INVOLUCIÓN.
Parece que estoy sufriendo un
proceso involutivo...
Espero que circunstancial...Y que
pronto retorne a la normalidad.
Ello es debido a que llevo una
temporadita en la que me duele la pierna izquierda.
Es un dolor por lo general
soportable. Que se disipa si estoy haciendo algo, como dibujar o redactar, que
es lo que estoy haciendo ahora. Pero resulta muy incómodo por la noche, como
ahora, que me metí en la cama, aguardando a Morfeo. Pero no llega. Por lo que
me he levantado y me he puesto a redactar este post de mi blog. Y Morfeo
llegará cuando llegue y será bien recibido.
Esto me pasa por tener
extremidades,
Porque lo propio de nuestra estirpe es no tenerlas. A diferencia
de la de las moscas y las gambas, por ejemplo, los artrópodos, que tienen
muchas.
Ellos sí, pero nosotros no.
Nosotros, los
tunicados, somos meros tubos, más o menos alargados.
La diferencia es que nosotros somos, básicamente, tubos lisos. Mientras que ellos son tubos compuestos por una sucesión de anillos. y de cada anillo salen cuatro extremidades. Luego nosotros estamos muy escasitos de extremidades mientras que a ellos les sobran. Por lo demás ellos y nosotros tenemos simetría axial.
Cuesta reconocerlo, pero nuestros ancestros ¡eran unos miserables gusanos! Trozos de manguera, con lo que sea dentro ¡y ya está!
Y nosotros ¡pues eso mismo, pero
tuneados. Y el estar tuneado no deja de ser un apaño. Porque somos lo que en el
fondo seamos.
Y algunos de nosotros, los
vertebrados, a duras penas, hemos conseguido cuatro extremidades. Y dentro de
este grupo, el nuestro, los humanos, hemos logrado la machada de encaramarnos
en dos de ellas.
Si fuéramos a cuatro patas no iríamos tan chulescamente como vamos ahora, pero iríamos más seguros de tener una de ellas averiada.
En el plano de los gusano el desplazamiento
es más "indigno", pero curiosamente, un grupo de
vertebrados han renunciado al uso de extremidades, las han "perdido".
Me refiero a las serpientes, que en época relativamente reciente "han
dicho" ¡ya no quiero patas! y fijaos lo bien que se apañan.
Pero parece que eso de
desplazarse, de cambiar de suelo es algo indispensable,,,
¡Pero no!
Porque los vegetales no se
desplazan. Se dicen que son "sésiles", están pegados al suelo.
En cambio los animales nos
desplazamos tan lindamente...
¡PARA EL CARRO!
Porque seguramente los animales
ambulantes antes fueron sésiles. Y de hecho hay muchos animales que siguen siéndolo.
Como los espongiarios, los corales, algunos moluscos como los mejillones y algunos
crustáceos como los percebes.
Por otra parte los vegetales tan
solo son sésiles en una fase de la vida. Porque en la fase de semilla se
desplazan ¡que da gusto! Y en la fase polen lo mismo.
La singularidad de los animales por la que
pueden desplazarse consiste en adquirir la madura facultad de procrear sin
abandonar la fase larvaria, digamos. O sea, que se hacen adultos sin dejar de
ser niños.
Y por eso alcanzan la plenitud sin quedar por ellos clavados al suelo.
Porque la regla es que de joven
se desplacen y de adulto se queden varados, Eso es lo que ocurre con los
espongiarios, que las larvas se desplazan para buscar nuevos destinos y los
adultos se vuelven sésiles. También ocurre con los corales, que en la fase juvenil
es la medusa. Lo que pasa es que en unas especie predomina la fase pólipo, que se fija
al fondo y en otras la fase medusa, de la que no sale en toda su vida.
Pero vamos a detenernos en
nuestros orígenes de vertebrados.
La madre del codero, y de todos
los demás vertebrados, es la ascidia.
Bicho marino, que es muy poco
popular. Vive en el fondo del mar, rodeado de semejantes. Recuerdan racimos de
uvas, pero con un par de agujeros.
Verdaderamente esos bichos
parecen uvas. Porque están cubiertos de algo parecido a una túnica que
envuelve al bicho. Y por eso se les llama tunicados
a ese amplísimo grupo de animales, en el que estamos incluidos los humanos.
También se les llama cordados. porque la larva de las
ascidias, llamada anfioxo, tienen un
cordón dorsal que es como la médula espinal de los vertebrados. Por lo que
veremos que la larva de marras ¡trae cola!
Dentro de la túnica de los
tunicados hay un bicho, que es un tubo con la forma de la letra U que saca sus
extremos por los agujeros de la túnica. Uno es la boca y el otro el ano, Y se
pasa la vida tragado agua marina por la boca y expulsándola por el ano. Pero no
sale tal cual entró, si no filtrada ¡porque tiene un filtro, con el que retiene
los alimentos! Luego estos animales son filtradores. O sea que nuestro
antepasados eran filtradores...
¿Y nosotros?
¡Nosotros también!
Porque en una fase larvaria hemos
tenido branquias...
No es porque hayamos sido peces,
sino que las larvas que antes fuimos son muy semejantes a las larvas de los peces.
Y también a las larvas de anfibios. Y a las de reptiles. Y a las de las
aves...Y a las de todos los otros vertebrados! Y a las de las ascidias, que son
los ya citados anfioxos, pasando por las de las lampreas.
Nos habremos preguntado alguna
vez ¿cuál será el eslabón, si no perdido, desconocido para mucha gente, entre vertebrados e invertebrados?
¡El anfioxo!
Porque la ascidia es un
invertebrado y su larva, el anfioxo, es un proto-vertebrado. Tema tratado en
este antiguo post de este mismo blog.
Ni el anfioxo ni su descendiente
directo, la lamprea, tienen un espinazo formado por vértebras, sino un notocordio. Que es un tubo cerrado por
sus extremos y lleno de sangre a presión que lo mantiene turgente y hace la
función de sostén que más tarde asumirá el espinazo, que es un rosario de
huesos unidos entre sí por músculos y tendones.
¡Y qué duda cabe que es
preferible disponer de un espinazo óseo que de un notocordio que hay que
mantener firme a la fuerza!
Con lo que se confirma una vez
más que antes de la primera y de la segunda ley de la termodinámica está ¡la
del mínimo esfuerzo!