DE LO PÚBLICO Y LO
PRIVADO.
La SOCIEDAD CIVIL está gobernada
por el APARATO DEL ESTADO que, más o menos, está sujeto a una estructura
compuesta por los siguientes elementos:
PARTIDOS POLÍTICOS, que son
entidades privadas que están compuestos por AFILIADOS. Que son individuos que
aceptan voluntariamente una ideología y unas reglas. Y que INGRESAN tras
superar un proceso restrictivo de admisión.
De los partidos políticos salen CANDIDATOS
para las ELECCIONES que de serles
favorables devienen en servidores públicos temporales, llamados AUTORIDADES POLÍTICAS.
Ergo EL GOBIERNO, QUE ES PÚBLICO,
VIENE DETERMINADO POR UNOS ORGANISMOS QUE SON PRIVADOS.
Los servidores públicos, por su
parte, son, además de las mencionados autoridades políticas, los que han sido
reclutados por el estado mediante CONCURSOS PÚBLICOS. Son los FUNCIONARIOS. Que
pueden ejercer sus funciones durante toda su vida laboral, desarrollando una
carrera profesional, por lo que se les llama FUNCIONARIOS DE CARRERA. Además de
esto hay EMPLEADOS PÚBLICOS que son interinos. Con contratos limitados en el
tiempo que pueden renovarse.
Las autoridades políticas,
investidas de la autoridad que les confiere el PUEBLO SOBERANO mediante las
elecciones, MANDAN sobre funcionarios y empleados públicos.
Además del APARATO DEL ESTADO
gravita sobre la SOCIEDAD CIVIL el APARATO RELIGIOSO, que tiene su estructura
jerárquica. Y en los estados que, como el nuestro, no son TEOCRÁTICOS, existe
la SEPARACIÓN DE IGLESIA Y ESTADO. De modo que el plano religioso afecta de
modo privado y particular a los creyentes y no al conjunto del estado.
Todo esto es, digamos, lo que
tendría que ser. Pero no es siempre lo que es.
Porque frecuentemente los
partidos políticos, que son privados, intervienen directamente en la cosa
pública. Las autoridades política se ponen en el lugar de los funcionarios
públicos ejerciendo sus funciones, y a veces se aprovechan de su situación de
poder para pasar a ser funcionarios vitalicios. Colocan militantes en el lugar
de los empleados públicos interinos. O reclutan ASESORES correligionarios que
hacen el trabajo de funcionarios e interinos, a los que dejan sin funciones
aumentando el gasto indebidamente. O legislan y promueven normas en favor de ellos
mismos.
Por otra parte funcionarios
públicos, como, por ejemplo, jueces y militares asumen abusivamente funciones propias de los
políticos.
Y desde luego no siempre se
respeta la separación iglesia y estado.
De ahí el creciente desprestigio
de nuestros gobernantes. Auténticos "antisistema" que favorecen que
la excepción sea la regla.
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