NO ME GUSTA LA
PINTURA.
No me gusta la pintura, ni me
interesa.
Lo que me gusta y me interesa es
la metapintura.
La pintura trata de cosas. Las
pinturas son mensajes que tratan de diversos referentes.
La metapintura trata de la propia pintura. Es un fenómeno en
el que están igualados mensaje y referente.
Veo a los guías que explican y
aclaran el significado de los cuadros. El contexto histórico en el que se
produjeron. Y está bien. Pero a mí eso no me interesa.
Lo que me interesa es cómo están
pintados los cuadros. Cómo se las ha ingeniado el autor para plantear y resolver
ese problema que es todo cuadro. La evolución en el modo de pintar. Evolución
que no supone necesariamente un progreso.
Nos invitaron recientemente a una
visita guiada a la exposición del Renacimiento en Venecia en la Thissen. La
guía hizo su trabajo maravillosamente. Contó cosas interesantísimas en torno a
la época y a los cuadros. Pero, claro, de lo que más me interesa a mí dijo
poco. No dijo nada de la diversidad de estilos desplegada por Tiziano a lo
largo de su carrera que me pareció asombroso. Yo tenía hecho el ojo a la
infinidad de veladuras de sus cuadros en el Prado. Pero tenía cuadros somera y
certeramente pintados que parecían expresionistas. y un retrato verdaderamente
de estilo romántico.
Desde el punto de vista que estoy
defendiendo tiene menos interés ver una pieza de teatro desde un asiento
destinado al público que desde dentro del escenario entre bambalinas. Y ver cómo
están los actores informalmente dispuestos a salir a escena, o cómo abandonan
el gesto teatral cuando salen de escena y cómo han desarrollado su trabajo
cuando están actuando.
O sea, que entiendo el arte como
una realidad en sí mismo. Y no como una mera representación de otra realidad
ajena.
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