo que fuera cayó presa de la codicia gringa. Y hoy por hoy, después de más de un siglo la Perla del Caribe sigue viviendo alienada. No es un país independiente, ni siquiera formalmente como Cuba, y no es un estado americano, sino una especie de comunidad autónoma en relación asimétrica con ese estado gigante. Los puertorriqueños son ciudadano americanos, pero Puerto Rico no es un estado americano.

Volver al seno español ya no es posible. Pero Borinquen merece un trato mejor de su metrópolis. Merece que le ofrezca al menos la posibilidad real de elegir entre uno de estos tres modos de ser:

Seguir siendo lo que es ahora, un Estado Libre Asociado.

Ser un Estado Independiente.

O ser un Estado más de los Estados Unidos, como Alaska o como Hawai.

¡Nobleza obliga! Pero no parece.


martes, 21 de julio de 2009

La verde ontología.

Este post nº 125 del Salterio se lo dedico a mi sobrina Elena por su cumple que celebramos hoy. EL VERDE CANTO DEL CISNE.




Al este del edén hay dos grandes pitas de un verde uniforme. Y al oeste un grupo de ellas, de diversas tallas y un poco atigradas, porque las verdes hojas tienen sus bordes amarillos.

Las del este son sólo dos porque les vamos extirpando los hijos, aunque algunos logran sobrevivir. Son plantas gigantescas y algo feroces. Cada hoja tiene casi dos metros de longitud con una aguda púa en el extremo y bordeadas de dos filas de espinas, como dientes, por lo que se asemejan a bocas de cocodrilo. Me he clavado con esos pinchos infinidad de veces, causándome pequeñas heridas bastante dolorosas. Y si se cortan hay que andarse con cuidado, porque tienen una sabia incolora y transparente que para algunas personas resulta muy irritante. Aunque a mí me afecta poco. Verdaderamente son más bellas que peligrosas.

Hace unos días miré distraídamente por la ventana de la cocina y me pareció ver un tronco que sale de una pita. Me acerco y efectivamente, de una de ellas salió un enorme vástago, del orden de seis metros, que no había visto antes. Era como un gigantesco espárrago. O como una gigantesca polla vegetal. Polla o clítoris, o las dos cosas, no sabría precisarlo ahora. Pero de eso se trata, sin duda alguna, porque es el órgano sexual de esa elefantina planta. Destinado a esparcir o a recibir polen, que viene a ser –como es sabido- el esperma de las plantas. Y luego a sembrarlo todo de hijos.

Resulta muy poético. Pero es que además es muy dramático porque a las pitas les pasa como a los salmones, que culminan su vida con el acto sexual y reproductivo. Y cuando florecen y esparcen su polen y sus semillas fecundadas ¡por la mediación de murciélagos! las pitas se mueren.

Me decía Elena: ¿Y esta se va a morir a continuación de florecer, que ya está a punto?


Pues sí.


¿Y no hay modo de salvarla?


Pues no.





Pero no se trata de una muerte rápida y triste. Sino que es un proceso secuencial y fastuoso. Lo que es rápido es el crecimiento de ese árbol tan grande y tan efímero, del que salen ramificaciones floridas, ya os lo iré contando según se vayan produciendo los acontecimientos.





No es que esperen al final de su vida para reproducirse, ya que de un modo clónico las raíces lo siembran todo, se dice que de hijos, más bien de hermanos o quizás de réplicas de la misma pita, que no es individual sino plural. De tener nosotros esa cualidad lo llenaríamos todo de yoes. Y podrían matarnos en uno y sobrevivir en otros ¡Esto de las pitas es cojonudo!

Me ha dicho mi amigo Damián que cuando por fin esparza sus semillas se producirá una masiva invasión de pitas. Estas si serán hijas. Ya veremos cómo nos apañamos para mantenerlas a raya.

Después de la eclosión y la muerte la pita se secará. Pero no hay que cantar derrota, porque sé la manera de reencarnarla. Transformando el seco tallo en un didgeridou.

Sé de estos instrumentos por Damián que fue alumno mío el curso anterior al que acaba de terminar. Un día llevó uno a clase. Se trata de una especie de trompeta larguísima de madera fabricada con el tronco de una pita ahuecado, en toda su longitud, y tiene en la embocadura y en todo el interior un recubrimiento de cera.

Se trata de un instrumento ancestral tocado por una étnia igualmente ancestral, la de los aborígenes australianos. La música que le corresponde está compuesta por altibajos en un sonido continuo como el de una gaita. Y ahí reside una de sus dificultades, que el músico no puede dejar de tocar ¡ni tampoco de respirar! y emite sonidos ininterrumpidamente ¿Cómo es posible? Es que suena tanto al aspirar como al espirar, me aclaró Alejandro. Luego esos músicos tienen un respirar musical ¡Maravilloso!


Esa música favorece la meditación mística tanto de intérpretes como del auditorio. Damián conoce los secretos de esa música y de ese instrumento que piensa transmitirme. Con lo que me devuelve el favor del magisterio. Pero mucho me temo que no voy a poder dar el tipo como discípulo como él lo dio en su momento.



viernes, 10 de julio de 2009

Con las cosas de comer no se juega.



La carta del dibujo seguiría:" rida Ana: Este post nº 124 del Salterio te lo dedico con motivo de tu cumple..."


LO QUE COMEN LAS PLANTAS.





¡Lo que comen las plantas! ¡No paran de comer en todo el puto día!

El caso es que se alimentan del aire como los camaleones.

Lo cual no es exacto, porque los camaleones no se alimentan del aire, sino de los insectos que vuelan en el aire. Pero las plantas sí, porque se alimentan de uno de los gases que componen el aire. También se alimentan de algo de la tierra, pero muy poco.

El gas que nutre a las plantas es el óxido de carbono, el famoso CO2 tan denostado por los ecologistas, que son, por otra parte, tan amantes de las plantas. Si las plantas pudieran hablar les dirían: “¡Joder! cómo sois tan amigos nuestros y tan enemigos de nuestro papeo”.

Menos mal que a pesar del celo ecologista el CO2 no escasea, que si no iba a haber una hambruna vegetal del copete. Y luego palmarían primero los bichos vegetarianos y después los carnívoros.

¡Es un misterio de cojones! P. E. uno va a prepararse una barbacoa y se compra en un super o en una gasolinera un par de sacos de leña que pesan, pongamos, diez kilos.

La leña es sólida y pesada. Está compuesta por trozos de troncos y de gruesas ramas y el elemento predominante es el carbono, que es sólido. Hace uno su barbacoita, echa sus risas y al final queda un poco de ceniza ¡ni de coña diez kilos, ni siquiera uno! ¡Y dónde están los más de nueve kilos restantes?

Llega el enteradillo y dice: En el aire, en forma de CO2. O sea ¿que el carbono de la leña se ha combinado con el oxígeno que es un gas ligero e invisible y se ha convertido en un gas igualmente ligero e invisible que ha desaparecido sin dejar huella como la pasta que costó la leña? ¡Con lo que pesaba la puta leña! Que se te caía en un pie y te dejaba cojo.

¡Así es! ¡¡¡Acojonante!!! Es algo que uno sabe porque se lo han contado, no porque lo haya podido averiguar por sus propios medios.

Todo eso lo digo porque Anita y Rafa viven en un magnífico piso interior en la calle Chile. Es interior pero muy luminoso porque el patio es tan ancho como una calle. Pero en vez de tener un jardín interior, que sería lo suyo, tiene una cubierta de chapa de un enorme almacén de automóviles. Destaca una altísima chimenea sujeta con vientos por la que salen los fétidos gases de la combustión de los motores de los coches allí almacenados. Algo huele mal, pero hay que fijarse, porque no es evidente.

Anita y Rafa han colocado plantas en el interior de su casa. Destaca una enredadera de poto, que es tropical y están sus verdes hojas veteadas de blanco.

El poto está exuberante. Se extiende por las paredes como si fuera aquello el Amazonas. Claro, está alimentada de puta madre por el CO2 que entra a raudales por las ventanas. Y claro lo absorbe, crece y Ana y Rafa respiran un aire más sano.

Una imagen alimentaría correspondiente al consumo humano equivalente a esta correspondiente al consumo vegetal sería algo así como si al abrir las ventanas se colaran jamones, chorizos, albóndigas, croquetas, tiernas chuletillas y gambas de Huelva…

Bueno, lo del CO2 no debe ser un alimento tan variado, pero es que las plantas no deben ser tan caprichosas. Pero vamos, lo que quiero decir es que tales efluvios del garage para la referida planta viene a ser algo así como si a Ana y a Rafa le hubieran dado barra libre en Al Campo o en el Mercado de Chamartín que es lo que tienen más cerca.

domingo, 5 de julio de 2009

La esférica tontuna.

Este post nº123 del Salterio se lo dedico a Arancha que es la maestra de Sana&Saxo. EL RUIDO DE LAS ESFERAS.



Hay un batiburrillo en las esferas que mucho me temo que estemos todos confundidos. Yo trato de aclararme y someto a vuestra consideración mis comidas de coco.

Está claro que cada persona se mueve en su esfera que es privada. Que se caracteriza por las relaciones recíprocas entre personas que la habita.

Pero hay otras esferas que son públicas, que no las habitan personas sino personajes. Y las relaciones de estos personajes con las personas de las esferas privadas no son recíprocas sino que tienen un solo sentido, de la pública a la privada y no al contrario.

La esfera pública está compuesta por el sector que dicta las normas, las hace cumplir, emite mensajes que llegan con facilidad a los administrados, pero no en sentido contrario, salvo el importe de tasas e impuestos que llega a la esfera pública sin la menor dificultad. También está compuesta por el sector cultural, que edita libros revistas, tiene emisoras de tele y radio, produce películas, teatro, espectáculos musicales, etc. Y también por el sector deportivo compuesto por clubes, competiciones, etc.

Los personajes de la esfera pública son profesionales y cobran por intervenir. Largan y largan y el público mira, escucha y lee y nunca dice nada, o si lo dice es como si no lo dijera.

Lo característico de la esfera pública es comunicar con muchos a la vez por lo que emplea una tecnología sofisticada y de gran envergadura. Mientras que los de la esfera privada comunican con pocos simultáneamente, las comunicaciones masivas son muy raras. Por lo que pueden no emplear tecnología alguna, o de emplearla es doméstica, lo cual no quiere decir que no sea sofisticada. Principalmente esa tecnología se emplea para entrar en comunicación con la esfera pública, para ver la tele, oír la radio etc.

La esfera pública es fría y distante, y para aproximarse se viste con la piel de cordero de la privada y a veces admiten intervenciones del público como los oyentes que hablan por una vez en su vida en las tertulias radiofónicas. Otras veces abre sus brazos y admite al pueblo llano, otorgándole provisionalmente el estatus de personaje. El suplemento dominical de El País del domingo pasado ofrece un ejemplo clamoroso en todo el número y especialmente en la imagen de portada que consiste en una foto de la entrada del Palacio de la Moncloa con el presidente Zapatero y cuatro personas más, con el siguiente pie de foto: “Alfredo (bombero), Laura (parada), Isabel (ama de casa), José Luis (presidente del Gobierno) y Marcela (estudiante universitaria) ¡casi nada!


Pero como las ciencias adelantan que es una barbaridad las esferas privadas pueden disponer de unos aparatos domésticos que son la hostia, que pueden darle la vuelta al mundo en un pis pas y mandar mensajes al quinto carajo y recibirlos desde tan lejos, pero no de un modo profesional o comercial, sino puramente amateur.

Ya se que los sistemas que posibilitan ese tráfico prácticamente gratuito están pensado para que sus dueños se forren con la publicidad del mercado virtual y del otro, pero el caso es que hoy por hoy quien quiera puede enrollarse o enseñar imágenes sin intermediarios que determinen lo que se puede decir, lo que no se puede, quién puede y quien no.

Ahora en la esfera privada son posibles las expresiones con alcance universal, constituyendo un estado de auténtica libertad. A ver lo que dura.