Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 29 de marzo de 2015

Horrible.


NO QUERRÍA VOLVER A CASA POR NADA DEL MUNDO.

¿Qué pasaría por la cabeza de ese desgraciado?

Que se puso a "aterrizar" sin pista en las escarpadas cumbres de los Alpes. Suavemente, lentamente. Aprovechando que el piloto se fue a mear se encerró con una puerta diseñada para que no se pudiera abrir desde fuera, por miedo a enemigos exteriores. Y a nadie se le ocurrió, parece, que el enemigo podría estar dentro.

Nunca sabremos lo que le pasaría por la cabeza. Se puede imaginar. Pero saber, lo que se llama saber ¡es imposible!

Y oigo y leo muchas imaginaciones. Yo también imagino ¿Sabéis qué imagino? Pues imagino que , por la razón que fuera, ese tipo ¡por nada del mundo quería llegar a casa! Y cuando el otro se fue a mear ¡vio el cielo abierto! Atrancó la puerta e inició el descenso a los infiernos.

¡Hay que ser hijo puta! Pues sí. Es todo lo contrario de lo que ocurrió en Madrid hace unos años, que un helicóptero se averió en pleno vuelo y el piloto vio con claridad que inevitablemente se estrellaría y perecería como efecto de ello y maniobró para que el aparato se estrellara en un lugar sin gente, y así ocurrió. Perecieron los ocupantes, pero nadie más.

De ser verdad lo imaginado a partir de la famosa "caja negra" ese pájaro era un cerdo. Con perdón de pájaros y cerdos.

Imagino que por razones que no puedo imaginar, a ese menda "se le hacía pelota" volver a casa. Y en pleno vuelo, cuando vio la ocasión de actuar inevitablemente echó el pestillo, y sin prisa pero sin pausa consumó el desastre.

Imagino que sería un débil mental ¡Pero cuidado con las aguas tranquilas! Para los chinos la mayor fortaleza la tienen, paradójicamente, los débiles. Porque presionan y presionan incansablemente hasta llegar a doblegar las más fuertes voluntades y "salirse con la suya".

Tiene un halo apoteósico, grandioso ¡pero no hay tal! Tan mezquino como echar un pestillo y dar un botón para producir el descenso. Lo enorme es en lo que se ha convertido la aviación.

Un avión no es más que un vehículo en forma de puro con alas, muy poco consistente, no es como un barco o un tren, que están sólidamente trabados y son firmes. Los barcos flotan, y mientras no se rompan y se inunden seguirán flotando, quietos o en movimiento y los trenes mientras que no descarrilen seguirán marchando o parados. Pero en los aviones la fragilidad es total. Se debe a la forma de sus alas, que son planas o cóncavas por debajo y convexas por arriba, y cuando están lanzados a gran velocidad el aire de arriba tiene que hacer un recorrido mayor que el de abajo por lo que pierde densidad y presión respecto al de abajo que ejerce un empuje ascendente. Pero basta con que se pare en el aire para que se precipite al vacío, cayendo como una guanábana. Cosa que no ocurre con los barcos o los trenes que pueden pararse sopbre la marcha sin peligro.

La codicia de las compañía y las prisas y la tacañería de los pasajeros hacen que se fabriquen vehículos tan grandes y tan veloces y con tanto riesgo. Y claro pone la suerte de una multitud en las manos de un par de individuos, o de uno solo cuando el otro esté meando. Y eso es algo que inevitablemente ocurrirá muchas veces a lo largo de cada trayecto.

¿Cuál es el estímulo que hace que los pilotos no manden al infierno a los pasajeros? Que su propio destino está ligado al de ellos ¡Hasta que se impongan los vuelos con control remoto! Drones gigantescos con cientos de viajeros a bordo ¿Que nadie querría viajar en ellos? ¡Hasta que los precios fueran atractivos!

Se dice ¿Cómo es posible que alguien pueda arrastrar a la muerte a cientos de inocentes? ¡No puede haber gente tan despiadada! Pues claro que la hay. A la gente de esa calaña le da igual. No tienen piedad y son egoístas hasta extremos increíbles. Y si además han determinado quitarse la vida nada le importa que perezcan otros. Puede que no solo no les moleste, sino que le sirva de consuelo.

Es gente que se sabe de vida corta, porque se siente excluida y prefiere una vida fulgurante que se consume rápido y "se lleva por delante" a gente inocente con total frialdad y sin rastro de piedad. Es el caso de verdugos occidentales enrolados en el Estado Islámico.

Imaginé que ese horror lo habría producido uno de esos camicaces. Mi error de cálculo no fue muy grande, porque parece que camicace ha sido el autor de este desastre. Aunque de una causa muy particular, imagino.

Que este panorama imaginado no sea cierto es algo que como cualquier otro nunca podrá ser demostrado.


3 comentarios:

Angelarcardona dijo...

Leo tu sensata columna. Lo que sabemos es lo que los medios de comunicación han contado, caja negra, descomunicación con los controles, el avión se salió de ruta y empezó a caer en picado. Un copiloto que, según han encontrado en su casa, había roto el parte de baja (si tenía pensado lo que hacer, porqué dejar ese papel en el cubo de basura y no una nota) Pero quien sabe si fue el piloto el que fue a mear y no el copiloto. Nadie lo sabe, porque la caja negra no es tan precisa. Lo que si es cierto es que el avión estaba en sus límites, le quedaba muy poco para ir al desguace.
Ni caja negra ni caja naranja dirá lo que realmente pasó.
O puede que yo no esté informada.

Beso, Ángela

saltes dijo...

Se sabe lo q pasó, q se mataron ¿cómo?Pues no. Bss

Angelarcardona dijo...

Que la gente muera en accidente o de repente, deja un gran vacío en sus allegados. Surge complejo de culpa "no me comuniqué con él lo suficiente" y más sentimientos.
Pero a mí lo que me preocupa, no es que la gente muriera, sino la forma. Debieron sufrir unos minutos de angustia indescriptible. Que veas que te vas a pique sobre una cordillera de picos, sin ningún espacio para aterrizar, debió ser terrorifico, y en ese tiempo son muchas las cosas que te pasan por la cabeza. Ese sufrimiento no se puede paliar con nada, pero no nos lo pueden contar.

Beso, Ángela