PARTITURAS.
Me reprocha continuamente mi
amigo José Ignacio que tengo poca obra.
A mí, en cambio, me parece que
tengo mucha. Demasiada.
Mi amiga Dolores tiene dos
hermanos. Y su padre, que era pintor, les dejó 100 cuadros, que vi una vez en
una monográfica que le hicieron y que me parecieron buenos. No obstante
seguramente esos cuadros tienen difícil salida. Y ya me diréis ¡¿Que harán
con 33 coma 33 cuadros que les corresponden a cada uno?!
Yo tengo solo dos hijas y si les
dejo 100 cuadros, que más o menos serán los que tengo ¡¿Dónde los van a meter?!
¡50 cuadros! ¡Es un horror!
Tendrán que inutilizar una habitación de sus viviendas ¡Y no está la vida para
derroches! O alquilar un "bluespace" y soltar el alquiles mensual...
¡A lo mejor les dejo una fortuna!
Claro. Lo que se llama estar
claro ¡Pues no está claro! Aún estirando notablemente el beneficio de la duda.
Aparte de que no me gusta nada
jugar a la lotería, Y mucho menos si yo mismo soy el billete.
No soy un obseso de la pintura.
Además gasto mucho tiempo en redactar cosas como esta que estás leyendo. y ya
he producido más de 570. Y el intentar que el jardín no me devore también me
lleva mucho tiempo.
¡Pues contrata a un jardinero! me
diréis. Pues no. Porque eso es tan absurdo como tener un tren eléctrico y
contratar a un tipo para que juegue con él.
No sé cuántos cuadros tengo
exactamente. Pongamos que 100, o muchos más, porque la serie del I CHING son
64.
Todos están para sacarlos y
colgarlos. Pero es que tengo muchos más en estado embrionario, en bocetos. Los
he contado, así por encima, y en los álbumes que se ven en la poto de abajo me
han salido más de 1.200.
Muchos de ellos se podrían
considerar "obras acabadas", aunque de pequeño tamaño. "Plástica
relojera". Muchos son obras ya realizadas. Y muchos más son obras
realizables. Que podría empezar a realizar hoy mismo, pero que no lo haré hasta
que no se me presente la ocasión de exponerlos en público.
Los bocetos me sirven para prever
las obras terminadas, su viabilidad o su inviabilidad. Y, hasta ahora nunca me
he equivocado. Verdaderamente son partituras, análogas a las musicales.
Los autores musicales escriben
sus obras que luego interpretan los músicos con sus instrumentos ¡o no las
interpretan!
Creo que los compositores
editaban sus partituras, como los escritores editan sus novelas o sus obras de
teatro que luego las leen los lectores, las representan en teatro o hacen sobre
ella guiones de cine o de series televisivas.
O sea, que lo que me gustaría es que mis bocetos los pudieran realizar otros y no tuvieran necesariamente el límite de mi propia vida.
Aveces pasa, pero poco.
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