Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

lunes, 30 de junio de 2014

Hídrica transubstanciación.


GRAN HONOR, GRAN SATISFACCIÓN, GRAN FELICIDAD.

En los días pasados he tenido el gran honor de ser propuesto padrino de mi ya ahijada Pilar, honor ex aequo con mi chica, que es la padrina de esta criatura.

Ser padrino es lo siguiente a padre, y padre es lo más satisfactorio que cabe ser en este mundo, más aún que diputado, por lo que siento una gran felicidad.

El hecho se ha consumado este domingo pasado. Y es una gran responsabilidad, que no se acaba en el día del bautizo, sino que dura toda la vida, como me ha recordado -no hacía falta- mi compadre, mi querido sobrino Alvarito (Alvarito ya tiene buenos espolones, pero sigue siendo Alvarito) También agradezco vivamente tan alta distinción a su esposa, mi comadre y querida sobrina María.

Tiene esta niña también naturalmente una madrina que es su abuela y tía materna Ángeles, por lo que tiene madrina, padrina y padrino.

Todo eso ha ocurrido, naturalmente, en una iglesia. Situación que puede parecer rara dado que no soy un espejo de católicos. Tampoco me he dado nunca de baja propiamente. Pero eso da igual. Porque el cura va a lo suyo y yo a lo mío. Y lo mío es ser casi padre de una niña preciosa y más pariente aun de lo que venía siendo de su papá, de su mamá y de sus hermanitos, Pedro, Sol y Luís.

Pero la cooperación de un cura en una iglesia es condición sine qua non porque los curas en las iglesias tienen el poder de la transubstanciación. Facultad discutida a veces, pero no en este caso, ya que es evidente que pueden convertir verdaderamente una sobrina en ahijada y un tío en padrino ¡no creo que haya nadie que se atreva a discutir esto!

Como yo veo la cosa es que la Iglesia está para servir a la gente y no al revés, y en esto concretamente ha funcionado impecablemente. Porque en un marco medieval precioso -la capilla bautismal de la Iglesia burgalesa de San Gil, coronada con una bóveda gótica hermosísima y con un retablo muy bello, y mucho más- estábamos reunidos una muchedumbre de parientes, de amigos y un enjambre de niños revoloteando y metiendo ruido.

La liturgia aquella me era un poco ajena ¡pero tampoco pasa nada! Algo mentí, piadosamente, pero no engañé gravemente a nadie.


¡El caso es que tenemos una ahijada, casi una hija, que es un encanto! Y eso es, como digo, motivo de gran felicidad.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con que seas la mitad de buen padrino de lo buen abuelo que eres ya serás una barbaridad de bueno. Los mejores padrino y padrina para mi sobrina favorita menor de un año. Un beso enorme tío favorito.

saltes dijo...

¡Muchas gracias Elenita! Q no es necesario q enseñes la patita por debajo de la puerta. Hiperbesos