UN PESO QUE ME HE QUITADO DE ENCIMA.
Hay profesiones en las que si no eres famoso has fracasado.
Si eres un pintor, "de brocha fina", y no eres famoso ¡has fracasado!
Pero si eres pintor "de brocha gorda" ¡pues ni hace falta ser famoso! ni, en realidad, es posible serlo.
Conozco a alguien a quien le ha pintado el piso Guinovart.
No el famoso pintor "de brocha fina", sino su hermano, pintor también, pero "de brocha gorda".
¡Un farde! ¿no?
A mí eso de ser famoso no me da ni frío calor.
Pero ¡cuidado! Porque mi nieto Jor, cuando era un niño -ahora es un mocito- creía que yo era un pintor famoso ¡Y eso me traía volado!
Porque, claro, ser o no ser famoso es algo, que como dije ¡me la pela! Pero defraudar a mi nieto...¡NO!
Me devanaba los sesos tratando de mantener como fuera la mentira.
Pasaba el tiempo y surgían circunstancias que me permitían mantener las apariencias.
Ya ha pasado bastante tiempo, mi nieto ha madurado y ve las cosas más serenamente y se pueden poner las cartas boca arriba sin que se caigan por eso los palos del sombrajo. Y en la reciente cena de Navidad le conté esto que os estoy contando.
A lo que respondió mi nieto algo así como:
"No te preocupes, si ya sé que tienes un cierto reconocimiento".
Por lo que quedé muy satisfecho de ver lo lejos que había quedado la tan temida catástrofe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario