LOS FANTASMAS DE COLORES.
Cuando era profe de dibujo de bachillerato les explicaba a
mis alumnos que, en contra de lo que generalmente creían, el color que se ve en
las cosas no está en ellas sino dentro de la cabeza de quien las miran.
Y les ponía un ejemplo: ¿Por qué duele cuando se clava uno
una aguja?
¿Porque la aguja está emponzoñada de dolor que pasa a la
herida del que sufre el pinchazo?
¡NO! exclamaban. El dolor lo desencadena la aguja pero se
produce en el que sufre el pinchazo.
¡Pues los colores igual! le decía yo.
Pero no se lo acababan de creer. Si uno ve banderas de colores
siente que los colores están en la banderas ¡No van a estar en su cabeza!
¡Pues claro que no está claro!
Lo dice Oliver Sacks al final del primer capítulo titulado"El caso del pintor ciego al
color" de su libro "Un
antropólogo en Marte" en el que describe las cuitas de un pintor que
perdió la capacidad de percibir y recordar colores :
Tras describir
"el celebrado fenómeno de los colores" Newton retrocedió ante
cualquier especulación relacionada con la sensación y no aventuró ninguna
hipótesis referente a
"mediante qué modo o acción la luz produce en nuestras mentes los
fantasmas de los colores". Tres siglos después, todavía no tenemos ninguna
hipótesis, y quizás nunca se pueda dar respuestas a estas cuestiones.
Ergo, si no dicen esta boca es mía ni Newton ni Oliver Sacks
¡a ver qué voy a decir yo!
No tenía posibilidad de ilustrar debidamente a mis
discípulos, pero por lo menos intenté despojarlos de un error y sembrarles una duda fértil.
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