Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

miércoles, 5 de febrero de 2020

No es tan fácil.



¡QUÉ TOMADURA DE PELO. ESO LO HAGO YO!

No es raro oír eso de "¡Qué tomadura de pelo. Eso lo hago yo!" ante un hecho artístico que parece no revestir dificultad alguna ni requerir especial formación o destreza por parte del autor.

Lo cual indica varias cosas.

Una de ella es una baja autoestima de quien lo dice, porque si lo que uno pueda hacer es lo peor que pueda hacerse ¡pues eso! que mal hacedor es uno.

Esa interpretación que hago tiene trampa porque lo que quiere decir es que uno no tiene que saber de todo ni saber o poder hacerlo todo y que de los que se las dan de artistas cabe esperar más. Pero, en cualquier caso, el ponerse uno en el papel de canon de la inutilidad no lo deja a uno mismo en muy buen lugar.  

Otra interpretación es que se espera de los artistas un poder sobrehumano, un mérito excepcional. Por ejemplo un nieto mío ante un cuadro de Teixidor que consistía en una superficie pintada de negro con un listón por arriba y otro por abajo de madera vista me preguntó "¿Dónde está el mérito?" Yo me deshacía en explicaciones que no le satisfacían y terminé preguntándole que por qué no le gustaba. A lo que me contestó que sí que le gustaba, pero que no le encontraba el mérito.

Por supuesto que esa clase de arte conlleva el destrone de los artistas ¡Pues muy bien! El ideal del igualitarismo democrático conlleva, entre otras cosas que los artistas no estén por encima de los demás.

Pero es verdad que los artistas hacen cosas que los demás no hacen.

¡Pues claro! Y los carpinteros y los bomberos. Yo no expongo retratos, ni paisajes, ni bodegones, pero los sé hacer ¡Pues solo faltaría que tras 7 años de estudio de bellas artes según un sistema clásico y muchos más de prácticas artísticas no supiera hacerlos!

Lo que yo pinto son cuadros geométrico de los que los profanos dicen ¡eso lo hago yo!

Pero los que dicen eso están confundidos, porque con frecuencia esa clase de cuadros no son tan fáciles de hacer. Hace unos años una  hija  mía y yo nos pusimos a hacer un cuadro como los de Lucio Fontana. Preparamos un lienzo que pintamos de rojo y luego lo rajamos con un cuter ¡Y salió una birria!

¡No era tan fácil!

Hacer mis cuadros tampoco es tan fácil. Me cuestan mucho y siempre bajo la amenaza de echarlos a perder.

¿Por qué digo esto? ¿Por reclamar un mérito que no es evidente? ¿Por poner mis cuadros  en valor?

¡Qué va!

El que los cuadros los pudiera hacer cualquiera lejos de ser un inconveniente sería una gran ventaja ¡Qué más quisiera!

Sería fantástico que cada uno pudiera hacer con facilidad sus propios cuadros.

Tal cosa no sería la degradación artística ¡Sería el progreso artístico total y la total felicidad!




No hay comentarios: