Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 14 de junio de 2014

Pactando ¡que es gerundio!


LA REMONARQUÍA

Esta es una extraña monarquía tolerada por republicanos. Tolerada y defendida.

Hay, es sabido, por lo menos dos Españas, si no más. Con dos banderas distintas, una oficial y otra oficiosa. Dos signos que designan una sola cosa: el país donde vivimos. Con dos piernas, como es lo corriente entre humanos, pero que tienen que caminar acompasadas. Y coronada por una corona, mural o real, según convenga.

Hubo, en su día un acuerdo, un PACTO, que a pesar de todos los pesares ha sido fructífero.

 La historia de esta extraña monarquía es, como es sabido, la siguiente: En un momento de adversidad para el rey Alfonso XIII, este decidió exiliarse y se proclamó la 2ª República de bandera tricolor.

Fue contestada por el ala más reaccionaria del ejercito. Se produjo un golpe militar seguido de horrible guerra civil. A continuación ni monarquía ni república, sino simple dictadura en la que el jefe del estado era el dictador durante casi 40 años. El Jefe del Estado no era un rey ni un presidente, sino un dictador químicamente puro.

Pasó el tiempo y con este la vida del dictador ¿Cómo se continúa la jefatura del estado? El régimen dictatorial tenía una previsión. Saltarse a Don Juan, hijo de Alfonso XIII, y elevar al trono a su hijo, a Juan Carlos. Tenía el delfín por aquellos días una pinta de pazguato considerable. Pero espabiló ¡Vaya que si espabiló!

Pero claro, el rey previsto estaba invalidado por un pecado original, la designación del dictador. Luego,  o se bautiza (se libera lavándose del pecado original), y se vota una constitución (que obliga a todos, al soberano y al pueblo soberano) o no habría rey constitucional, sino dictador coronado.

A esa "limpieza del pecado original"  se le llamó La Transición, que consistía en investir al futuro monarca con legitimidad democrática ¿Quién la otorgaba? La oposición. La cabeza visible de esa oposición era Santiago Carrillo, líder comunista histórico. Y la cabeza visible del régimen en vías de purificación Adolfo Suárez.

Cuando hoy se dice que el rey Juan Carlos  es pura y simplemente la continuación de la dictadura se oculta parte de la verdad, la parte más importante. Porque no es el dictador sucesor, sino que es un rey purificado, democratizado y legitimado mediante un PACTO, entre los epígonos de la dictadura y la oposición a dicha dictadura.

Y pasaron otros casi 40 años y se impone ¡ley de vida! otro relevo.

Con ocasión del relevo líderes republicanos de este país entonan cantos de sirenas, y tienen sus seguidores. Mientras que otros republicanos creemos que lo suyo es continuar con un pacto, el que hay o, mejor aún, suscribir uno nuevo. Sin prisas, no necesariamente en el momento mismo del relevo. Pero permanecer siempre dentro del marco de la convivencia civilizada que nace del entendimiento y no de la imposición por la fuerza.


Lo digo por aquello de que el gato escaldado huye del agua fría.


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