Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 29 de septiembre de 2024

Begin the Beguine

EL PROGRESO

Tengo 84 tacos, y en la primera década de mi vida el asunto de la energía hogareña era cosa del carbonero.

En todos los barrios había carbonerías, que eran pequeñas y sucias tiendas, cuyo dependiente, también tiznado, vendía carbón vegetal, que se empleaba en las cocinas.

En los anafes se ponía carbón, se encendía y así se cocinaba.

También la "calefacción". Con sus grandes mesas camillas, o simplemente camillas, en cuyo interior ardían en el brasero brasas de cisco o picón, que eran unos carboncillos delgaditos, como los que se usan para dibujar. De hecho los estudiantes de bellas artes de Sevilla dibujaban con cisco que compraban en las carbonerías y no carboncillos en las tiendas de bellas artes y así economizaban.

Como es de esperar esa "calefacción" no calentaban una habitación, sino tan solo las piernas de los que sentaban en torno a esas mesas redondas con faldones para guarecerse del frío. En noches de asueto, jugando a la "lotería" o bien oyendo en la radio en las noches de los sábados "Cabalgata fin de semana".

Pasó el tiempo y vino el progreso.

A cargo de empresarios relucientes, no tiznados como los carboneros, que comerciaban con combustibles fósiles de minas de carbón mineral, pozos de petróleo y yacimientos de gas.

Progreso, sobre todo, para los prósperos y limpios empresarios que obtenían energía de la combustión de productos fósiles.

Productos de restos mortales de seres vivos sepultados y fosilizados procedentes de una época floreciente. Rica en energía ambiental que hoy parecería insoportablemente cálida, porque nuestra gélida cultura es enemiga del calor y amiga del frío y la oscuridad.

No se cae en la cuenta de que con la combustión de esos restos fósiles renace la atmósfera de esa época remota. 

Si queremos mantener el equilibrio que nos agrada deberíamos evitar un cambio climático, y para ello deberíamos abstenernos de verter al ambiente energías "de otras épocas que están dormidas".

Tendríamos que apañarnos con las que tenemos.

Podríamos mejorar los procedimientos, pero con lo que tenemos, con lo que se genera hoy día, no con lo que se generó hace millones de años.

¡Hay que volver al carbón!

Aunque no exactamente.

A lo que hay que volver es a la madera, de la que se sacaba el carbón, y a otras sustancias vegetales.

¿Cómo?.

Cuidando los bosques. Podando los árboles, quitando rastrojos y tratando la biomasa.

Porque la energía así obtenida es limpia y renovable, ya que el denostado CO2 que se produzca en la combustión en las centrales térmicas alimentadas con biomasa, si bien vuelve a la atmósfera no incrementa su volumen el la atmósfera, porque se encargan los bosques de volverlo a atrapar, trazándose el círculo perfecto. Se evita el incremento de CO2 y el temido efecto invernadero.

Hay que pensar además que, se quiera o no se quiera, los inevitables incendios que se producen en nuestra cultura actual arrojan a la atmósfera ingentes cantidades de anhídrido carbónico, sin beneficio y con enormes perjuicios. 



 

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