UN MUNDO DE CIEGOS.
El nuestro es un mundo de ciegos.
Un mundo para ciegos.
Un mundo donde los ciegos están
cómodos.
Porque con un bastón, o un perro,
o un lazarillo se apañan.
Y con el brille. O con el libro
leído.
¿Cuál es el problema de los
ciegos?
Que no perciben los estímulos
visuales.
Carecen de uno de los cinco sentidos que tenemos.
Donde otros seres tienen más.
Los hay que sienten los campos
eléctrico, o los magnéticos. Nosotros no.
Y dice Mancuso, neurólogo
vegetal, que las plantas disponen de nuestros cinco sentido ¡y diez más!
Verdaderamente los humanos usamos principalmente tan solo dos de los cinco sentidos de los que disponemos.
El oído y la vista.
Usamos muy poco el olfato. En comparación con otros seres, como los perros.
El oído y la vista.
Usamos muy poco el olfato. En comparación con otros seres, como los perros.
Poco el gusto.
Poco el tacto.
No digo que nada, pero poco.
No digo que nada, pero poco.
El oído lo usamos casi
exclusivamente para oír mensajes.
Lo que nos dicen lo que nos
hablan.
Bien realmente o por la radio, o
por la tele.
También usamos la vista para
descifrar mensajes escritos.
¡A los humanos lo que más nos va
son los mensajes!
También los indicios,
pero mucho menos.
Y los indicios llega
principalmente por la vista.
Y como los ciegos carecen de
vista pues se pierden la mayoría de los indicios, y se andan tropezando por
ahí!
Pero no se pierden los
mensajes.
Que si son orales los pillan directamente.
Y si son visuales tienen que
tener auxilio
¡Pero se apañan!
¡Siempre tienen un vidente a
mano!
Y digo que el nuestro es un mundo
de ciegos
porque los indicios nos sirven tan
solo para salir del paso
¡Nos guiamos principalmente por
los mensajes!
Como los ciegos.
No nos guiamos por las
experiencias
¡Sino por lo que nos dicen!
los interlocutores ¡y los Grandes
Hermanos!
del que nuestro mundo está
cuajado.
Y nuestra vista "es
oral".
Es la que usamos para leer.
Incluso las experiencias están
verbalizadas. Conceptualizadas.
Lo que vemos lo traducimos a
palabras, a conceptos.
Pensamos conceptos, palabras.
Y nuestros pensamientos guían
nuestros actos.
Guían nuestra existencia.
Ya digo:
Vivimos como ciegos.
¿No puede ser de otro modo?
Sí que puede ser.
Por ejemplo:
Si hacemos un dibujo del natural
vemos luces y sombras. Delgadeces y grosuras. Horizontalidades, verticalidades
y oblicuidades, Arriba, abajo, derecha, izquierda, delante y detrás. Etc.
Y lo ponemos en el papel ¡como
podemos!
En todo eso no hay conceptos.
Hay que vérsela con la realidad
Con la realidad que podemos ver
Y ahí lo ciegos no tienen nada
que hacer.
Pero el caso es que ¡ni los ciegos ni los videntes se las ven con la realidad!
Todos nos las vemos con los mensajes que describen la la realidad ¡no con la realidad!
La vida no se vive ¡nos la cuentan!
Y la contamos, nos la contamos ¡No la vivimos!
Pero el caso es que ¡ni los ciegos ni los videntes se las ven con la realidad!
Todos nos las vemos con los mensajes que describen la la realidad ¡no con la realidad!
La vida no se vive ¡nos la cuentan!
Y la contamos, nos la contamos ¡No la vivimos!
Por eso me gusta tanto dibujar
Porque dibujando se las ve uno con la realidad.
Porque dibujando se las ve uno con la realidad.
¡Porque me siento libre del corsé
alfabético!
Hablar, escuchar, escribir, leer
también me gusta.
Pero ¿por qué tenemos que renunciar
a una parte tan importante de nuestro ser que es seguir y producir indicios?
¡Cuidado!
Que en el pecado llevamos la
penitencia.
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