ESTOY CON EL PRIMO DE
RAJOY.
Anda todo el mundo alarmado con
el asunto del calentamiento global ¡Pues yo no! Primero porque, como dice Rajoy
que dice su primo, de lo que va a pasar dentro de 300 años N P I y segundo que
soy partidario inequívoco del calentamiento global. O por lo menos del
calentamiento de Madrid. O en último extremo del calentamiento de Fuencarral,
que es donde vivo.
Por lo que se ve soy un antiguo.
Y me eduqué en época franquista. Y entre tanta maldad brotaba algo bueno: el
escepticismo. De modo que bastaba, en aquella época, que los periódicos, la
radio y otros medios te dijeran algo para que no te lo creyeras ¡y ahora no!
cuando el cuarto poder habla excátedra
todo el mundo se pone de rodillas y se lo cree a pie juntilla. Y si no
te lo crees y expresas en voz alta tu incredulidad ¡anatema!
Yo creo en Heráclito ¡Todo fluye!
No te bañarás dos veces en el mismo río. Ni con la misma agua de la ducha
¡menos mal!
Como digo debo ser un antiguo,
porque estoy acostumbrado a que se oiga protestar
a los que reclaman un cambio para salir de esa miseria. Mientras que ahora los
que protestan son los acérrimos partidarios de "virgencita, virgencita
¡que me quede como estoy!"
Que va a haber cambio climático
¡pues claro que va a haber cambio climático! ¡Te pongas como te pongas va a haber
cambio climático! Lo que ocurre es que no lo vamos a ver. Porque nuestro ritmo
vital es mucho más rápido que el ritmo atmosférico. Y además vivimos demasiado
poco para notar un cambio climático. Pero visto lo visto habrá cambio
climático, porque hay indicios de que siempre lo ha habido.
Parece que estamos en el postrer
momento de una era glacial. Porque aún hay casquetes polares y glaciares
permanentes, y consecuentemente ¡vendrá una era interglaciar! ¡quién la
pillara! Y eso es lo que parece que hay. A los que les gusta tanto el fresquito
les debería pillar una era glacial ¡comme il faut! ¡que se iban a enterar de lo
que vale un peine!
Lo que ocurre es que somos unos
jodidos guarros. Y echamos a la atmósfera todos los humos y todos los gases de
cuanto quemamos para mantener ese tren de despilfarro en el que estamos. Que
además se compatibiliza con una miseria insoportable para una parte creciente
de la población.
¡Siempre nos vienen asustando con
que viene el lobo! Antes con las vacas locas, cuando seguramente lo que se
quería es frenar una cabaña insostenible. Luego la crisis económica, cuando
seguramente se quería frenar a banquero desaprensivos que prestaban lo que no
tenían a los que no podían devolverlo, echando a un montón de gente a la p. calle,
de su trabajo y de su casa, incluso los que podrían haberlo devuelto si no los
hubieran despedido. Y ahora siguen con la matraca de las emisiones de CO2 ¡Pues
que le den la matraca a los contaminadores! No al común de los mortales que no
contaminamos nada ni tenemos ocasión de hacerlo. Parece que lo que quieres es
que cuando tiritemos además nos autoculpemos!
A quien hay que echarle el freno
es a esa minoría de poder mayoritario responsable de tal desaguisado y no
comernos el coco con rogativas estúpidas.
Pues a mí, inviernos tan benignos
como este ¡es que me encantan!
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