EN DEFENSA DEL ESCEPTICISMO.
Lo que ocurre es lo que ocurre
Y lo que ha ocurrido ya no ocurre.
Y ambas cosas pueden ser conocidas
o pueden no ser conocidas.
Pero pueden ser relatadas por quien las conoció a quienes no las conocieron.
El relato ocurre como tal relato
Pero lo relatado no es lo que ocurre ni lo que ha ocurrido.
Es tan solo la descripción de lo que ocurre o de lo que ocurrió.
Que puede ser fiel, o no.
O sea, verdadero o falso.
El que percibe lo que ocurre puede percibirlo bien
con lo que lo que piensa y dice se puede corresponder a lo que ocurre o a lo que ocurrió
o no, porque no se ha enterado debidamente.
El que no es testigo de lo que ocurre, o de lo que ocurrió
no sabe lo que ocurre ni lo que ocurrió
Puede que si el mensaje era correcto, puede hacerse una idea cierta de lo que ocurre u ocurrió.
Pero saberlo
No lo sabe.
La moraleja de todo esto es que el escepticismo es la salvaguardia del conocimiento limpio y verdadero.
Porque nada de lo que uno mismo no sea testigo directo es prudente aceptarlo como verdadero.
¡Y ni siquiera eso eso de lo que uno es testigo directo!
Porque es muy fácil confundirse.
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