¡QUÉ TOMADURA DE
PELO. ESO LO HAGO YO!
No es raro oír eso de "¡Qué
tomadura de pelo. Eso lo hago yo!" ante un hecho artístico que parece no
revestir dificultad alguna ni requerir especial formación o destreza por parte
del autor.
Lo cual indica varias cosas.
Una de ella es una baja
autoestima de quien lo dice, porque si lo que uno pueda hacer es lo peor que pueda hacerse ¡pues
eso! que mal hacedor es uno.
Esa interpretación que hago tiene
trampa porque lo que quiere decir es que uno no tiene que saber de todo ni
saber o poder hacerlo todo y que de los que se las dan de artistas cabe esperar más. Pero, en cualquier caso, el ponerse uno en el papel
de canon de la inutilidad no lo deja a uno mismo en muy buen lugar.
Otra interpretación es que se
espera de los artistas un poder sobrehumano, un mérito excepcional. Por ejemplo
un nieto mío ante un cuadro de Teixidor que consistía en una superficie pintada
de negro con un listón por arriba y otro por abajo de madera vista me preguntó
"¿Dónde está el mérito?" Yo me deshacía en explicaciones que no le
satisfacían y terminé preguntándole que por qué no le gustaba. A lo que me
contestó que sí que le gustaba, pero que no le encontraba el mérito.
Por supuesto que esa clase de
arte conlleva el destrone de los artistas ¡Pues muy bien! El ideal del
igualitarismo democrático conlleva, entre otras cosas que los artistas no estén
por encima de los demás.
Pero es verdad que los artistas
hacen cosas que los demás no hacen.
¡Pues claro! Y los carpinteros y los
bomberos. Yo no expongo retratos, ni paisajes, ni bodegones, pero los sé hacer
¡Pues solo faltaría que tras 7 años de estudio de bellas artes según un sistema
clásico y muchos más de prácticas artísticas no supiera hacerlos!
Lo que yo pinto son cuadros
geométrico de los que los profanos dicen ¡eso lo hago yo!
Pero los que dicen eso están confundidos,
porque con frecuencia esa clase de cuadros no son tan fáciles de hacer. Hace
unos años una hija mía y yo nos pusimos a hacer un cuadro como los de Lucio
Fontana. Preparamos un lienzo que pintamos de rojo y luego lo rajamos con un cuter ¡Y salió una birria!
¡No era tan fácil!
Hacer mis cuadros tampoco es tan
fácil. Me cuestan mucho y siempre bajo la amenaza de echarlos a perder.
¿Por qué digo esto? ¿Por reclamar
un mérito que no es evidente? ¿Por poner mis cuadros en valor?
¡Qué va!
El que los cuadros los pudiera
hacer cualquiera lejos de ser un inconveniente sería una gran ventaja ¡Qué más
quisiera!
Sería fantástico que cada uno pudiera
hacer con facilidad sus propios cuadros.
Tal cosa no sería la degradación artística
¡Sería el progreso artístico total y la total felicidad!
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