GRAN HONOR, GRAN
SATISFACCIÓN, GRAN FELICIDAD.
En los días pasados he tenido el
gran honor de ser propuesto padrino de mi ya ahijada Pilar, honor ex aequo con
mi chica, que es la padrina de esta criatura.
Ser padrino es lo siguiente a
padre, y padre es lo más satisfactorio que cabe ser en este mundo, más aún que
diputado, por lo que siento una gran felicidad.
El hecho se ha consumado este
domingo pasado. Y es una gran responsabilidad, que no se acaba en el día del
bautizo, sino que dura toda la vida, como me ha recordado -no hacía falta- mi
compadre, mi querido sobrino Alvarito (Alvarito ya tiene buenos espolones, pero
sigue siendo Alvarito) También agradezco vivamente tan alta distinción a su
esposa, mi comadre y querida sobrina María.
Tiene esta niña también
naturalmente una madrina que es su abuela y tía materna Ángeles, por lo que
tiene madrina, padrina y padrino.
Todo eso ha ocurrido,
naturalmente, en una iglesia. Situación que puede parecer rara dado que no soy
un espejo de católicos. Tampoco me he dado nunca de baja propiamente. Pero eso
da igual. Porque el cura va a lo suyo y yo a lo mío. Y lo mío es ser casi padre
de una niña preciosa y más pariente aun de lo que venía siendo de su papá, de
su mamá y de sus hermanitos, Pedro, Sol y Luís.
Pero la cooperación de un cura en
una iglesia es condición sine qua non porque los curas en las iglesias tienen
el poder de la transubstanciación. Facultad discutida a veces, pero no en este
caso, ya que es evidente que pueden convertir verdaderamente una sobrina en ahijada
y un tío en padrino ¡no creo que haya nadie que se atreva a discutir esto!
Como yo veo la cosa es que la
Iglesia está para servir a la gente y no al revés, y en esto concretamente ha
funcionado impecablemente. Porque en un marco medieval precioso -la capilla
bautismal de la Iglesia burgalesa de San Gil, coronada con una bóveda gótica
hermosísima y con un retablo muy bello, y mucho más- estábamos reunidos una
muchedumbre de parientes, de amigos y un enjambre de niños revoloteando y
metiendo ruido.
La liturgia aquella me era un poco ajena ¡pero tampoco pasa nada! Algo mentí, piadosamente, pero no engañé gravemente a nadie.
La liturgia aquella me era un poco ajena ¡pero tampoco pasa nada! Algo mentí, piadosamente, pero no engañé gravemente a nadie.
¡El caso es que tenemos una
ahijada, casi una hija, que es un encanto! Y eso es, como digo, motivo de gran
felicidad.
2 comentarios:
Con que seas la mitad de buen padrino de lo buen abuelo que eres ya serás una barbaridad de bueno. Los mejores padrino y padrina para mi sobrina favorita menor de un año. Un beso enorme tío favorito.
¡Muchas gracias Elenita! Q no es necesario q enseñes la patita por debajo de la puerta. Hiperbesos
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