POLÍTICOS DE
PROFESIÓN.
El problema de la política en
España es que se ha profesionalizado.
Lo suyo sería que la clase
política la integraran ciudadanos que orientaran las actuaciones de la función
pública. Y que compatibilizaran sus actividades particulares con sus
actividades públicas. Y de no ser posible que suspendieran temporalmente sus
actividades particulares, o sea profesionales, mientras se ocuparan de asuntos
públicos.
Pero no es así.
Los políticos, encuadrados en
partidos políticos son verdaderamente trabajadores y los partidos políticos
empresas.
Cuando uno se pone a trabajar lo
que más le importa es resolver su vida ¡no resolverle la vida a la empresa ni a
los usuarios de la empresa!
Ya sabe que si la empresa fracasa
fracasará él mismo porque cerrará y él quedará en el paro. Y que un factor para
evitar los fracasos es dar servicio a sus clientes ¡Pero en cualquier caso la
prioridad es el propio interés!
Pues eso, los políticos en lo
primero que piensa es en sí mismos, en salvar su empleo, en evitar el fracaso y
lograr en lo posible ascender en el partido (o sea en la empresa).
Las empresas, y los partidos,
están en perpetua competencia, pero sobre todo los partidos que cada equis
tiempo se someten a elecciones, cuyos resultados determinan si siguen o no
siguen en el poder. O, mejor dicho, si se mantienen o no se mantienen los
empleos.
Tan es así que tras el fracaso del
PP en las últimas generales ya estaban en Génova haciendo EREs ¡y hasta estaban
pensando en vender la sede! Solo que tras la municipales y autonómicas parece
que les a venido dios a ver, porque a pesar de haber perdido mucho, gracias a
las alianzas con sus semejantes gobiernan por todos sitios ¡y han podido salvar
los muebles y el inmueble! Y la felicidad reina entre ellos.
Los partidos de izquierda igual que
los de derecha. Anda Iglesias mendigando y amenazando para lograr algún
ministerio que les de empleo a sus militantes y les permita sanear las cuentas
de su empresa. Y Sánchez tiene la
investidura "en el tejado", y los de la derecha no se la facilitan ¡porque
son la competencia! Y en esas estamos, porque no es un problema político ¡es un
conflicto entre empresas!
Ese es el problema secular de
nuestro país. En el XIX eran los funcionarios los sometidos a este trajín. En
el XX y en el XXI lo funcionarios se reducen en favor de los asesores nombrados
a dedo por los políticos, que ellos mismos son políticos.
Y lo malo es que esto no es un "modo
de estar" sino un "modo de ser".
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