EL SISTEMA JUDICIAL.
El sistema judicial es muy
curioso, por varias razones.
Una que se juzgan delitos
cometidos.
O sea, que siempre se llega tarde
como los bomberos. No cabe la prevención. Y el que hubiera resultado
perjudicado pues perjudicado se queda. Y el perjudicador encantado.
¡No lo discuto! No van a
empapelar a uno por algo que no ha hecho. Pero no se puede negar que la
prevención se hace difícil.
Otra, que si no pillan al delincuente
con las manos en la masa es difícil que lo condenen. Lo de las pruebas y los
indicios es poco seguro. Porque puede que los delincuentes no dejen rastro, o
el rastro que dejen sea inapreciable. O que la poli no sea tan lista. O que sea
"demasiado lista" y paguen justos por pecadores.
Otra, que el legislador legisle de
tal modo que prevea imaginando delitos inéditos. De modo que si se llegan a
cometer alguna vez ya estén previamente tipificados. En tal caso si el
delincuente es prodigiosamente original su delito quedará impune ¡Porque no estaría
prevista la culpa ni en castigo correspondiente! Y sería imposible aplicar
jurisprudencia alguna, porque no la habría.
Consecuentemente si se legisla,
como parece que se hace, tipificando delitos cometidos por lo menos una vez, el
corolario es que la primera vez que se cometa quedará impune.
Obviamente no estoy hablando del
sexo de los ángeles, porque si nos referimos al "procés" parece que
efectivamente no hubo violencia comme il
faut para el delito del que se le acusa a los inculpados pueda tipificarse
de rebelión ni de sedición, sino de mera desobediencia.
Y como se supone que la desobediencia
es peccata minuta pues el castigo
también es minuto.
¡Y como a ningún legislador se le
había ocurrido hasta ahora que con la mera desobediencia se puede formar un
cristo del copete pues se van a ir los inculpados de rositas! ¿O no?
¡O lo condenarían indebidamente!
Que sería aún peor.
El consuelo es que los
legisladores se pondrán las pilas.
¡Y en la próxima te pillo!
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