LA MENTE HABITADA.
La mente, en cierto modo, es como
a una habitación donde cabe gente. Puede que mucha, pero no toda.
Hago cuenta somera de casi
treinta años de profesor, y he tenido probablemente más de 3.000 alumnos. Y
además he convivido con compañeros, condiscípulos y colegas en número apreciable.
Un montón de gente que no he conocido solo un ratito sino por lo menos todo un
curso a razón de dos o tres horas semanales ¡o más!.
¡Desde luego en mi mente no cabe
tanta gente a la vez!
Con tan solo unos pocos tengo un
trato relativamente frecuente. Y a muchos los he olvidado completamente. Diría
que a casi todos. Lo cual es fantasmagórico.
Afortunadamente no vivo en un régimen
de soledad pero sí de relativa alienación. Porque claro, que de una relación
poco menos que multitudinaria (y si no es tal es porque no estaban todos a la
vez, aunque en grupos de entre cuarenta y sesenta) quede tan poco...
¡Ya me diréis si no es algo alienante!
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