NO ME LO PUEDO CREER.
Es increíble. Lo que estamos
viviendo es increíble.
Aún haciendo un esfuerzo de
comprensión y de ecuanimidad.
Porque claro, todo ser vivo vive
de la muerte...
Los vegetales menos, pero los
animales y muchos microorganismos, ya se sabe...
El pan nuestro de cada día se
hace de matar y moler trigo...
Y con todo lo del trigo no es tan
grave, porque no sangra, pero cuando veo un documental de una explotación ganadera,
francamente...me desagrada, y me acuerdo de mi sobrina Elenita que no como
carne por la sangrienta implicación que tal ingestión comporta. Corderitos
sacrificados ¡menudo eufemismo! Dan ganas de hacerse vegano...
¡Pero es así!
La realidad es que nos turnamos
en un te mato me matas...
¡Pero es que este virus tiene la
exclusiva en el matar! Es el que gana siempre.
Hasta la fecha no se ve que haya
dado un paso atrás. Para él ¡ancha es Castilla!
Lo único que hemos aprendido es a
no darle ventaja.
A condición de vivir infamemente
escondidos ¡Abandonándolo todo!
Sin ver a los nuestros, sin
departir con nadie ¡sin salir a la calle! más que según rígidas pautas. Y eso
tan solo últimamente.
Tomados por las fuerzas
represivas diseñadas para salvaguardarnos de los malvados. Ahora en el papel de
malvados estamos todos ¡Un horror y una vergüenza!
Sin medios estandarizados para
separar sanos de enfermos, sin medicamentos específicos para curar de esta
enfermedad...Tan solo consiguen salvar vidas dejando mucho pelo en la gatera.
Se está viendo que el estrato
básico de nuestra sociedad es el que a trancas y a barrancas está presentando
batalla. No para librarnos absolutamente de la epidemia ¡qué más quisiéramos!
sino para disponer de un toma y daca. Un tu me matas yo te mato, pero es que
pasan meses y es el otro el matador en exclusiva.
Y mientras la elite, tan guapa,
tan orgullosa, tan "bien pagá", está resultando bastante inoperante.
Hasta el extremo de que la cumbre política de nuestra sociedad se muestra incapaz de ponerse de acuerdo para hacer
frente común a situación tan atroz ¡Se están retratando todos! Porque el tema
no es saber quién lleva razón, sino acordar un procedimiento efectivo ¡y nada
más! Eso es algo insoslayable.
Y así seguimos, con el mundo
empantanado. Sin un dato concluyente que nos permita bajar la guardia, por el
temor de que se desate automáticamente una nueva mortandad.
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