Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 28 de diciembre de 2008

Inocente,inocente.

Con este post, con dibujos que no son del Salterio, felicito el Año Nuevo a todos los seguidores del Salterio ¡Que 2008 se porte!INOCENTADAS.


Hoy es domingo, día habitual de nuestra cita y 28 D. Día, por lo tanto, de los Inocentes. No os voy a dar una inocentada sino contaros una historia verdadera, que si bien no es estrictamente una inocentada, se parece mucho.

Como estamos a tres días de Año Nuevo, os felicito ahora, porque no voy a encontrar una historia tan buena como la del año pasado. Que si la queréis ver de nuevo no tenéis más que cliquear AQUÍ.

Lo que os voy a contar es una de esas bromas tremendas que se daban en época de mis padres.

Había en Huelva un aspirante a torero que yo conocía, que no llegó a cuajar, como es lo más probable.

Todos los toreros, deportistas, artistas y gente notable o con aspiraciones tiene un ambiente familiar que le anima, le impulsa, le hace la pelota y da el coñazo a todo el que tiene alrededor con su entusiasmo.

Al torerillo del que hablo lo apadrinaba su hermano. Y daba en su oficina la brasa con la excelencia del diestro. Creo que estaba bien. Ya ponerse delante de un bovino de esos, además ante tanta gente, tiene su miga. Una vez que entró a matar vi, desde mi posición, como entraba la espada hasta el puño, y el puño, y el brazo entero ¡es que no había cogido toro! Pero el fotógrafo, que ese si que era un artista, le sacó unas fotos ¡que ni Manolete!

Bueno, su hermano decía que tenía un talento fuera de lo común, y un valor extraordinario ¡pero no tenía suerte! ¡No le daban una oportunidad! Si le daban porque yo lo vi torear. Pero no una oportunidad buenísima.

En la oficina, que tenían bastante mala leche, decidieron gastarle una broma de gran calibre.

Escribieron una falsa carta, supuestamente de Juan Belmonte, que entonces era el presidente, o lo que fuera, de la Real Maestranza de Sevilla, en la que decía que había llegado a sus oídos las excelencias del joven diestro. Que la Maestranza tenía un programa de promoción de jóvenes talentos. Y que si quería torear una novillada en la plaza de Sevilla debía presentarse en su despacho en la fecha y hora indicadas.

Para hacer más veraz la carta, en una imprenta -a la que tenía acceso uno de los que estaba en el ajo- estamparon en el papel y el sobre el membrete de la Maestranza. Y uno de los bromistas viajó hasta Sevilla, para echar allí la carta y de ese modo tener el debido matasellos.

La carta llegó al destinatario, y su hermano, más aterrado que contento llevó la carta a la oficina, y la estuvo enseñando. Pedía consejo, porque no sabía qué hacer.

¿Cómo? Pies ir a la Maestranza y acudir a la cita con Belmonte ¡Menudo honor! ¡Qué suerte! ¡En hora buena!

Todos le felicitaron efusivamente, como correspondía a la ocasión.

Días más tarde en diestro se fue a Sevilla. Tembloroso y emocionado se presentó en el despacho de Belmonte. Este lo recibió. Y le dijo que qué quería. Le respondió que venía por lo de la carta.

¿Qué carta?

Esta, y se la enseñó.

La miró Belmonte y dijo:Esta carta no la he escrito yo.

El hermano del diestro bramaba ante sus compañeros de trabajo. Insultaba a diestro y a siniestro, pero nadie se dio por aludido.
Y El caso es que en aquella oficina nunca más se volvió a hablar de aquel torero.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Feliz Navidad, de nuevo.

Este post, precedido por este dibujo que no es del Salterio, aunque contemporáneo, se lo dedico a todos los amigos que se asoman a este blog, a los que felicito en estas fiestas.EL BELÉN DE NICO Y DE JORGE.



Hoy es Navidad y a pesar de que durante la mayor parte del año la mayoría de la gente demuestra, más que tibieza, frialdad ante las vivencias religiosas, no deja de ser curioso cómo en estas fechas toda la sociedad resulta notablemente “sacralizada”.

Algunos progres con “conciencia de clase” se resisten, aunque vanamente. De todos modos los más motivados, que siguen los “servicios religiosos”, son minoría. Pero todos estamos más o menos influidos por ese “espíritu navideño”, ya que es muy raro que no se haga la cena y de la comida de Navidad el 24 y el 25. Luego viene Año nuevo que es más laico y se vuelve a remachar el clavo con los Reyes.

En casa hacemos todo esto y además ponemos el belén para nuestros nietos. Que como sabréis los seguidores de este blog son los hermanos Nico y Jorge.

Nico es un caballero que ya tiene cuatro años y Jorge está en vía de serlo, y tiene más de año y medio.

Como todos los años por estas fechas saco el Nacimiento del trastero donde está nadando* la mayor parte del año. En realidad lo que saco es una estructura de madera y una caja con las figuritas, que luego hay que armar y adobar con musgo, tierra, piedras, agua y luces. Este año he contado con la inestimable cooperación de Nico.

A continuación muestro una foto del belén, que mejor no la pusiera porque no da ni una remota idea de cómo es, ya que en la foto parece feo mientras que en la realidad es muy bonito.

Esas figuras son las del belén que me ponía mi madre hace más de sesenta años, salvo el “misterio” que se lo quedó mi hermana. Ahora tengo dos, y el que hemos puesto lo eligió Nico y a mí me parece el mejor.

Una mejora importante se debe a que estuve un poco antes de las Navidades antepasadas en Nápoles y me documenté del estilo napolitano de poner belenes.

No me refiero a los belenes palaciegos con esa imaginería maravillosa, sino a los populares, del fantástico mercado de belenes que ocupa en estas fechas una buena parte del centro de la ciudad. Y es que estos belenes no están en un plano horizontal, sino en una ladera.

El nuestro, en homenaje a Nápoles, está coronado con un volcán, al que le hemos metido unas lámparas parpadeantes para simular las erupciones. Lo malo es el humo que no he logrado dominar, porque el año antepasado le puse un mecanismo de los trenes eléctricos, pero no me funcionó. El pasado uno de las fuentes humeantes, pero lo pone todo perdido de agua. Y este año no hay humo. Salvo que alguien de vosotros me de la solución.

Nuestro belén tiene cinetismo, porque el molino se mueve. Por el río corre agua que mueve un molino y dentro del horno de la panadera hay una luz parpadeante, de modo que más que una panadería parece un taller de soldadura. También tiene luz parpadeante la hoguera de los pastores. Y tienen agua auténtica el laguito y el pozo.

Pero el nuestro tiene algo especial que los demás no tienen. Porque, a la vista del misterio sobrante, dijo Nico: “Ponle en la cuna al hermanito”.
Por lo que nuestro Pesebre tiene dos Niños.

*Cliqueando en "nadando" aparece el post en el que se explica la acepción de esta palabra que viene al caso.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Tengas pleitos...maldijo el gitano.

Con un dibujo que no es del Salterio, aunque contemporáneo, al principio y con la reposición de otro - que sí que lo es- al final, este post se lo dedico a Carmen y a Agapo. LA PIPA DE LA PAZ.


Ahora os voy a contar una historia preciosa ocurrida en un juzgado de Madrid.

Mi amigo Agapo, ilustre letrado, se ocupó de un asunto desagradable, como son los de ese género. Mi amiga Carmen que es empresaria de una agencia que representa artistas se vio en la obligación de despedir a una empleada incumplidora, y le encargó a mi amigo que le llevara el caso.

Dicho letrado aportó diversos testigos, que eran conocedores de los incumplimientos de la empleada que querían echar, a la que conocían, por la que sentían alguna simpatía ¡pero los hechos se imponen! ¡¡Qué le vamos a hacer!!

Reunidos todos en el hall de la Audiencia, uno de los testigos de la parte de mis amigos, que se llama Luis y que es un magnífico cantante, preguntó que si allí se podía fumar. A lo que le respondió mi amigo que sí, porque de esto hace algunos años y en esa época la sociedad era algo más liberal que ahora.

A la vista del tolerante ambiente, saca un cigarrillo que deshace, un papel de fumar, y se dispone a calentar una china con el mechero.

¡Pero ¿qué haces?!

Pues ¿no has dicho que se puede fumar?

¡Tabaco, pero no porros! ¡Que esto es un juzgado, joder!

Bueno, bueno ¿Y en el retrete?

¡Y yo que sé!

Bueno, pues me voy allí.

¡Que van a llamar enseguida!

Bueno, me avisas.

Se va al baño, prepara su peta lo enciende y entran unos que conoce, que son testigos de la parte contraria. Se saludan y uno le dice:

¿Pasas?

Y se estuvieron pasando el canuto, y hablando.

Que putada…Porque fulanita es buena tía…

Ya, pero Carmen lleva razón. No se ha portado…

Si, pero es una putada. Ahora se va a quedar…fíjate…

Si, a mí me da palo ¡pero que le vamos a hacer…!

Terminan de fumar. Vuelven al hall. Aún no les han llamado. Se acercan a mi amigo el abogado y le dicen:

Mira, pues hemos estado charlando. Y hemos pensado que si ponemos diez mil pelillas cada uno, esto se puede arreglar.

martes, 16 de diciembre de 2008

Los infinitos espacios.

Este post, precedido por esta imagen que no es del Salterio, pero es contemporánea, se lo dedico a Nico y a Jorge. LAS DIMENSIONES.

Está de moda el tema de las dimensiones. Que si las imágenes 2D o 3D. Que si la 4ª dimensión es el tiempo. Que si el tiempo es o no es una dimensión ¡Qué se yo!

Y ligado a las dimensiones está el espacio.

Veamos: ¿Qué es el espacio?

Se podría decir que el espacio es un sitio con dimensiones.

Y las dimensiones se suelen definir como “grados de libertad”.

Se suele designar al espacio con la letra R y con un sufijo correspondiente al número de dimensiones. De modo que:


R0 es un espacio sin dimensiones. Carece por ello de libertad. Sus habitantes están encarcelados y no pueden moverse porque están como atados de pies y manos.

Un PUNTO inmóvil y congelado es la figura más simple de tal espacio.


R1 es un espacio con una dimensión. Con una dirección y dos sentidos: de derecha a izquierda y viceversa.

En tal espacio un punto puede moverse. Y si se congela el movimiento de un punto hasta alcanzar a otro punto resulta un segmento lineal. Un SEGMENTO rectilíneo es la figura más simple de ese espacio. Que está compuesta además por dos puntos, los de sus extremos.


R2 es un espacio bidimensional. Tiene dos grados de libertad: de derecha a izquierda y de adelante a atrás y todas las posiciones intermedias. Tiene, por lo tanto dos direcciones y cuatro sentidos. En ese espacio caben cómodamente los espacios R0 y R1.

La figura más simple de este espacio es el TRIÁNGULO. Que puede concebirse como la congelación del movimiento de los puntos de un segmento rectilíneo que fueran a unirse con un punto exterior.

Un triángulo está formado por 3 puntos, que son sus vértices, 3 segmentos rectilíneos que son sus lados, y un trozo de plano limitado por todo esto.

Pero ¡ojo! Que los triángulos como los conocemos, que son bidimensionales ¡están colocados en un espacio tridimensional! Porque un triángulo, bidimensional, visto desde dentro de un espacio también bidimensional, se ve totalmente de perfil. En forma de ángulo plano, o de un mero segmento. Y para poderlo distinguir de un segmento o de un polígono de más lados ¡hay que rodearlo! Y por ello gastar tiempo. Por lo que la dimensión “que falta” parece tiempo.


R3 es un espacio tridimensional o tridireccional. Con largo, ancho y alto. La figura más simple de este espacio es el TETRAEDRO. Que puede concebirse como la congelación del movimiento de los puntos de un triángulo que fueran a unirse con un punto exterior.

Un tetraedro está formado por: 4 vértices, 6 lados, 4 caras triangulares, y un trozo de espacio G3

Las personas, otros seres vivos, nosotros mismos y muchas cosas son tridimensionales Y una de dos: o el espacio en que estamos es también tridimensional ¡y en tal caso todo esto lo vemos deformado! O vivimos en un espacio tetradimensional ¡que no notamos!


R4 ¡es un espacio tetradimensional! Inimaginable pero perfectamente comprensible, del que podemos saber muchas cosas ¡tantas como sabemos de los anteriores! No podemos imaginar las cuatro direcciones y sus ocho sentidos.

La figura más simple de este espacio tiene un nombre conocido, se llama PENTACÉLULA y puede concebirse como la congelación del movimiento de los puntos de un tetraedro que fueran a unirse con un punto exterior. Y tiene 5 vértices, 10 lados, 10 caras, 5 cuerpos y es un trozo de espacio con cuatro dimensiones comprendido por todo lo anterior. Puede representarse perfectamente en 2D o en 3D a pesar de que tenga 4D, ya que es habitual que se represente en 2D lo que es 3D.


R5 es un espacio pentadimensional Tampoco podemos imaginar las cinco direcciones y sus diez sentidos.

La figura más simple de este espacio no tiene nombre que yo sepa, así que aprovecho la ocasión para llamarle NICOLIO que puede concebirse como la congelación del movimiento de los puntos de una pentacélula que fueran a unirse con un punto exterior. Tiene: 6 vértices, 15 lados, 20 caras, 15 cuerpos, 6 pentacélulas y un trozo de espacio pentadimensional comprendido por todo lo anterior.

También puede representarse sin dificultad en un espacio 3D o en uno 2D.


R6 es un espacio hexadimensional del que tampoco podemos imaginar sus seis dimensiones y doce sentidos.

La figura más simple de este espacio tampoco tiene nombre que yo sepa
por lo que la bautizo por mi cuenta y la llamo JORGELIO. Puede concebirse como la congelación del movimiento de los puntos de un nicolio que fueran a unirse con un punto exterior. Y tiene: 7 vértices, 21 lados, 35 caras, 35 cuerpos, 21 pentacélulas, 7 nicolios y un trozo de espacio hexadimensional comprendido por todo lo anterior. También puede representarse sin dificultad en un espacio 3D o en uno 2D.

Y esto es el cuento de nunca acabar, porque podemos concebir espacios de las dimensiones que queramos y podemos dibujar sus figuras más simples, de las que podemos conocer exactamente todos sus elementos, gracias al triángulo de Tartaglia o de Pascal que está reproducido a continuación y que se puede continuar indefinidamente.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Mazo de siglos.

VIVIR EN TRES SIGLOS.

Ya se que nadie puede vivir 300 años, y son raros los que pueden vivir un poco más de 100. Pero vivir en dos siglos es fácil ¡Nos viene pasando a todos!

Vivir en tres ya parece imposible. Pero los siglos se solapan. O ¿es que ahora que estamos en el XXI no queda nada reconocible del XX? ¡Lo que cuesta reconocer es lo que hoy hay "ex novo" exclusivo del XXI! Posiblemente el XIX se solaparía demasiado sobre el XX en nuestro país que pudo sufrir dramáticos retrasos debido a catástrofes históricas, como las del 98 y del 36.
Bien pudo solaparse el XIX sobre la mitad del XX. De modo que los que nacieran en el año 40 podrían vivir en tres siglos: En el último tramo del siglo solapado, en la mitad del propio (propiamente dicho) y en el siguiente ¡Y eso es exactamente lo que me está pasando a mí!

El problema está en poder comprobarlo.

Porque si hubiera gente que viviera doscientos o trescientos años se podría recurrir a ellos ¡Pero no hay!

Recurramos al arte. Generalmente después del telediario de la tarde sintonizamos TeleMadrid y vemos, entera o sólo un trozo, la enésima película del oeste que ponen cada día. Y la mayoría de estas películas están ambientadas en el siglo XIX. Y como parece que están magníficamente documentadas, puede que sean fieles representaciones de hechos ocurridos en el siglo XIX. Y el panorama que en esas pelis se representa es calcado al que yo recuerdo perfectamente en la Huelva del segundo lustro de la década de los cuarenta y en prácticamente toda la siguiente.

Ergo he podido vivir en el siglo XIX. Lo he vivido, lo he palpado, me ha envuelto.

La verdad es que se parecía muy poquito al Siglo XX propiamente dicho. Mucho adoquín por la calle. Mucho mulo, mucho burro y mucho caballo. Y muchos cagajones en los adoquines empapando el ambiente de ese aroma dulzón tan característico.

También había mucho mantón negro en las mujeres. Espeso en invierno y tenue manto transparente en el verano, aunque sobre otro algo más opaco pero ligero. Negro zaino o color “ala de mosca”.

En los hombres no era tan frecuente en la clase obrera la imagen castellana de la boina negra, como el sombrero cordobés, negro o gris, o la gorra. Y el traje, en la más acomodada, o en la que tenía más voluntad de acomodarse.

El despliegue mayor de indumentaria era el religioso, junto con el castrense.

Los curas, tonsurados, con sotana, manteo o gabán. Eso de diario, porque en desfile procesional era ya una exageración.

Las monjas era un despliegue el que hacían. Se llevaban la palma las de San Vicente Paul con esas alas blancas enormes sobre la cabeza. Pero a mí me impresionaban unas que creo que eran la Adoratrices. Iban en parejas, y las acompañaban, por detrás, una sirvienta. Las monjas llevaban el rostro enmarcado por una golilla, como la de Cervantes; pero más menudita. El hábito creo que era marrón, y el manto negro, me parece. Las sirvientas vestían de forma aún más espectacular. Lo más vistoso era el peinado, con raya en medio y dos gruesas trenzas que se recogían arriba, un poco como la Dama de Elche. Creo que llevaban un vestido de rayitas azules y blancas, con delantal y mantón negro y un enorme canasto de mimbre con un trenzado que hacía juego con el de la cabeza.

La clase militar no iba a la zaga. Había muchos soldados por todos los sitios, de caqui y con el gorrillo ese con la borla inquieta. Los oficiales y los suboficiales con sus estrellas y sus galones. Y los policías: los grises y los municipales.

Aparte de la gente uniformada, era también muy decimonónico el transporte. Predominantemente de tiro animal. Muchos carros de mulas, muchos coches de caballos, pocos automóviles y muy antiguos. Los barcos de pesca pequeños eran de vela, los mayores y los cargueros de vapor, como el ferrocarril, aunque ya se empezaba a imponer los motores de combustión interna y los eléctricos. La iluminación era totalmente eléctrica, pero se inventó en 1882 y se extendió rápidamente, o sea que es más decimonónica de lo que parece.

Del XX y del XXI ¿qué os voy a decir que no sepáis? Pero lo más llamativo del pasado es que no ha pasado del todo y yo lo he podido ver en casi todo su esplendor.

Y a lo mejor vosotros, los más jóvenes, también.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Una voluntad inquebrantable.

Este post, precedido de este dibujo, que no es del Salterio, se lo dedico a Alfonso y a Pilar. EL PINTOR CIEGO.

Después de que un super-músico como Beethoven fuera sordo no debe extrañar mucho el que haya pintores ciegos. Pero, con todo y con eso, un ciego que sea pintor, dibujante y escultor choca lo suyo. Yo conocí a uno y os lo voy a contar.

Hace ya mucho tiempo, cuando estudiaba, vivía en el colegio mayor Guitarte y tenía dos compañeros músicos que eran ciegos, Simón y Juan. Y, por surrealista que parezca, los llevaba al Museo del Prado y a ver exposiciones.

Le explicaba lo que veía y lo que me parecía. Es algo absurdo, lo reconozco, pero no más que retransmitir partidos por la radio ¡y se hace!

Una vez visitamos la que seguramente sería la primera exposición de Picasso en Madrid después de la guerra, en el Museo de Arte Contemporáneo, cuando estaba en el piso bajo de la Biblioteca Nacional. Era una exposición de grabados que yo iba describiendo. Ante uno de ellos iba diciendo:

Se ven figuras. Unas grandes y otras más pequeñas…

¿No estarán en perspectiva? Me interrumpió Juan.

¡Coño, pues es verdad! El ciego se había dado cuenta de lo que a mi se me había pasado desapercibido.

También vimos la exposición de Velázquez en el Casón en el año de Maricastaña, en la que nuestra presencia despertó algún asombro entre otros visitantes.

El caso es que pasaron muchos años y un día Juan me llamó para ver si quería “peritar” una solicitud de beca de la ONCE para financiar un taller de artes plásticas para ciegos. Era una pasta la que solicitaba, 3 kilos de hace bastantes años. Le dije que encantado ¡como me podía perder eso!

La casa del solicitante estaba cerca de la glorieta del Marqués de Vadillo. Juan llamó al portero automático y cuando le contestaron dijo con voz sombría: “Somos de la organización” ¡No cabía en mí de gozo!

Subimos las escaleras y entramos en un piso más bien pequeño atestado de muebles. No sabía cómo se apañaría en aquel laberinto aquel matrimonio de ciegos.

A la esposa ya no la recuerdo, pero el que había pedido la beca era encantador y nos enrollamos enseguida ¡porque era un auténtico artista! Y eso yo lo noto en seguida.

Nos enseñó los cuadros que tenía por allí colgados, y dijo que no tenían importancia. Y así era. De colores chillones correspondían por no se qué sistemas a experiencias cromáticas que todavía experimentaba a pesar de que ya era totalmente ciego, aunque no de nacimiento. Eso era debido a que si se frotaba los ojos veía colores. Parece que esas son experiencias muy corrientes, pero a mi no me pasan. Aunque recuerdo que de pequeño si me frotaba los ojos veía chirivitas.

Inmediatamente dejamos tales divagaciones y entramos en materia. Habló de sus investigaciones estéticas que rayaban en la psicología. Cómo había hecho unos rectángulos de cartón en diversas proporciones que había presentado a una población de ciegos para que manifestaran sus preferencias, para luego correlacionarlas con el grado cultural de los entrevistados. La conclusión a la que había llegado es la siguiente:

A los más incultos les daba igual unos que rectángulos que otros.

Los medianamente cultos preferían el cuadrado.

Los más cultos todavía preferían el rectángulo suma de dos cuadrados.

Los cultísimos preferían el rectángulo áureo.

Me pareció en ese momento que estaba más interesado en objetivar la emoción artística que en la propia creación, pero me interesó muchísimo, porque tratar de racionalizar la subjetividad propiamente artística es algo que siempre me ha interesado especialmente.

Estaba claro que nos encontrábamos ante un artista plástico, y el que fuera o no ciego no pasaba de ser meramente circunstancial.

Luego pasamos a una mesa de dibujo con un tecnígrafo, y nos enseñó sus dibujos, que trazaba clavando agujas de coser de distintos grosores. Del mismo modo que se usan “rotrings” de 0,2 - 0,4 y 0,8, nuestro amigo usaba agujas de coser de tres calibres. Eran dibujos constructivistas en braille que estaban muy bien.

Iba sumando puntos.

Luego nos dijo que le habían preparado el goniómetro de su tecnígrafo. Como mucha gente no sabe como son, digo que los tecnígrafos consisten en dos reglas en ángulo recto que se desplazan por el tablero mediante un brazo articulado o mediante dos carriles perpendiculares entre sí. Y dicho ángulo puede girar en torno a su vértice, accionando un pomo. Yo vi que el pomo era más abultado de lo normal. Nos dijo que el goniómetro mostraba el valor del ángulo en una pantallita de cristal líquido, e hizo una demostración. Pensé: ¡bastante importa que el cristal sea líquido, sólido o gaseoso! No había terminado mi impertinente pensamiento cuando accionó el pomo, y se oyó una voz proveniente del aparato: “ochenta grado, veinte minutos, treinta segundos” Había quedado claro que la fe mueve montañas y la voluntad cordilleras.

Más puntos.

Aún quedaba por ver el último prodigio. La máquina con las que hacía sus esculturas.

Era un banco de carpintero mecanizado. Consistía la mecanización en una sierra circular que cuando la accionaba giraba rugiendo dejándose de ver sus agudos dientes de tiburón. También tenía una sierra caladora que subía y bajaba rapidísimamente. Y una fresadora que daba miedo. Y un terrorífico cepillo, que consistía en un cilindro con una cuchilla a lo largo de una generatriz, que giraba enloquecidamente y ponía los pelos de punta.

Pero ¡¿cómo puedes manejarte con todo eso?! ¡¡Te puedes matar!!

¡Qué va! No me equivoco nunca. Jamás he tenido el más leve percance, porque me voy aproximando con la madera que quiero trabajar con cuidado, por este lado…No podía salir de mi asombro.
Por supuesto que informé positivamente su petición. Y me quedé pensando que cuántos bancos como el suyo podría comprar con los tres millones. Y si sus alumnos serían tan cuidadosos como él. Porque sino…¡Menudo cargo de conciencia el mío!