CULTURA ALIENANTE.
Vivimos en una cultura alienante
que lo aplasta a uno.
No sé cómo serán otras, pero esta
es así.
Desde niño noto el afán de esta
cultura por empequeñecernos.
En primer lugar la religión.
Porque respecto a la divinidad somos nada. Y para remachar el clavo los santos
son infinitamente mejores que uno.
Y no solo la religión. También la
historia. En ella se insiste continuamente en que uno es nada en comparación
con los personajes históricos. Incluso los malos, que son mucho más malos que
lo peor que pudiera ser uno. Por lo que aún escogiendo el camino del mal uno no
va a poder ser más que pura miseria.
Igual con la física, con la
química, con las matemáticas, la literatura, el arte. Todas esas materias están
llenas de personajes que si nos comparamos con ellos nos empequeñecen.
Y si optamos por la heterodoxia
también estamos perdidos: raperos gloriosos, influencers, youtubers clamorosos. Ya digo ¡también
estamos perdidos!
Nos vemos en la obligación de
triunfar, de ser alguien en esta vida, de destacar en algo...
Pero si se pone uno a mirar en
detalle las biografías de esos personajes se encuentra con que eso no es así.
Por ejemplo Jesucristo, que andaba con sus discípulos... o sea con varios de
sus primos y otros amiguetes incordiado a todo el mundo y al final terminó
fatal. O Cervantes que lo mandan a la guerra de la que sale lisiado, se busca
un curro del que sale mal parado y ni siquiera le dejan irse a América a
rehacer su vida...y así muchos. Que luego glorifican y le andan a uno
fastidiando con eso. En vez de decir: fíjate, tíos como tú y como yo dando el
tipo cojonudamente...
A mí no me gustaría ser un
personaje. Me gusta ser lo que soy. Un tipo corriente.
Y cuando voy, por ejemplo, en el metro, rodeado de
gente común y corriente como yo ...
¡Soy feliz!
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