No sé cuánto va a tardar en darse cuenta la Presidenta de la Comunidad de Madrid de que sus administrados no vamos a dejar que arruine nuestra Sanidad Pública.
Los que estuvimos ayer formando esa cruz con centro en Cibeles y lados en los ejes de Alcalá y Paseos del Prado, Recoletos y Castellana, y muchos más que no estuvieron, no vamos a dejar que arruine nuestro sistema sanitario.
La sanidad privada tiene su espacio que no pasa por la destrucción de la sanidad pública.
O rectifica, o causa baja en el cargo ¡no hay otra solución!
La solución trasciende el conflicto SANIDAD PÚBLICA-SANIDAD PRIVADA.
Hay que evitar el conflicto.
Hay que aceptar el acuerdo entre ambas opciones.
Y dependiendo de quienes manden se pondrá el acento en una o en otra opción, pero siempre respetando la contraria.
Pero nunca la erradicación de una de las dos opciones.
Y los líderes de la Administra Pública madrileña parece que han optado por el debilitamiento, y por ello la ruina de la Sanidad Pública.
Se puede estar a favor de la sanidad privada.
Se puede estar a favor de incrementar y favorecer la sanidad privada.
Pero no a cambio de arruinar la pública.
Porque eso es un disparate, que nadie con dos dedos de luces va a consentir.
Pongo un ejemplo. Junto a la enseñanza pública está la concertada, que fue un invento del PSOE en tiempos y responsabilidad de Maraval ¡no se olvide! Y ello no ha supuesto la destrucción de la enseñanza pública. De todos modos me gusta más la pública que la privada, pero lo que a mí me guste a los demás les importa poco.
El camino viable para los amantes de la sanidad privada en el sector público es generalizar la fórmula MUFACE.
Y para los usuarios de MUFACE la SANIDAD PÚBLICA es un "paracaídas".
Pongo un ejemplo: Una queridísima amiga, acogida en MUFACE, tuvo la desgracia de contraer cáncer, y ante la perspectiva que se presentaba la compañía sanitaria que la atendía le conminó a pasarse a la Seguridad Social. Porque la atención que su enfermedad requería unos gastos inasumibles para una sociedad privada.
Ergo cargarse la SANIDAD PÚBLICA supone dejarnos a todos "sin paracaídas". Es decir, ponernos a todos al borde del abismo en materia sanitaria. Y eso es algo que ni se puede, ni vamos a consentir.
Y que lo de ayer no fue más que un aviso.
A autoridades desaprensivas.
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