VULGARIZAR LA EXCELENCIA.
Se puede vulgarizar casi todo.
Pero no todo.
No se puede "vulgarizar"
la "excelencia".
¡Y la gente se empeña!
Pero es inútil.
"Lo vulgar" está al
alcance de cualquiera.
"Lo excelente" no.
Tan solo está al alcance de quienes
se lo hayan currado debidamente.
Lo"excelente" lo mira con recelo la mayoría de la gente
¡Pero luego pierde el culo por
ello!
¡¡¡Porque a todo el mundo le
encanta peer en botija!!!
Para ser "excelente",
como para casi todo, hay que estar debidamente entrenado.
¡Y es técnicamente imposible que
todo el mundo esté debidamente entrenado en todo!
Pues se presencian clamorosos
fracasos de masas humanas. Como esa cola gigantesca para culminar el Everest
que terminó en muerte de escaladores. O las tremendas visitas a la Gioconda,
que no termina en tragedia, pero sí en mera nadería.
Para alcanzar el Everest hace falta mucha
preparación.
Como para visitar el Louvre
enterándose uno debidamente de lo que allí se exhibe.
Aunque parezca lo contrario, no
estoy a favor del elitismo.
De esa cumbre privilegiada que
goza de todas las ventajas sociales.
Estoy a favor del igualitarismo.
De que todos somos iguales, más o menos. Porque tenemos los mismos derechos básicos.
Y todos somos iguales en nuestra
modestia respecto a casi todo.
Salvo para unos pocos aspectos en los que rozamos la excelencia.
Que se puede alcanzar si es que
nos la curramos debidamente ¡insisto!
Porque el igualitarismo no es mágico.
De modo que si uno entiende de arte, o de cine, o de deportes o tiene tales o cuales habilidades, es porque durante años se lo ha currado ¡Si no nada!
Y es que en eso el igualitarismo encalla.
Y es que en eso el igualitarismo encalla.
Porque en el siglo XXI, como en el
XX,
no es lo mismo ser un burro que
un gran profesor...
¡Hombre!
1 comentario:
Genial...
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