Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

martes, 1 de noviembre de 2022

Mirar la otra cara del signo.

 

MAGNÍFICO METAPINTOR.

Ya lo he dicho alguna vez, a mí la pintura no me interesa.

A mí lo que me interesa es la metapintura.

Es decir, la parte de la pintura que trata de la propia pintura. No de lo que expresa la pintura.

Me explico:

Toda pintura es un signo. Y todo signo, como defienden Saussure y sus secuaces, tiene dos caras inseparables, SIGNIFICADO y SIGNIFICANTE.

El significado es lo que se dice, lo que se cuenta, mientras que el significante es la materialidad del signo.

Bueno, pues a mí lo que me interesa principalmente es el significante. Lo que el signo significa de sí mismo.

A mí y a mucha gente.

Porque cuando se paga un huevo por un cuadro y nada por una copia, es porque lo que interesa es el signo en si mismo, y no lo que significa.

Lo cuadros en sí mismos dicen cosas maravillosas, inefables, más allá de su significado "oficial", que a mí, generalmente, me importa poco.

El significado suele ser un obstáculo para ver el significante. Por eso cuando yo miraba los cuadros de Cayetano Portellano veía lo que significaban, cosa que a mucha gente le interesa mucho, pero a mí poco.

Pero últimamente, en la exposición de este pintor en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, que han prorrogado porque ya ha rebasado el plazo que inicialmente le habían marcado, he podido "ver el bosque que los árboles me impedían ver". Y me he quedado impresionado.

Yo había visto la impronta que su maestro Antonio López le había dejado impresa. Cuando yo estaba en 3º o 4º de bellas artes iba con mis compañeros a ver los bodegones que "Antoñito López" (así se le llamaba entonces) les había puesto a sus alumnos de 1ª (preparatorio se llamaba entonces a ese primer curso) ¡Eran impresionantes esos bodegones! Uno su típico aparador con cosas. Otro una bicicleta desmontada y las piezas, el cuadro y las ruedas, colgadas de una alcayata en la pared. Otro un traje sobe una silla Thonet, con la chaqueta colocada en el respaldo, los pantalones colgando sobre el asiento y los zapatos colocaditos debajo, etc.

Los estudiantes se afanaban pintando como pintaba su maestro. Y como "mataban" las pinceladas para evitar que los cuadros fueran "convencionales". Los rociaban de aguarrás , les prendían fuego que apagaban precipitadamente con periódicos que luego pisaban...Ambiente mefistofélico inaudito...

Otros condiscípulos, como Cuasante, han digerido ese realismo, tan intensamente mamado, por otros derroteros, tirando a pop, pero Cayetano no. No sigue obedientemente la huella, lo hace a su modo, pero se reconoce. Un poco híbrido con Andrw Wyeth. Pero ante todo y sobre todo Cayetano es Cayetano! Una maravilla.

Les aconsejo que miren sus cuadros "por detrás de sus significados explícitos." 

¡Se van a quedar de piedra!

 


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