LA ROBOTIZACIÓN DEL
HOMBRE.
Oigo en la radio que los
fabricantes de electrodomésticos se están planteando introducir inteligencia
artificial en sus cachobaches.
¿Y qué es eso?
Pone ejemplos:
Dotar a las neveras de cámaras de
vídeo, micrófonos y otros artilugios, como censores para tomar imágenes, sonido y temperatura
de los usuarios, de modo que tras la observación llegar automáticamente a la
conclusión certera del estado de ánimo y de salud del usuario y así obrar en
consecuencia: encendiendo la luz, poniendo música adecuada y a lo mejor
perfumando el ambiente consiguiendo con ello poner remedio a sus males...
La intención parece buena. Pero ya
se sabe que de buenas intenciones está empedrado el infierno...
El caso es que se han fabricado
robots de toda laya, y muchos de ellos a imagen y semejanza de los humanos y
ahora se está intentando modificar a los humanos para que sean robots. O, por
lo menos que se comporten como tales.
Y ¿cuál es la función de los
robots?
La de ser esclavos mecánicos, o electrónicos, o electromecánicos de sus
dueños.
Ergo de los robots, tanto los
genuinos como los humanos robotizados, serán esclavos de sus dueños.
Y ¿quiénes son los dueños?
Ah! No se sabe. Y eso es lo malo
(para nosotros) que para ellos es lo bueno.
De modo que con el señuelo de
favorecernos nos sojuzgan.
Por eso quemaron los primeros telares
industriales. Reacción inútil, pero comprensible. Como la de un amigo mío que
poco antes de 1960 habiendo llegado a Suecia en autostop fue a hacer uso de un
urinario público, en el que había censores que detectaban la presencia de cada
usuario con el fin de verter agua de la cisterna.
A mi amigo le molestó ese
intervencionismo tan automático intuyendo que allí había algo "irrespetuoso"
.
Y cuando me lo contaba me dijo:
"¡Y yo me puse a mear desde
lejos para joder a la máquina!"
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