Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

viernes, 5 de febrero de 2021

¡Menudo berenjenal!

EL JARDÍN SEXUAL.

La ministra esposísima se está metiendo en un jardín

en un jardín sexual.

Y es que asunto  del otro extremo del tronco ¡tiene mucha miga!

En esto, como en todo, caben dos posturas:

Exclusivista e inclusivista.

Según la exclusivista hay dos cosas distintas: hombres y mujeres, o viceversa, que tanto monta...

Dos mundos distintos.

Según la inclusivista hay personas humanas. De las que unas son hombres y otra mujeres.

Un único mundo compuesto por gente que tiene el extremo capital igual y el extremo sexual distinto.

A esa diferencia se le otorga una gran importancia.

Desde mi punto de vista excesiva importancia.

De modo que en todo el sexo, o el género ¡va por delante!

En el DNI o en el pasaporte o en cualquier documento oficial o privado tras el nombre y los apellidos aparece si se es hombre o si es mujer...

Y yo me pregunto ¿a qué viene eso?

Habrá circunstancias en las que tal dato será oportuno. Pero en otras muchas no.

Me atrevería a decir que en la inmensa mayoría se las situaciones ese dato es irrelevante.

La cosa se complica porque la masculinidad y la feminidad vienen a ser polos de la humanidad.

Porque hay casos en que propiamente se es ambas cosas y también hay casos en los que no se es ninguna de las dos.

Y cuando tales circunstancias se dan se fuerza la realidad obligándose a esas personas a inscribirse en una de esas dos categorías.

O es la propia persona interesada la que promueve el cambio.

Y todo en un ambiente de gran tensión.

Lo que me parece deseable es rebajar la tensión.

Para lo que sería aconsejable dejar de ir con el sexo, o con el género, por delante en la identidad de las personas.

De modo que en los documentos oficiales y privados figurarían nombres y apellidos y retrato fotográfico si se considerara oportuno ¡Y nada más!

Como ya he dicho más veces, observando la realidad se formulan verdades. En este caso que hay dos géneros o sexos: hombres y mujeres. Pero tengo la sensación que esta clasificación nos hemos quedado cortos, porque debe haber más de dos géneros o sexos.

Por lo menos tres, si no más.

Como en los colores.

Tenemos blanco y negro.

Que son cosas distintas

Porque el blanco no es negro ni el negro blanco.

Pero también tenemos gris.

Que no es blanco ni es negro.

Y tenemos gris claro y gris oscuro.

De modo que el gris del que hablamos, para entendernos, lo llamaremos gris medio.

Y el gris claro no es gris medio, ni tampoco lo es el oscuro.

¡Y no digamos la enorme gama de colores vivos y mortecinos!

Podemos pasar por alto la existencia del gris y de otros colores.

Para simplificar.

Pero nuestra verdad será incompleta. Defectuosa.

Ergo, volviendo al tema no hay solo hombres y mujeres, porque también hay hermafroditas.

Y es curioso que en la nomenclatura al uso hay:

Hombres.

Mujeres.

Hombres afeminados.

Mujeres varoniles.

Mujeres que antes eran hombres.

Hombres que antes eran mujeres.

¡Pero hermafroditas no hay!

Lo que me parece es que hay hermafroditas que se clasificaron como hombres y sufren por ello frustración y que a veces pasaron a ser mujeres.

Y hermafroditas clasificados como mujeres que sufren por ello y que pasaron a veces a ser hombres.

Pero hermafroditas, clasificados a las bravas como hombres o como mujeres, que reclamen y logren el estatus de hermafroditas ¡No hay!

Sorprendente ¿no?

Es curioso como entre los animales parece que predominan los individuos con sexo diferenciado, pero entre las especies más "primitivas" abunda el hermafroditismo, como los caracoles. Mientras que entre los vegetales las especies más arcaicas tienen el sexo diferenciado, como el ginkgo biloba. Pero lo más frecuente entre las especies vegetales más evolucionadas es que cada individuo sea hermafrodita. Con flores masculinas y femeninas o masculinas y femeninas a la vez, porque una flor con estambres y pistilo es lo más corriente.

Parece que un obstáculo insalvable es que la palabra hermafrodita no le gusta a nadie 

¡Pues hay que buscar un seudónimo eufemístico!

Porque se dice que lo que carece de nombre no existe.

Pero el caso es que sí existe.

En forma tan perturbadora que impide la paz y la armonía.

Vamos, que o nos ilustramos un poco o ¡de esta salimos mal parados!

 

 


 

2 comentarios:

Pedro Chacón dijo...

¡Cuánto mejor nos iría a todos si hubiera una epidemia de tu sentido común!

Saltes dijo...

¡Pues no caerá esa breva! Porque para eso hay inmunidad de rebaño.