BORRÓN Y CUENTA
NUEVA.
Si esto no es un borrón...
Pero a ver cómo es la nueva
cuenta.
Como sea restaurar lo
emborronado...
La sociedad tal como estaba
organizada (ahora está desorganizada) es en forma de ángulo.
De modo que todo el núcleo activo
está en el vértice, en la elite, y todo lo que abarca el ángulo, hasta el
infinito, es pura pasividad.
Todos obedeciendo pasivamente los
designios del vértice. Unos currando obedientemente, otros marginados y todos
consumiendo. Ya digo pasivamente.
Un ejemplo: Un estadio abarrotado
de gente vociferante y 22 jugando en un área verde, con unos pocos más,
árbitros, técnicos, etc.
O sin jugadores, lleno de gente
bailando al son de los músicos de un gigantesco escenario.
O un teatro abarrotado de gente
callada como muertos y en un escenario unos pocos actores, o unos pocos
músicos.
Puede ser que no haya nadie en el
escenario, tan solo una pantalla donde se proyectan sombras chinescas. Y una
sala llena, o no, de público calladito.
La estructura siempre es la
misma: Unos mamitos famosos y por ello conocidos por todo el mundo y una
multitud "anónima".
¡Cómo anónima! todos tenemos
nombres y apellidos.
Los que son "anónimos"
son lo que en el vértice mueven todos los hilos...Que el respetable los conoce,
o no los conoce.
Cruceros gigantescos que mueven
poblaciones que vuelcan en cada puerto...que como una riada humana se extienden
por los sitios...
Se está temiendo que la
catástrofe económica que se avecina se va a cebar sobre todo con el turismo.
Con el turismo de masas.
Mientras que levantamos cabeza
habría que ir pergeñando otro modo de vida.
Más activa, menos pasiva.
Podríamos empezar mirando atrás y
recordando cómo están organizadas las pequeñas poblaciones.
Con gente paseando
por las calles, o jugando, o tomando el aperitivo en el bar o en la taberna o
en la cafetería.
Antes era así, pero muy cutre, y
hoy tenemos medios para estar separaditos y comunicados a la vez y en mejores
condiciones de vida.
Como dije el otro día hay que
rellenar los pueblos, para que en vez de salir como alma que lleva el diablo
huyendo en cada ocasión de las grandes ciudades a los pueblos o a las playas,
se viva tranquilamente en esos pueblecitos, en casa de una o dos plantas, con
jardín y huerto y en vacaciones se vaya uno a las grandes ciudades, que no
serían tan grandes, o a las playas.
En sitios pequeños se puede
capear mucho mejor temporales como este.
Y lo paradójico del caso es que tales
lugares existen. Pero abandonados y pudriéndose.
No hay más que ir y restaurarlos.
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