Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 7 de febrero de 2021

La alucinante cotidianidad.

SURREALISMO.

Cuando era estudiante y el profesor decía en clase que el surrealismo no era algo contrario al realismo sino un superrealismo. Un realismo superlativo ¡no me lo podía creer!

Si se pone uno a reflexionar acerca de la realidad se aprecia lo surreal que resulta:

Que los pájaros vuelen y que no se caigan siendo, como son, más pesados que el aire es bastante surrealista.

Que los peces naden, y respiren en el agua también.

Claro que si se considera que la vida surgió dentro del agua y se habitó la tierra emergida mucho más tarde...

Y que el 60% de los seres extra-acuáticos pueden volar...

Resulta que después de todo lo surrealista es no volar ni respirar ni vivir dentro del agua.

Podríamos decir que lo surrealista es lo contrario a lo habitual.

Y que si uno se llega a instalar en lo surrealista se encuentra en lo realista y lo que era realista se vuelve surrealista.

Los sueños, las pesadillas son estados surrealistas que se esfuman al despertar.

Pero si el sueño persiste...y persiste mucho tiempo todo se invierte.

Es lo que ha ocurrido con esta terrible pandemia.

El, o la, COVID 19.

Cuyo nombre indica que la llevamos en la chepa todo un año.

Aunque no somos consciente de ello más que algo menos de un año.

Da lo mismo. Se cumplirá el año y seguiremos en las mismas.

Casi un año en arrestro domiciliario sin haber hecho nada malo.

Casi un año que no cojo el metro ni el tren.

Que apenas si veo a mi gente.

Ni a mis amigos.

Ni voy a las tiendas a pertrecharme de lo que me parece necesario.

Tan solo voy furtivamente para hacerme de lo totalmente indispensable.

Porque por hacer lo que hace un año era totalmente trivial hoy se corre peligro de muerte.

Porque la enfermedad y la muerte acechan imperceptiblemente.

Que a causa de esta enfermedad tres amigos muy próximos se ha ido de este mundo. Diría que indebidamente.

Que apenas veo a mis hijos y a mis nietos. Y cuando los veo, como en un perpetuo carnaval siniestro vamos enmascarados.

Que ni nos tocamos ni nos besamos.

Pues si esto no es surrealismo ¡que venga Dios y lo vea!

Y ese mundo del que los hábitos más inocentes son peligrosísimos en este nuevo mundo se ha vuelto surrealista.

Y este mundo actual que parecería surrealista se ha convertido en la más cruda, e insoportable, realidad.

Y solo los más visionarios ven la luz al final del túnel.

A mí el estilo surrealista siempre me ha parecido apasionante, aunque algo siniestro...

Y no sabía por qué.

Ahora, desdichadamente, todas las piezas del puzle han encajado.

 

  

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