Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

miércoles, 29 de octubre de 2014

Independentistas insospechados.


¿QUIÉNES DEBEN VOTAR?

He entendido al presidente del gobierno que el destino de España depende de la voluntad de los españoles. Supongo que no sea un brindis al sol. Que se haya documentado debidamente y sepa que tal cosa se puede afirmar con fundamento.

Y yo ando dándole vueltas a la perola para ver quienes deben votar en un referéndum relativo a la independencia o a la no independencia de Cataluña.

Hablo con gente catalana partidaria de votar, que curiosamente no es independentista. Es decir que es partidaria de votar aunque votaría no a la independencia. Yo le digo que sí, que votemos todos los españoles, no tan solo los empadronados en Cataluña.

Y me dice que no, que solo los catalanes (es decir, los españoles empadronados en Cataluña).

Y busco un argumento. Y el que encuentro es que los españoles de otras regiones ¡tendremos algo que decir! cuando está en juego la integridad de nuestro país.

Pero no la convenzo. Y, pienso, que convencería mucho menos a los independentistas. Ergo no es un buen argumento, porque no es universal.

Y sigo pensando:

O sea, que solo los catalanes (los españoles censados en Cataluña) tienen la facultad de decidir si Cataluña sigue perteneciendo a España. De modo que si dicen que no, se separan. Y el resto de los españoles no tendría nada que decir, ni derecho moral a impedirlo.

Por dar mayor amplitud a la dialéctica, admitamos como bueno este argumento.

¿Y si decidieran por mayoría no separarse? ¿Tendría que tragarse el resto de los españoles a gente que se ha mostrado tan díscola, y que presumiblemente seguirá mostrándose del mismo modo por los siglos de los siglos?

¡Hombre no! Habría  que preguntar al resto de los españoles si están dispuestos a seguir cargando con tan pesada cruz.

O sea, que por una razón o por otra hay que preguntar a todo el mundo.

Creo que nadie podría rechazar este argumento.


¿No os parece?


domingo, 26 de octubre de 2014

¡Fíate de la virgen...!


SER Y NO SER.

Algo es si está siendo. Lo que no está siendo, porque fue o porque será, no es. Porque ya no es o porque aún no es, pero, en cualquier caso, no es. Lo dijo Machado: "Ayer es nunca jamás". Y yo digo que mañana será o no será.

Esta regla, que no me la invento, tan solo la saco a relucir, se olvida continuamente. E interesadamente se quiere prolongar lo que ha pasado, y ya no pasa, o empeñarse que está pasando lo que aún no pasa y puede que no pase nunca.

En medio de tanto racionalismo, o de pseudorracionalismo, impera la magia. La persistencia de la historia, aunque esté muerta y seca, o más falsa que el alma de Judas.

Por otra parte vivimos en el reino de los pronósticos. A veces le montan unos pollos impresionantes a los predictores que no aciertan. P.e. predicen un resultado electoral y se equivocan totalmente, y lo ponen verde ¡pero si lo han dicho antes de la votación! ¡Lo suyo es que se equivoquen! Si aciertan ¡chapeau! ¡Pero no les regañen si no acertaron!

Estamos mal acostumbrados porque con frecuencia no vemos la realidad, sino la retransmisión de la realidad. Si uno va al futbol ve el futbol. Si ve un partido por la tele no ve el futbol, ve unas imágenes tomadas en el futbol ¡que no es lo mismo! P. e. si en el futbol uno se distrae y se pierde un gol ¡se lo perdió para siempre! En la tele se lo repiten. Pero eso que ve no es el gol. Tampoco lo que se vio antes.

La verdad es que en cualquier caso se lo pierde porque, aunque esté en el campo, inmediatamente ponen el balón en el centro ¡ya otra cosa mariposa! Queda el recuerdo, pero pasar, lo que se llama pasar,ya no pasa. Y por lo tanto no es, ya no es.

El SER está ligado al CONOCER.

Si algo es pero no lo conocemos es como si no fuera. No basta con que se lo cuenten a uno, porque le pueden estar engañando, maliciosamente, o confundiendo, sin malicia.

El CONOCER está ligado a la EXPERIENCIA. Constatar experimentalmente. Es el puro empirismo. Es lo que se está experimentando. Lo que se experimentó, pero se sabe que ya no es, pues no es. Lo que está siendo se tiene que estar experimentando. No basta con que te lo estén contando, porque a lo mejor te están mintiendo, o el que te lo dice se equivoca, o lo entiendes mal.

Todo lo que te cuenten puede que sea o que no sea. Y harás muy mal en creértelo. No es que digas que es mentira, sino que no te lo crees. Porque para creértelo tendrías que verlo, tocarlo, olerlo y saborearlo, si es posible ¡Si no, nada monada!

Y el mundo cierto se reduce a lo que puedas alcanzar con tu experiencia. Todo lo demás hay que meterlo entre paréntesis, pero no darlo por cierto ¡jamás!

Y lo que experimentes será real mientras lo experimentes. Porque si dejas de experimentarlo ¡a saber!

Es que se vive en un mundo que es pura trola ¡Y hay que tomar precauciones!


sábado, 11 de octubre de 2014

La perversa arbitrariedad.


LÓGICA DEMOCRÁTICA.

La democracia no es más, ni menos, que un procedimiento, que ha de ser necesariamente lógico, por el cual prevalece la voluntad de la mayoría en asuntos que afectan a todo el mundo.

Resalto lo de lógico, porque de lo contrario sería arbitrario y la arbitrariedad nunca es democrática.

Lo primero es saber quién es "todo el mundo". Y, lógicamente, una parte de "todo mundo" no es "todo el mundo".

Por ejemplo, los que reclaman la independencia de Cataluña son una parte de la población de Cataluña. Y Cataluña es, hoy por hoy, una parte de España. En tal caso "todo el mundo" es España. Y lo que se quiere dilucidar es si Cataluña en el futuro debe continuar siendo, o no, parte de España. Ergo ahora, y mientras no deje de serlo, lo es.

Lo que pretenden los que promueven un referéndum, del modo ilegal en que está planteado, es la independencia y se apoyan en los demócratas instintivos que quieren, ante todo y sobre todo, que prevalezca la voluntad popular.

Los que quieren evitar a toda costa tal referéndum pretenden verdaderamente evitar la independencia ¡como sea! y excluyen cualquier clase de referéndum, aunque sea legal.

Ambas opciones son lógicamente antidemocráticas.

Aquí se alardea mucho de democracia pero se es muy poco demócrata. Recuerdo la práctica perfectamente democrática que se empleaba en la Universidad Católica de Puerto Rico en Ponce, donde yo era profesor del 70 al 73. En uno de los órganos de gobierno formado por todos los profesores se seguía el siguiente mecanismo: Si alguien pretendía someter a votación un asunto presentaba una moción con el enunciado correspondiente. El presidente preguntaba ¿Alguien respalda la moción? Si la respaldaban mínimamente se sometía el asunto a votación. Si no se respaldaba ni se votaba. En la votación podían votar en contra los que la habían respaldado, porque lo que respaldaban es la oportunidad de la votación no su sentido. Se procedía a la votación y se obraba en consecuencia. Me parece que es un procedimiento leal y transparente.

Aquí nunca se hace eso. Todo el mundo obra defectuosamente respecto a ese paradigma.

El parlamento catalán carece de la potestad necesaria para convocar ese referéndum ¡Ese es un hecho incuestionable! Ergo no procede continuar.

El Gobierno de Cataluña es la parte del Estado Español referido a Cataluña. Ergo declararse de hecho en rebeldía es un acto de deslealtad inaceptable. Y nunca debió emprender ese camino y debería abandonarlo inmediatamente.

Entonces ¿qué?

De acuerdo con ese "paradigma puertorriqueño" el parlamento catalán debería votar si encomienda a los representantes catalanes en el parlamento nacional a que presenten una moción para realizar un referéndum a escala nacional de permanencia o   de independencia de Cataluña respecto a España.

¿Qué podría pasar?

El parlamento nacional no podría rechazar esa moción, porque, por lo menos, la respaldaría la minoría de catalanes y algunos más, y, lógicamente, se tendría que producir una votación.

 Si los representantes del pueblo español votaran en contra de la celebración de un referéndum de alcance nacional el malestar sería muy grande, porque el principio fundamental de que la suerte de España la determinan los españoles quedaría en entredicho.

Pretender que los españoles en general no tengan vela en este entierro es profundamente antidemocrático, porque la soberanía de España, de toda España, reside en los españoles, en todos los españoles.

Haciendo un ejercicio de imaginación enorme, supongamos que se celebra un referéndum a escala nacional en el que se votase dando respuesta a una pregunta, más o menos, parecida a esta: ¿Cuál es su deseo, que Cataluña continúe dentro de España o que se independice?

El resultado democrático sería el cómputo de la voluntad expresada por cada uno de los votantes.

Impedir que voten los españoles no catalanes, porque se presume que votarían contra la independencia es antidemocrático por atentar a la lógica más elemental. Dado que en el momento de la votación Cataluña forma parte de España ¡El que no forme parte es lo que se estaría votando!

Cada uno de los votantes no catalanes que piensen que ese asunto afecta tan solo a los catalanes, deberían votar en blanco. En caso de que la mayoría de los españoles no catalanes resolvieran no decidir en este asunto, tal decisión sería perfectamente democrática. Mientras que imponerla no lo sería.


El resultado sería muy revelador y perfectamente democrático, e iluminaría el camino a recorrer a continuación. Y se podrían hacer todos los actos democráticos que el pueblo soberano crea oportuno, encomendado su gestión a sus legítimos representantes.