ACTIVIDAD VERSUS PASIVIDAD.
Como soy más viejo que la pana he
podido observar que la sociedad ha cambiado mucho, pero la gente supongo que no,
porque ya se sabe que el evolucionismo es más lento.
No obstante parece que la gente
también ha cambiado bastante, pero lo que ha cambiado son sus hábitos y con
ello sus necesidades y su papel en la sociedad.
Ahora se dispone de muchos bienes
de consumo que hacen que la gente sea muy dependiente y poco autónoma.
Antes la gente era mucho más
independiente y autónoma. Más pobre pero en el fondo más libre.
Recuerdo muy bien cómo jugaban
los niños en la década de los 40, sobre todo la segunda mitad a partir de mis
cinco años.
Las pelotas, verdaderamente, no
eran tales. Las había pero eran raras y caras, lo normal es que fueran de
trapo. Y muchos niños si querían jugar a la pelota, y no tenía una, la hacía de
trapos que pillaba por casa.
Otro juguete, que no recuerdo
cómo se llama, consistía en un palo pequeño con dos puntas, que se hacía saltar
golpeándolo en una de sus puntas con el palo mayor, y cuando estaba en el aire
se le golpeaba fuertemente con el mismo palo lanzándolo lejos.
Otro era la cometa, pandorga en
Huelva, que se hacía con dos cañas unidas con cuerda formando, más o menos, las
aristas de un rombo, también con cuerdas se hacía el perímetro de tal polígono
se recubría con papeles de colores, con una "cola" que era una cuerda
con lazos de trapo y con una cuerda fina, guita en Huelva, se echaba a volar.
Otro juego muy frecuente, para
niñas, era la comba, para lo que todo lo que se necesitaba era un trozo de
cuerda.
Otro era la peonza, trompo en
Huelva, que este sí que había que comprarlo. Lo tornearían los carpinteros,
pero esa era una industria muy elemental.
Otro consistía en colar desde
lejos en una caja de zapatos con agujeros en la tapa huesos de albaricoques,
mayuelos en Huelva, y se usaba como dados tabas, tánganas en Huelva.
Bueno, no voy a seguir dando la
paliza, pero los niños se entretenían y
disfrutaban jugando con juguetes que ellos hacía, como he dicho, o que
les compraban los mayores, que eran de hojalata movidos por cuerdas como del
reloj y carecían de pilas y de mecanismos informáticos. Todo más asequible por
lo que eran más independientes.
¿Estoy echando de menos esos
juguetes tan cutres?
No, lo que echo de menos es la
libertad y la creatividad que esos exiguos medios exigían.
Los juguetes de hoy en día ¡ya veis
como son! ¡Cómo va a poder hacer un niño uno de estos juguetes!
Luego los niños
y sus padres dependen de ellos, luego son menos independientes, menos libres.
Actualmente uno es antes que
ciudadano, cliente. Un sujeto pasivo. Un consumidor.
De alimentos, de ropa, de
muebles, de cultura, etc.
Mira la tele, va al cine, lee, ve
cuadros y esculturas, previo pago, en las exposiciones que se ofrecen y
practica deporte en el plano humilde del mero aficionado.
¡Pues me parece muy mal que uno solo
sea sujeto pasivo!
Uno tendría que ser con más
frecuencia un sujeto activo.
Tiene que escribir, o sea redactar,
dibujar, pintar, cantar ¡lo que le dé la gana!
Mi tío Pedro, que tenía un ojo de
cristal y trabajaba en el Banco Hispano Americano tenía adornada su casa con
paisajes muy bonitos que él mismo había pintado.
Debe uno revelarse, reducir las
compras, y disponer esos medios tan sofisticados para propósitos más activos.
En la presente coyuntura de
confinamiento la actividad es preferible a la pasividad. Y cuando pase, que
tendrá que pasar, también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario