Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

jueves, 29 de noviembre de 2018

En este mundo traidor.


LOS FANTASMAS DE COLORES.

Cuando era profe de dibujo de bachillerato les explicaba a mis alumnos que, en contra de lo que generalmente creían, el color que se ve en las cosas no está en ellas sino dentro de la cabeza de quien las miran.

Y les ponía un ejemplo: ¿Por qué duele cuando se clava uno una aguja?

¿Porque la aguja está emponzoñada de dolor que pasa a la herida del que sufre el pinchazo?

¡NO! exclamaban. El dolor lo desencadena la aguja pero se produce en el que sufre el pinchazo.

¡Pues los colores igual! le decía yo.

Pero no se lo acababan de creer. Si uno ve banderas de colores siente que los colores están en la banderas ¡No van a estar en su cabeza!

¡Pues claro que no está claro!

Lo dice Oliver Sacks al final del primer capítulo titulado"El caso del pintor ciego al color" de su libro "Un antropólogo en Marte" en el que describe las cuitas de un pintor que perdió la capacidad de percibir y recordar colores :

Tras describir "el celebrado fenómeno de los colores" Newton retrocedió ante cualquier especulación relacionada con la sensación y no aventuró ninguna hipótesis referente a "mediante qué modo o acción la luz produce en nuestras mentes los fantasmas de los colores". Tres siglos después, todavía no tenemos ninguna hipótesis, y quizás nunca se pueda dar respuestas a estas cuestiones.

Ergo, si no dicen esta boca es mía ni Newton ni Oliver Sacks ¡a ver qué voy a decir yo!

No tenía posibilidad de ilustrar debidamente a mis discípulos, pero por lo menos intenté despojarlos de un error y sembrarles una duda fértil.





jueves, 22 de noviembre de 2018

Magnífica velada.



ASUETO.

El martes nos fuimos de asueto.

Teníamos qué celebrar y nos fuimos a JAZ MADRID 18 la familia casi al completo.

Actuaba COREY HARRIS TRIO ¡Maravilloso!

Cuando estábamos en aquel hall del Teatro Fernán Gómez a punto de entrar pasó, a paso ligero, el mismísimo Corey Harris con su cabellera enfundada en un gorro al modo de Marge Simson.

Entramos, nos acomodamos, y nos embelesamos totalmente con el canto de Corey acompañado de su guitarra, de la armónica que tocaba otro músico con pinta de indio comanche y de la mandolina de un tercero que parecía un figurante de película de la América profunda.

Me hubiera gustado dibujarlos, pero aquel patio de butacas era como la boca de un lobo.

Como patrocinaba el evento Cerveza Alhambra circulaban de morro por aquel hall los verdes botellines y otros marrones de la tostada. Me pillé ¡cómo no! una tostada.

Salimos por fin

¿Dónde cenamos algo?

En Platea? En Hard Rock? ¡Eso en Hard Rock!

Pusimos rumbo a nuestro objetivo.

El maitre ¡muy jovial! le ofrece a mi nieto Jorge un cuadernito y unas ceras de colores, diciendo ¡se puede dibujar a cualquier edad! 

¡A mí me lo vas a decir! dije, y le pedí un set de ceras.

Nos pusimos cieguitos de costillar en dulce y hamburguesas monumentales.

Y entre bocado y bocado estuve haciendo los dibujos que os muestro a continuación.



 Este es el camarero que nos atendió muy amablemente.



Y esta una camarera de vistosa cabellera.

Y los que vienen a continuación son comensales que había por allí.







sábado, 17 de noviembre de 2018

Mala cabeza.



¡DE CAJÓN!

Hay cosas que se dicen y se repiten y todos nos enteramos. Como es el asunto del "cambio climático".

Mientras que hay otras que no se dicen nunca, o muy rara vez. Y aunque sean importantísimas pasan desapercibidas. Tal es el asunto expresado magistralmente por Francisco Castañares en el artículo "La energía despilfarrada":

https://elpais.com/elpais/2018/11/15/opinion/1542299481_761846.html

El caso es que los bosques producen una potencialidad energética colosal que ni se aprovecha ni se neutraliza.

Porque resulta muy caro.

Y se mete la cabeza bajo el ala.

Por lo que fatalmente se producen horrorosos incendios.

Resultando que al final hay que gastar más por las malas en reparaciones y en pérdidas irreparables.


Mientras que por las buenas se podría gastar menos neutralizando, o ganar incluso aprovechando esa potencialidad energética. 

¡¿Hasta cuándo?!



miércoles, 14 de noviembre de 2018

Etiquetas.




FENÓMENOS Y NÓUMENOS.

Hace ya tiempo, cuando andaba preparando mi tesis, me pareció que tenía que recurrir a Kant. Pero claro ¡no me atrevía! y pedí a un compañero de filosofía del instituto en el que trabajaba entonces que me indicara un libro intermediario.

Consulté el libro ¡y no me enteraba de nada!

Pues no me entero. Dame otro.

Me puse a leerlo ¡y tampoco!

Entonces me encaré directamente con Don Emmanuel.

Y ¡cuál no sería mi sorpresa cuando veo que me entero de todo y más claro que el agua!

¡Increíble pero cierto!

Bueno, el caso es que Don Emmanuel habla de un asunto de capital importancia que no está en el léxico común: Los fenómenos y los nóumenos.

Lo aconsejable es que os tiréis de cabeza en La Crítica de la Razón Pura si es que no os habéis tirado ya e investiguéis.

Yo os adelanto lo que recuerdo, pero lo suyo es que investiguéis por vuestra cuenta y riesgo.

Los fenómenos determinan la realidad. Los fenómenos son la gente, las cosas, lo que ocurre realmente. Uno mismo, la gente que va en el metro ¡lo que pasa realmente!

Y los nóumenos son los juicios que hacemos sobre las cosas, sobre lo que pasa. Por ejemplo, que uno es español, que el otro es negro, que es bajito o altísimo, etc.

Y Don Emmanuel advierte que no es conveniente confundirse. Que no se puede confundir fenómeno con nóumeno. Porque los fenómenos existen realmente y los nóumenos no.

Y dar carta de naturaleza y de realidad a los nóumenos es un error garrafal que trae consecuencias catastróficas: Que si los negros, los judíos, los cristianos, los españoles etc. son así o asá, porque ¡no existen realmente ni los negros, ni los judíos, ni los cristianos, ni los españoles!

Existen los individuos que se dice de ellos que son negros, judíos, cristianos, españoles etc.

Como no existen Juan ni Tomás etc. Esos son nóumenos que indican fenómenos. Ardides que se inventan para apañarse uno, pero que no son reales. Los reales son los individuos designados de esas maneras.

Si uno no consigue distinguir los fenómenos de los nóumenos que los designan ¡va de culo!

Es difícil ¡muy difícil! no confundirse, porque a cada cosa se le atribuyen etiquetas y lo que se manejan son etiquetas y fácilmente se llega a creer que la realidad reside en las etiquetas y no en las cosas ¡y eso es peligrosísimo!

El peligro acecha, porque por lo general no manejamos cosas, realidades, sino nombres de cosas, etiquetas. O sea no manejamos fenómenos, sino nóumenos y terminamos por creer que manejamos la realidad, cuando manejamos fantasías. Y eso puede producir ¡y produce! terribles daños! no solo en los nóumenos, sino en los fenómenos que son sus portadores.

¡Y eso es lo malo!