Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 6 de diciembre de 2014

Deriva continental.


EL EI

La Tierra es un planeta enloquecido. Desequilibrado y reequilibrado constantemente. El Ying y el Yang. Si la Tierra fuera como Marte sería como Europa, satélite de Júpiter, una bola de agua. Porque toda la tierra emergida cabe en el mar ¿Y por qué emerge? ¿Por qué ese desequilibrio? Por su configuración interna. Constituida por un núcleo densísimo y muy caliente que gira alocadamente dentro de un manto viscoso cubierto por una relativamente delgada corteza sólida, cubierta a su vez de agua. El giro del núcleo impulsa corrientes magmáticas del manto hacia el exterior produciendo terremotos, erupciones, emergiendo continentes que derivan produciendo desequilibrios constantes y reequilibrios. Y no solo eso. Sino que por fuera de la litosfera y la hidrosfera está la atmósfera. Más fluida aún que la hidrosfera. Sensibles a la energía externa que viene del Sol, que calienta de modo distinto el mar y la tierra y la solución a tales desequilibrios son las tormentas y los huracanes.

La dinámica terrestre está determinada por las fuerzas desequilibradoras y reequilibradoras ¡Es el sino de nuestro mundo!

A la humanidad le pasa igual. Podríamos vivir en paz y en gracia de Dios ¡pero no! Se impone la bronca. Acciones que son reequilibrios o desequilibrios ¡según se mire!

Ejemplo de esto que digo petan los periódicos, los noticieros. Uno de los más llamativos es el EI.

Llama la atención como un pavo con un cuchillo sujeta a uno que es su víctima, arrodillado, que suelta una perorata a favor del pavo, y este lo degüella y lo decapita (esto no lo he visto, ni lo voy a ver). Y además el pavo en cuestión es paisano nuestro ¡qué pasa!

Llama la atención un asesinato tan artesanal ¡solo falta que se lo hubiera comido! como hacían los caníbales hasta antes de ayer, como aquel que dice.

¡Son salvajadas propia de ellos, no de nosotros! Lo que pasa es que el verdugo no era de "ellos" sino de "nosotros" ¡Un galés!

¡Es una salvajada! Matar a un inocente de esa manera. Si nos atenemos a los hechos parece que lo civilizado es matar a la gente a balazos y a bombazos ¡es lo que hacen los países civilizados! Por causas justa ¡Eso sí! Se causan "daños colaterales", pero son "involuntarios" e "inevitables". Y masacres como las de Hiroshima se ejecutan "para salvar vidas humanas" ¡lo pone en los libros! Y nada de comerse los cadáveres que se han matado previamente que es cosa de salvajes. Lo civilizado es matarlos justamente dejarlos pudrir o meterlos en fosas profilácticas.

Cuando lo civilizado sería no matar a nadie ¿No? Por ningún procedimiento, ni individualizado ni masivo.

Aunque hay que admitir que ese bárbaro procedimiento de decapitar ante la cámara es muy economicista ¡Muchísima gente se aterroriza por cada asesinato! Mientras que a bombazos mueren muchos más y la destrucción es incomparablemente mayor...Y la gente pierde la cuenta y acaba por no aterrorizarse ¡qué locura!

Y ¿qué hacen los "nuestros" entre "aquella gente"?

¡No se entiende! Pues se entiende muy bien ¡forrarse! Son mercenarios. Gente que aquí está desocupada, que sobra, marginada, que allí reciben un magnífico salario, dice la tele que cuatro veces el salario de un soldado aquí. No debe ser un asunto religioso. Pueden que se  conviertan al islamismo, pero puede que no sea más que para uniformarse debidamente. Y ¡claro! en tales circunstancias el reclutamiento de gente sanguinaria ¡que la hay! es fácil.

Tras la Primera Guerra Mundial, leía a Ignacio Sotelo, el Imperio Otomano cayó en manos de Inglaterra y Francia, quienes tiralíneas en ristre trazaron estados y fundaron monarquías. Un reordenamiento que vulneraba órdenes subyacentes. Como son, por ejemplo las dos grandes corrientes religiosas musulmanas: chiíes y suníes.

Reordenamientos posteriores no hicieron más que elevar la potencia de esa energía oculta: la formación de un estado cristiano, Líbano, a expensas de Siria. El estado de Israel que no es más que la incrustación de un estado occidental  en el corazón del cercano oriente, con el desequilibrio que ello conlleva, sin que se perfile entendimiento alguno.

No parece que haya sido muy acertada la influencia norteamericana en un territorio tan delicado, desatando nudos sin calcular las consecuencias. Como animar a los talibanes en Afganistán para que rechazaran a los rusos sin darse cuenta que acabaría rechazándolos a ellos. Derribar a  Sadam Husein cuando era su aliado, desorganizando un país muy organizado, y poniéndolo en manos de  suníes, soterrados enemigos suyos. Alentar tan alegremente la Primavera Árabe que ha producido el caos irreductible en Libia, terreno abonado para el radicalismo musulmán. Y en Egipto la cosa ha terminado en involución. Propiciar el desgobierno en Siria que junto a Irak eran los países más modernos de la región. Y no haber progresado nada en el entendimiento con Irán.

Se aduce que en todos esos sitios había, o hay, dictaduras inadmisibles ¿solo en esos sitios? Si se quería conservar la influencia en esa región deberían haber tenido más cintura.

Todo eso ha llevado al E I ¡A ver como se apañan con él!

¿Qué es lo que pasa en el fondo?

Pues que el mundo occidental ha ido transformado el petróleo subterráneo en pasta contante y sonante que va a parar a las arcas suníes de la península arábiga. Amigos teóricos de occidente cuando verdaderamente están muy resentidos, y obran en consecuencia. Y, seguramente, se estarán empleando esos gigantescos recursos en redibujar los mapas bajo esa forma de califato.


Y al Tío Sam se le van a caer dos velas mucho mayores que las del pavo indultado el día de Acción de Gracias.


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