DESENTONADOS.
Tengo un sobrino nieto que se
llama Fernando, yo le llamo Fernandito, que en el Abril entrante cumplirá 8
años, que es un pintor de categoría ¡tiene instinto, tiene casta! vive en
Huelva, y en estos día de Semana Santa vino a Madrid con su mamá, a conocer a
su prima Elia, a estar con sus dos primos madrileños y "a pintar con el
tío Tomás" que es el que suscribe. En el programa también había una visita
al Museo del Prado.
Fuimos a dicho museo a ver a
Velázquez ¡y le decepcionó! No le gustó nada. A Murillo ni lo buscamos y Goya
tampoco le hizo gracia. Vimos la exposición temporal de La Tour que sí que le
gustó. A mí tampoco.
Y digo "tampoco" porque
salí escaldado de ver a Velázquez ¡Esos restauradores son un cenizo! Como percibí lo que decía mi maestro Don Enrique Lafuente Ferrari en clase es que el mayor elemento
erosivo de las obras de arte -más que los terremotos, más que las erupciones
volcánicas, más que los incendios, más que los vendavales, más que las
inundaciones- ¡son los concejales! las autoridades políticas en general, que
urden los delitos que perpetran los restauradores y otros ejecutores.
Y con Velázquez y con otros
muchos, como Rivera, han entrado a saco. Puede que yo esté confundido, y puede
que no ¡pero sufro mucho! Miro con deleite "El Cardenal" de Rafael,
"La Anunciación" de Fra Angelico, las "Pinturas Negras" de
Goya ¡que a lo mejor están hiper-restaurados! Pero yo no lo noto, pero con
Velázquez y con Rivera ¡es una cruz!
Cuando hice mis cursos de
doctorado, hace ya mucho tiempo, lo pasé tan mal en el de pintura me pareció
tan malo que el siguiente curso lo hice de asignaturas lo más alejadas posible
de la pintura. Una de ellas fue restauración con Núñez de Celis. Fue un curso
interesantísimo en el que ese profesor actuaba de "entrenador" o de "arbitro"
porque las clases magistrales no las daba él sino los alumnos más distinguidos
de aquel curso. Uno era restaurador de pintura del Museo del Prado, otro un
restaurador de escultura muy acreditado, y más por el estilo, que ahora no
recuerdo.
La conclusión que saqué es que
los únicos cuadros bien pintados, llamados a durar siglos son las tablas
flamenca. Todo lo demás es un puro desastre. Goya, por ejemplo, pintaba mal
¡con rabia! Mal en el sentido de que sus cuadros no duran nada. Y eso puede
verse a simple vista, porque puede apreciarse que la pintura se cuartea y se
escama en trocillos cóncavos que tiende a despegarse y desconcharse y que
tienen que planchar (con una plancha, naturalmente) y tienen que pegar como
pueden y luego atiborrar de barniz, pero se sigue notando. Y Goya es de
"anteayer" y peor aún porque sus cuadros se estropearon desde hace
mucho tiempo.
Los cuadros, por lo general, no
duran siglos, duran decenios ¿Y por qué un cuadro con 70, 100 o 300 años está
como si lo acabaran de pintar? ¡Pues porque lo acaban de pintar!
Dicen que con acuarelas, porque
se puede disolver en agua y quitar el repintado.
Pero mientras que no lo quiten
¡repintado está! Y como además encima está barnizado, ese repintado se vuelve
indeleble.
Los museos tienen una parte
visible compuesta de salas donde los cuadros se exhiben. Y una parte invisible,
compuesta por talleres de restauración donde los cuadros se repintan!
El problema surge cuando el
repintor (restaurador) no tiene NPI, que entonces la caga penosamente. Pero es
el "crimen perfecto" porque está a la vista de todos, pero parece que
nadie lo nota ¡Y como te quejes te la ganas!
Concretamente lo que ocurre con
Velázquez es que en esos cuadros de realismo "tan impresionista" hay
una relación de valores, una proporcionalidad en el claroscuro, que como la
alteres ¡te lo has cargado! En la que unas partes están más
"enfocadas" que otras. Y cuando el restaurador "enfoca" totalmente
cada una de las partes del cuadro la jerarquía de valores en el claroscuro se
desequilibra y el cuadro se abarata y se jode. Y encima como lo barnizan todo
tanto resulta que queda aquello en tecnicolor y pantalla panorámica.
¿Y tal desacierto lo hacen con
todos los cuadros?
Pues seguramente no con todos,
pero ¡tiempo al tiempo! Tengo la impresión de que "La fragua de Vulcano", por
ejemplo, parece salvada de la quema ¡pero como todos están tan brillantemente
barnizados me entran la duda y la zozobra! ¡Y sufro!
Mejor no ir al Prado, porque es que no puedo ver la sangre de Ignacio sobre la
arena..
.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Es un drama silencioso (como tantos otros, por otra parte). El problema reside que hay que haber intentado pintar y además tener un mínimo de sentido autocrítico para tomar conciencia de lo difícil que es pintar extraordinariamente bien, y darse cuenta de que una pincelada por leve que sea modifica el resultado. Teniendo eso en cuenta sería fácil comprender que es un completo despropósito que un restaurador le meta mano a los cuadros de (supuestamente) reconocidísimos pintores, genios les llaman (pero ¿se lo creen de verdad?¿les importa el tema? no parece compatible con que luego vayan y se carguen sus obras). Si los autores viviesen me imagino el cabreo, primero repintan sus cuadros, al gusto, sin que el difunto autor pueda decir ni mu; luego, no contentos con eso, van y se lo atribuíyen 100% al autor original. Vamos que nos llevamos a la cabeza las manos con la señora que repintó el eccehomo, pero este tema no dista tanto como pudiera parece de aquello.
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