Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

jueves, 22 de junio de 2023

El hábito hace, un poco, al monje

ESPANTAPÁJAROS

Para andar por casa me pongo ropa que ya no está para salir con ella, pero que no está harapienta, esa la troceo para trapos.

Y como da tanta pena tirar lo que aún podría servir, pero que de hecho no sirve, lo guardamos en cajas arrinconadas de las que rara vez se reutiliza algo.

Lo digo porque un día se nos ocurrió a mis nietos pequeños, entonces de 3 y 5 años, y a mí, hacer un espantapájaros. de un modo muy dinámico que explico a continuación:

Hicimos una cruz con dos palos, que clavamos en la tierra del huerto. El palo vertical sobresalía algo más de metro setenta y otro horizontal ,de unos 40 cm., que hacía de hombros.

En el extremo del vertical coloqué una maceta de plástico apoyada, por dentro, en un punto de la circunferencia interior de la base, con lo que quedaba alabeada y móvil, y por efecto del viento, parecía una cabeza que se moviera levemente de arriba abajo y de derecha a izquierda.

En un extremo del palo que hacía de hombros sujeté una cuerda que bajaba verticalmente.

Sobre dicho palo horizontal colgué una camisa vieja, de la ropa desechada antes mencionada, y pasé la cuerda que pendía de unos de los hombros por dentro de una manga.

Además cogí un palo de unos 80 cm. al que le coloqué un contrapeso en un extremo para que colgara inestablemente de la cuerda que sobresalía de una manga de la camisa., como un amenazante palo en equilibrio inestable.

Con todos esos elementos, debidamente armados resultó un agresivo espantapájaros, que por efecto del viento parecía vigilar, moviendo la cabeza para todos lados y blandiendo una estaca que movía también en todas direcciones...

Pasados muchos días la camisa palideció visiblemente, difuminándose sus cuadros. como efecto de un sol implacable.

Pero, desmontado el artilugio, no volvió la camisa al ostracismo, sino al armario de uso diario. Del que, a veces la saco y me la pongo, como ahora mismo, para estar en casa. Está pálida, pero sin un roto ni un solo botón que le falte.

Lo que pasa, y es un efecto puramente subjetivo, que lo pienso, y me siento un poco espantapájaros.

 


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