HOMO HISTORICUS.
¿En qué se diferencia el hombre
de otros bichos?
En que habla mucho.
No es seguro que el hombre sea el
único que hable. O que se comunique mediante signos, sonoros o no. No solo se
comunican mediante signos los animales ¡también las plantas! Por ejemplo, dicen
voces autorizadas que si una plaga ataca un bosque por un extremo, lo árboles infectados
avisan químicamente, porque todas las raíces están interconectadas, a los que
aún no están afectados para que reaccionen debidamente generando anticuerpos.
Pero en los humanos la
comunicación es tan profusa que los hace únicos.
Lo que de verdad hace de la
humanidad una especie indiscutiblemente única no es tanto hablar como escribir,
y el que permanezca lo escrito y se pueda leer mucho más tarde. Es decir que la
humanidad alcanza su entidad plena desde que es histórica. De modo que al homo sapiens le sucede el homo historicus, sin que haya mediado la
evolución en ese trance.
Parece ser que el homo sapiens ha cumplido unos 75.000
años tan solo. El homo historicus no
mucho más de 5.000.
Pero aquí hay un asunto sumamente
importante que suele pasar desapercibido:
La escritura no retrata la
realidad, sino que empleando conceptos fabrica mensajes. Y lo que le llega es otra
realidad artificial y distinta que suplanta la realidad verdadera. O sea que mediante
los conceptos se fabrican estereotipos de la realidad ¡que no son la realidad!
La narración, oral o escrita, de
la realidad no es la realidad. Mediante el lenguaje se puede describir la
realidad ¡pero también se puede mentir! Una descripción leal es, en el mejor de
los casos, lo que cree el que ha descripto la realidad, que ha percibido
directamente.
Por otra parte, en las sociedades
en las que la historia está vigente, prácticamente todas, no vale aquello de
"lo pasado, pasado". Sino que los hechos "históricos" de
algún modo perduran y permanecen activos. Y gravitan sobre la gente, bien sea
positiva o negativamente, como espadas de Damocles, y determinan el presente y
el futuro.
Vivimos en un mundo mestizo donde
se mezcla lo que se experimenta con lo que le cuentan a uno.
Lo que se está experimentando
siempre es verdad. Pero ni lo que se experimentó, ni lo que se piensa
experimentar lo es. Porque no lo es ya, o porque no lo es aún.
Y desde luego, lo que le cuentan
a uno tampoco es real. Porque la realidad
es ineludiblemente subjetiva ¡tiene que ser vivida, experimentada! Lo que le
cuenten a uno no es la realidad.
No obstante lo que cuentan, lo que
se ha oído, o se ha leído, gravita fuertemente en las personas. Que son
conmovidas y movidas. Pero, en tal caso, no les conmueve ni les mueve la
realidad, sino la ilusión.
Se conoce solo cuando se
experimenta la realidad, no cuando se tiene noticia de ellas por mensajes
compuestos de signos. Las experiencias deparan algo semejante a signos que son
los indicios.
Ante los indicios puede
confundirse uno. Pero ante los signos es aún peor, porque se está desarmado.
Depende uno de lo que le digan. No se sabe muy bien de quién depende. Y figuras
tan prestigiosas como la "objetividad", la "razón" y la
"lógica" están alejadas totalmente de la realidad. Y pueden resultar más
falsas que el alma de Judas.
Pero ¡mucho ojo! porque esa
artificiosa ficción puede actuar sobre la realidad ¡y producir monstruos reales
y verdaderos! Como la energía nuclear, por ejemplo.
En resumidas cuentas, nuestra
cultura conceptual e histórica es de naturaleza alienante. Nos hace vivir fuera
de la realidad y, frecuentemente, en conflicto con ella. Y además produce
realidades artificiales que pueden llegar a ser extremadamente peligrosas.
¡Pero no hay más cera que la que
arde! No se puede salir de esta cultura ilusionista. Por lo que hay que andarse
con pies de plomo, y, por lo menos, saber exactamente de qué estamos hablando
¡que nos la pueden dar con queso!
5 comentarios:
Fuera de lugar, pero he encontrado la tarjeta y veo que estás. En su momento leí las letras negras pero no las grises. Iré la semana que viene, será un placer verte en ese espacio.
Leída tu columna, te insisto en "El viaje a la complejidad" Creo que está en tu línea de pensamiento.
Yo lo estoy leyendo a mordiscos, porque soy muy vaga y la tele me atrae, las películas, últimamente las del Oeste.
Beso, Ángela
No se que pasa, pero se duplican los comentarios, será mi ordenata que está para pocos trotes.
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