TOMASSO IL GAMBERRO.
Hace unos 55 años le pinté a mi
amigo J L 10 un retrato, que volví a ver hace, más o menos, una década.
Tendríamos, el modelo y el
pintor, poco más de 20 años. Era verano y el cuadro fue discurriendo en casa de
mi amigo, creo que en un chalet de protección oficial en el barrio del Matadero
de Huelva.
Mientras mi amigo posaba y yo
pintaba tomábamos berdigones abiertos al vapor y vino del Condado (los berdigones
son los berberechos) y además de pintar, posar, comer y beber, charlábamos, de lo
divino y de lo humano.
Lucía el modelo una amplia
frente, quizás demasiado extensa para su edad y vestía una camisa blanca.
Me dijo: ¿Por qué no me pones una
Cruz de Malta?
¿Por qué no? Esencial en la
pintura es "pintar como querer", de modo que le pinté sobre la
blanca camisa una roja Cruz de Malta, que es como la de las farmacias.
Como digo hablábamos de todo. Y
un tema de nuestra conversación fue ese asunto misterioso de los rayos X
aplicados a la pintura, que permiten ver lo que está pintado y oculto por
repintados posteriores. De modo que se me ocurrió escribir una inscripción, que
luego tapé con pintura, como un guiño a la posteridad.
Lo que escribí y luego oculté fue
lo siguiente:
"Maricón el que
lo lea"
A pesar de que mi amigo es un
prestigioso científico no tenía rayos X en casa cuando vi el cuadro más
recientemente, como dije, por lo que no pude comprobar si persistía el mensaje
oculto, pero el retrato estaba como lo recordaba con su Cruz de Malta.
Cuando pinté la inscripción me dijo
mi amigo: "Si llegan a mirar con rayos X el cuadro dentro de algunos siglos pasarás a
la posteridad como "Tomasso il gamberro"
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