Este post se lo dedico a mi hija Isa y a sus amigos artistas.
ARTÍSTICO DIVORCIO.
¿Para qué sirven los sellos?
Para mandar cartas.
Es la señal de que el remitente
ha pagado el servicio del envío.
¿Para qué sirven los cuadros?
Para decorar.
Suena mal, porque uno se pone tan
exquisito que atribuye a los cuadros y a las esculturas papeles más
trascendentales, más espirituales, más divinos. Como si decorar no fuera bastante
trascendental, espiritual y divino.
Se puede vivir en una cueva, en
una choza, en una cuadra, en una pocilga, pero son maneras indignas de vivir.
La manera digna de vivir es en una casa, en un piso, en un hogar, donde reine
la limpieza y el orden y el buen gusto. Para eso debe estar bien decorado,
porque ayuda a vivir, a cruzar con bonhomía este valle de lágrimas. Y eso se
consigue en una parte apreciable con los buenos muebles y con los buenos cuadros.
No caros, buenos y adecuados.
Todo el mundo tiene muebles, pero
no todo el mundo tiene cuadros.
¿Por qué?
Porque los cuadros son muy caros.
¿Y por qué son tan caros?
Porque las galerías de arte los
venden muy caros. A lo mejor no es así, pero eso es lo que se cree.
¿Por qué se cree eso? Porque ese
es el paradigma: ¡La exclusividad del arte!
Antes pasaba eso con los coches,
solo tenían coches los ricos, y los de los coches de alquiler.
También hoy tienen los ricos
coches exclusivos, pero hay una infinidad de personas que sin ser ricas tienen
coche. Coches, que si uno se fija, son fantásticos.
Con los cuadros no pasa eso. Solo
los tienen los potentados, mientras que el común de los mortales carece de
ellos.
Solo se venden los cuadros
equivalentes a Ferrari, Porche y Maserati
¿Y los cuadros equivalentes a Ford, Seat
y Ranault no existen?
Si que existen, pero no se venden, ni pueden comprarse de
hecho porque no hay mercado para ellos. Y pintores con talento, que producen
obras muy apreciables se mueren de asco, y el público en general pone posters en
su casa, con lo que su vivienda carece de ese calor inefable que producen los
buenos cuadros.
Pasa como si los sellos no
existieran más que para filatélicos, para coleccionistas y para abastecer un mercado
de precios astronómicos.
El arte hoy por hoy en nuestro
país existe para exclusivo uso y disfrute de los coleccionistas. Gente potentada
que condensa en sus cuadros sus recursos excedentes. Que con la complicidad de
curadores, críticos y comisarios solo le dan el plácet a un restringido número
de artistas ¡para evitar la inflación! Haciendo sinónimos a dos conceptos que
tendrían que ser distintos: valor y precio.
Coleccionistas que tienen algunas
de sus obras coleccionadas en sus fastuosas residencias, y el resto en
blindados trasteros. Hasta que en el ocaso de sus vidas consigan que alguna
institución pública coloque esas obras en algún museo.
Y mientras el común de los
mortales y el común de los artistas, también mortales, están aislados, enclaustrados
cada uno en su miseria.
2 comentarios:
Gracias por la dedicatoria :-) y totalmente de acuerdo con el post! Es una pena que no exista ese mercado (y no lo digo por mi, que soy una enchufada porque tengo cuadros de mi padre, pero no todo el mundo tiene la misma suerte). Deberíamos hacer algo para intentar crearlo.
Es difícil, porq la estructura social relativa al arte es muy reaccionaria. Parte del supuesto de q la sociedad se compone de una minoría de patricios y una mayoría de plebeyos, de modo q los patricios poseen las obras de arte y los plebeyos hacen colas en los museos para verlas un ratito, previo pago de la entrada.
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