Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

viernes, 17 de septiembre de 2021

Amores imposibles.


 

ASÍNTOTAS.

Ayer argumentaba zafiamente mi escepticismo respecto a la libertad.

http://salterio.blogspot.com/2021/09/saliendo-de-la-inopia.html

Hoy argumento más finamente, aunque la conclusión es la misma:

Que la libertad es una asíntota a la que se tiende, pero es inalcanzable.

Porque la libertad está indisolublemente asociada a la independencia

y la independencia también es una asíntota.

Porque no se puede ser independiente, porque somos interdependientes.

Si por ejemplo necesito pan no recurro a la harina que he obtenido al moler el trigo que oportunamente he cultivado y recolectado.

Para mezclarla con agua del pozo que previamente he horadado y con la levadura que he obtenido dejando fermentar anteriormente una mezcla de harina y agua. Y con la sal que cuidadosamente he obtenido en la playa cuando he ido de veraneo.

Y cocerlo en el horno, que oportunamente he construido, con leña cortada en el bosque, encendida con ayuda de hierro y pedernal...

Sino que voy a la panadería y lo compro.

Y eso es posible porque estamos el panadero y yo en una relación de interdependencia.

Y con todo pasa igual que con el panadero, el pan y conmigo.

Y no sigo porque no hace falta, porque ya sabéis a lo que me refiero.

Luego, me pregunto, con la mayor educación ¿Qué será eso que llamamos libertad?

Y concluyo, como ayer, que lo más parecido a la libertad es el estado en el que no sufro mayores abusos.

Porque, claro, el Estado debe y puede ser garante de mi libertad, pero ¿quién me dice a mí que las personas que lo encarnan no se pasaran y atropellaran mi libertad alguna vez?

En los estados críticos, como los de guerra esos abusos deber ser muy frecuentes. Y en situaciones tan críticas como le de esta pandemia, que está durando tanto, pudiera ser que también se produzcan abusos a veces.

Por eso a pesar de que en mi modesta la vacuna está yendo bastante bien, y que las restricciones al libre movimiento y a la libre reunión parece que están dando sus frutos profilácticos no dejo de mirar con cierta simpatía a los "negacionistas" que ya deben de estar, como todo el mundo ¡hasta el mismísimo gorro!

(Me expreso así de educado por no volver a las andadas)

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