Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

viernes, 18 de octubre de 2019

Singulares antiparras.


 GAFAS MUY ARTÍSTICAS.

Ayer fui a ESTAMPA.

Y lo que más me llamó la atención fueron las gafas de los galeristas.

No lo digo por hacerme el raro.

Lo digo porque como fui a contemplar objetos estéticos: cuadros, dibujos, esculturas y otras piezas de más incierta clasificación lo que más me llamó la atención fue, como he dicho, las gafas de los galeristas.

Yo soy gafudo desde los nueve años. Por lo que he tenido gafas de toda laya. Y he visto más de las que he tenido.

A mis cinco años se prodigaban en el cole gafas decimonónicas, de cristales redonditos con sus redonditos y delgados marcos de concha, con puente nasal convexo por dentro y cóncavo por fuera y patillas como de artrópodo,o sea que por la parte de las bisagrillas eran como patas de cigalas y por el otro extremo como antenas de estos bichos que rodeaban las orejas como caracolillos. De estas nunca tuve, pero sí "gafas amor", de pasta parecida a carey, y de montura contundente y negra de los setenta, etc. etc.

Pero todas eran "colectivas", como ahora. Que hay varias estéticas en circulación y unos las llevan de una y otros de otra...

¡Pero las de los galeristas no son "colectivas"! Las de los galeristas son singulares.

Se parecen, paradójicamente, en que todas son distintas.

Y les dan a sus portadores un aire como de otro mundo.

Porque las gafas son parte de uno, pero una parte que se la pone uno como quiera, o como pueda. Solo es cuestión de pasta y de buen o de singular gusto.

Salvo el pelado, y el teñido en su caso, que también es susceptible de mejoras evidentes, el resto de cabeza, cara y cuerpo no, o casi no. Puesto que si uno es más feo que Picio ¡pues se tiene que joder! Puede ser un feo curioso, pero guapo nunca.

¿Y cómo son esas gafas de galerista que digo?

Bueno, son inenarrables. Si tiene uno mucha curiosidad todavía tiene este fin de semana para ir a a verlas a ESTAMPA.

Lo curioso es que cuando se quitan las gafas retornan a su estado humano. Le pasa como a los picoletos, que cuando se quitan el tricornio se humanizan rápidamente.

¿Y los cuadros? me diréis.

 Pues me ha pasado como a aquel cateto que fue a la Alambra, y le preguntaron más tarde que qué le había parecido y contestó:

"La alambra como tóas, pero la arbolea...!"






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