LILIPUTIENSES DE
OTROS MUNDOS.
Los defensores del BIG BANG creen
que el Universo se originó hace 13.700.000.000 de años.
¡Pero yo no me lo creo!
Porque yo soy seguidor de Fred
Hoyle. Que, curiosamente, fue quien acuñó el concepto BIG BANG, como burla de
esa doctrina. Porque es defensor del Universo Estacionario que siempre ha
estado y siempre estará como está ahora. Y de la "Panspermia" según la
cual el Universo está inundado de vida y que aquí tenemos la que nos
corresponde pero no tenemos la vida en exclusiva.
Todo esto ni me lo creo ni me
dejo lo de creer, pero lo del BING BANG, directamente, no me lo creo.
En cambio me parece más creíble que
la Tierra se originara hace entre 4.700.000.000 y 4.500.000.000 de años.
Y que la vida en la Tierra
empezara muy pronto, hace entre 4.200.000.000 y 4.100.000.000 de años.
Y durante todo ese tiempo ha
estado habitada por microbios, seres muy pequeños, desde nuestro punto de
vista: arqueas, bacterias y hongos. que se miden por micras, que son milésimas
de milímetro.
Se suele pensar que estos son
habitantes del pasado
¡Pues no!
Porque calculan que actualmente
la Tierra está habitada por un nonomillón de microbios,
1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000
(un uno seguido de 30 ceros)
Toda esta "gente" es
muy heterogénea formada por eucariotas, seres unicelulares como arqueas y
bacterias, sin núcleo, hongos, procariotas, con núcleo y otros mucho más
pequeños, como los virus, que se miden por nanómetros, millonésimas de milímetro.
Y es de suponer que habiten por todo el Universo. Por lo que habrá marcianos
que sean así microscópicos y no estrafalarios hombres verdes viajando en
platillos volantes...
Según la teoría de la Panspermia,
proscrita durante mucho tiempo y en estos con muchos e ilustres defensores, estos
microbios viajan libremente por el Universo a lomos de cometas y de vientos
siderales.
Pero hace 3.500.000.000 de años
se produjo una tremenda revolución al surgir microbios con clorofila capaces de
descomponer anhídrido carbónico en carbono que asimilaban y vertiendo oxígeno
libre a la atmósfera.
Y como el oxígeno es un gas muy
venenoso para la mayoría de aquellos habitantes de nuestro planeta se debió
producir una escabechina horrorosa. Perecerían la mayor parte hasta que
aprendieran a refugiarse en ámbitos sin oxígeno, como por ejemplo nuestro
propio intestino y las rocas de Riotinto.
Por aquella época surgieron los
procariotas, o células con núcleo que en muchos casos aprendieron a unirse
formando seres pluricelulares, dando lugar a poblaciones genuinamente terráqueas.
Verdaderos gigantes que se miden por metros, centímetros o milímetros y que ya
son demasiado pesados para viajar gratis por el universo en cometas o arrastrados por vientos siderales.
A estas alturas de la película en
este planeta convivimos:
Gigantes pluricelulares que se
miden por metros centímetros y milímetros, confinados por necesidad en la
Tierra.
Enanos unicelulares que se miden
por micras que para nada están confinados porque viven aquí o en cualquier otro
lugar del Universo.
E infraenanos que se miden por nanómetros
como el COVID 19 y no sabemos muy bien si son o no son extraterrestres recién o
remotamente llegados...
Pero lo que está meridianamente
claro es que a los listillos de la Creación nos están amargando la vida estos liliputienses invisibles.
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