EL ARTE NO ADMITE
CENSURA.
El arte, y, dentro del arte, el
humor no admiten censura.
Y no la admiten no porque los artistas tengan
patente de corso. No porque estén por encima de lo bueno y de lo malo. No
porque los artistas y, dentro de ellos, los humoristas, tengan derechos que los
demás no tienen.
No es por eso.
Sino porque los artistas no hacen
más que PROPONER pensamientos. Y si tales pensamientos son falsos o ridículos
el público los rechazará.
Porque el arte, humorístico o no,
tiene la misión de DESVELAR la verdad. Y si lo que desvela es la mentira el
mismo arte se arruina.
El arte no es asunto exclusivo de
los artistas. Es algo que se realiza a la limón entre artista y público.
Se pueden equivocar artista y
público ¡pues claro! Porque nadie es infalible. Ni el papa ni los artistas ni
el público. Y es verdad que se puede dar artísticamente gato por liebre
¡Naturalmente! Eso lo tendría que saber todo el mundo. Y si no lo sabe es que
la EDUCACIÓN no ha calado suficientemente.
¿Y si alguien resulta
"injuriado"?
Verdaderamente nadie puede
resultar injuriado, porque las "aseveraciones" artísticas no son
tales. Y todo el mundo debidamente educado debería saberlo ¡Y las autoridades coercitivas
también!
Y ¿qué tiene que hacer alguien
que se sienta injuriado por una obra de arte?
Pues proclamar que la propuesta
artística en cuestión no es cierta, es falsa o lo que sea ¡Pero nunca descargar
sobre el artista el peso de la ley!
Entre otras razones ¡porque
rebota! y le cae en la cabeza.
Si no ¡a las pruebas me remito!
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