Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

jueves, 12 de abril de 2018

Rivalidades.


COSAS QUE NO ALCANZO A COMPRENDER.

Pues eso, que hay cosas que no alcanzo a comprender. Como que uno sea partidario incondicional de un equipo de futbol. Que quiera a toda costa que gane su equipo. Así, apriorísticamente, desinteresadamente.

Comentaba esto con un amigo partidario de un equipo. Y me decía irónicamente: Quieres que gane el mejor.

O el peor, o el que se las ingenie para ganar ¡no sé!

En torno a esto hay dos o tres de cosas anejas que me parecen muy interesantes.

Una es que tampoco entiendo que se ponga todo el énfasis en ganar.

Porque se gana y se pierde al final, cuando se deja de jugar. Y para mí lo importante es jugar, no es ganar. Y cuando se gana o se pierde se deja de jugar. Por lo que se deja de hacer lo que verdaderamente importa, jugar.

Ganar o perder no tiene que ver tanto con jugar como con competir ¡que es otra cosa!

A mí me gusta competir. No continuamente, dos o tres veces en la vida, y no por deporte, sino con otro fin.

He competido haciendo oposiciones. Varias veces, hasta que lo conseguí, a cátedra de instituto. y un par de ellas a titularidad de universidad.

Realmente se compite uno contra todos y todos contra uno. Y si es posible caballerosamente. Excluyendo o sorteando las trampas. Y cuando lo hecho ha sido con gusto.

Llega el final de la oposición ¡y menos mal! pero no se termina el juego. Sino que entonces es cuando se empieza verdaderamente. Sin competir, pero "jugándosela " cada día que se da clase. Porque vérselas con 60 alumnos ¡tiene su miga! Hay gente que no lo puede soportar. A mí siempre me ha gustado.

Otra cosa llamativa que conlleva el juego donde se gana o se pierde es que se pone en evidencia lo falsa que es la OBJETIVIDAD y lo auténtica que es la SUBJETIVIDAD.

Ante un mismo hecho, el resultado final de un partido, de reinar la objetividad, todos los espectadores deberían tener la misma convicción, que dadas las circunstancias concurridas todos contentos o todos disgustados o ni una cosa ni la ora ¡Pues no! los partidarios del equipo ganador ¡exultantes! y los del perdedor cabreadísimos. O sea, que reina la subjetividad.

Otra cosa igualmente llamativa es que ganar es poco elegante y excitarse por haber ganado menos todavía. Y tan feo es no saber ganar como no saber perder. Ya he dicho alguna vez que me parece horrible el disgusto de los que pierden una final ¡si han ganado la medalla de plata! Una vez Cañizares tiró al suelo la medalla de subcampeón que había logrado. En cambio me encanta cuando veo tan contentos a los que en una olimpiada han conseguido un tercer, cuarto o quinto puesto si por ello batido su propio récord.

Cuando yo era un niño era partidario incondicional del Recreativo de Huelva, y del Litri, adversario local de Posada. Lo veo normal para un niño.

Pero para un adulto...Vamos, ya digo ¡es algo que no alcanzo a comprender!





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